7 mar 2016

Día Internacional de la Mujer

Por un planeta 50/50 en 2030
Mucho van a escuchar en este día que las mujeres no tenemos nada que celebrar, que es un día en el que amerita que todas las mujeres del mundo se sienten a llorar la mala suerte de haber nacido mujer. Tal vez por ahí se asome uno que otro que diga: “¿y el día de los hombres qué?”, si las mujeres quieren igualdad, también los hombres tenemos derecho a…


No me voy a desgastar en explicar eso último, sólo diré que el Día Internacional de la Mujer nació, no de una historia sangrienta provocada por la explotación y la impunidad, sino de muchas historias así. Sucedió en un año o en otro, en un siglo o en otro, en un país o en otro, en un continente o en otro. Wikipedia tiene una larga  lista de eventos que dieron lugar a la proclamación de este día, escoja el que más le acomode. Todos nacieron de una tragedia.

A lo largo de la historia, las mujeres han peleado muchas batallas, todavía no terminan de pelear  una y ya están emprendiendo batalla por alguna otra causa. Lejos de ir restando obstáculos,  vamos agregando nuevos retos ligados a nuestra condición de mujer, porque tal parece que “ser mujer” es el reto a vencer, y esto, en resumidas cuentas es hablar de desigualdad. Pero ¡ojo!, esa desigualdad de la que hablo no tiene nada que ver con ser superior a los hombres o tener más consideraciones que ellos. Las mujeres pelean la igualdad de derechos, la igualdad de oportunidades. El empoderamiento de la mujer no tiene nada que ver con someter a los hombres, sino con nivelar los sexos en condiciones de vida.


Para lograr esto, la ONU tiene una lista de metas en su programa ODS 5 (Objetivos de Desarrollo Sustentable), mismas que pretende alcanzar en el año 2030. Tal vez nos sea un poco difícil de visualizar la complejidad de alcanzar esa meta en quince años más, pero en pleno siglo XXI seguimos hablando de millones de niñas y mujeres que sufren la mutilación genital, hablamos de que una de cada tres mujeres en el mundo son víctimas de la violencia. Hablamos también de millones de niñas casadas a la fuerza, de un número incontable de  mujeres que reciben un salario menor al de los hombres por el mismo puesto,  incluso por mayor cantidad de trabajo realizado. Hablamos de millones de niñas y jóvenes en el mundo a quienes se les ha negado el derecho a la educación,  a la dignidad y a la vida.


Hoy por hoy, las mujeres siguen llevando una familia y trabajando al parejo que los hombres. En cifras, la mayor fuerza laboral de nuestro país podría estar pintada de rosa. Las mujeres juegan un papel importante en el desarrollo de la ciencia y la tecnología, continúan alcanzando metas deportivas más altas y además; siguen siendo pilares del núcleo familiar, de la sociedad y  la cultura. Sin embargo, y sin ir más allá de nuestras fronteras, en México mueren diariamente siete de esas maravillosas mujeres víctimas de feminicidio. Ser mujer en México, significa que la posibilidad de morir, por causas no naturales, es mucho más alta que la de los hombres.



Con orgullo reconocemos en este día la lucha de las mujeres por alcanzar la igualdad de derechos y oportunidades. Lo utilizamos también para hacer conciencia y para motivar a otras mujeres a no perder la fe. Aplaudimos los logros de las mujeres obreras o sin escolaridad, que son capaces de mantener una familia con el fruto de su trabajo. En igual medida aplaudimos a las mujeres profesionistas que requieren un doble de esfuerzo para alcanzar la cima. Por sobre todas las cosas nos unimos a la voz que grita ¡no más violencia contra las mujeres y las niñas!

El 2016 no será, todavía,  un año para celebrar; pero sí será un año de reconocer logros y acortar la distancia a la meta programada en el 2030. Nos falta mucho por alcanzar, pero estamos en el camino y trabajamos por ello.




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