21 ene 2015

Boyhood


Momentos de vida
Richard Linklater




Creo que escribir mi opinión sobre Boyhood me está resultando más difícil de lo que pensaba, mis expectativas sobre la película eran muy altas porque bueno, un proyecto como este no se ve muy seguido por las salas de cine, Richard Linklater, que ya tenía muy bien ganado su lugarcito en la historia, ahora tiene un  terreno más grande en los anales del mundo cinematográfico.

Supongo que a estas alturas la mayoría conoce los pormenores de esta película que se rodó una semana al año durante 12 años, en ella podemos ver crecer a Mason (Ellar Coltrane) y a Samantha (Lorelei Linklater) hijos de padres separados (Patricia Arquette y Ethan Hawke). Más que decir que en esta película vemos el paso del tiempo, puedo decir que lo que vemos es el paso por la vida de una típica familia estadounidense de clase media.


El realismo es tal que parece inevitable identificarnos con los personajes en algún punto de la historia, podemos ver el reflejo de la sociedad que compartimos porque nosotros también hemos crecido, sin darnos cuenta, con esta película. Hemos vivido los mismos acontecimientos, los mismos personajes y celebridades que pasaron por la vida de esta familia disfuncional, en un mundo en donde disfuncional es lo de hoy.

Casi al levantar el telón nos topamos con Britney Spears, con La Guerra de las Galaxias episodio I, II y II, con Harry Potter y la evolución de él mismo, con Dragon Ball y hasta con Bush y Obama. La música también se encarga de recalcar este paso del tiempo con un toque de clásicos en Bob Dylan y los Beatles, así como las novedades (en su momento) de Lady Gaga, Coldplay, Foo Figters y Kings of Leon.


Las actuaciones de Arquette y Hawke extraordinarias, esto sin mencionar los cambios en su apariencia física aportados por el mejor y más desalmado de los maquillistas…el tiempo.

El trabajo de Richard Linklater como director y guionista es impecable, la película se ha convertido en un hecho sin precedentes, sí, pero… aquí viene el pero, y lo complicado de esta nota en donde en realidad me siento como si estuviera escribiendo en una isla desierta porque creo que soy la única a la que la película no le gustó del todo.



La historia no logró atraparme por completo, no salí con esa sensación de “la amé”, y eso es tal vez porque no comulgo con ese estilo de vida en particular, es cierto que es un retrato de la sociedad actual en general pero hay cosas que son de plano muy americanizadas o tal vez debería decir: “estadounizadas”. La biblia en una mano y el rifle en la otra, el mantener un nivel de vida que se sostiene por un endeudamiento eterno, el temido e inevitable bullyng escolar. Ese cumplir con un checklist de vida: naces, creces, tienes una infancia problemática, una adolescencia caótica, trabajos de verano, graduación del High School (el gran evento) y salir de la casa familiar antes de los 18 años. Todo esto en medio de las relaciones amorosas de tus padres divorciados. Me resultó tedioso asomarme a esta vida tan común, tan natural, tan sin chiste porque en realidad no hay el gran drama que te oprime el corazón, el drama es la normalidad en sí. Lo cual si lo pienso bien,  ¡es un drama enorme!

Creo que el impacto de esta película de un país a otro puede cambiar, y no digo que no compartimos estos mismos problemas, no me atrevería a colocarla como “un chiste local” como es el caso de otras películas, porque insisto, en algún  punto de la historia todos nos sentiremos identificados, pero la sazón “gringa” no me gustó.



A lo largo de esos 166 minutos de historia podía ir fascinándome con este gran proyecto, pero también veía, sin sorprenderme, las siluetas a contraluz de las personas que abandonaban la sala dejando atrás la mitad de las palomitas.

Momentos de vida es un ejercicio maravilloso, cocinado con esa dedicación y paciencia con que no siempre cuenta la genialidad, tiene todos los ingredientes necesarios para granjearse los halagos de la crítica y llevarse todos los premios hasta ahora inventados, pero la sazón tal vez no sea del gusto de los simples mortales que no somos capaces de ver que la vida es un conjunto de momentos que cambiarán de sentido con el paso del tiempo.








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