21 oct 2014

La Dictadura Perfecta de Luis Estrada

La Dictadura Perfecta

Luis Estrada


Según la Real Academia Española sátira significa: composición poética u otro escrito cuyo objetivo es censurar o poner en ridículo a alguien o algo. Esta definición es aplicable también al cine y dentro del cine mexicano el Director Luis Estrada se ha convertido en el rey de la sátira política, lo hizo ya con La ley de Herodes en 1999, Un mundo maravillo en el 2006 y en El infierno  en el 2010. Lo que parecía ser una trilogía ya pasó la frontera del tres, porque actualmente en cartelera está su última sátira política La Dictadura Perfecta.

Mario Vargas Llosa alguna vez se refirió a México como una “Dictadura perfecta” y tuvo a bien calificarlo así en vivo en pleno debate en el año de 1990, agregó además que el PRI acogía en sus espacios al medio intelectual como estrategia para permanecer en el poder (palabras más, palabras menos). Este calificativo seguramente causó gran impacto en Estrada porque ya lo había utilizado en La ley de Herodes, ahora lo retoma para hacer una nueva película que en efecto hace pedazos a la clase política, pero sobre todo pone de manifiesto el empoderamiento de los medios de comunicación, y no es que no haya manifestado esto antes, pero seguramente se quedó con ganas.

Sería inútil querer resumir la temática de la película porque ya nos la sabemos de memoria: impunidad, corrupción, manipulación mediática, alianzas políticas, narcotráfico, inseguridad, bla, bla, bla. También es inútil ubicarla en el espacio, porque para desgracia de todos, esta película, como las antes mencionadas, son atemporales, estuvieron vigentes ayer y están en boga hoy.

Los protagonistas en la película están bajo el cobijo de los colores del partido en el poder hoy, pero menciona aberraciones cometidas por los anteriores gobernantes vestidos de azul y blanco. No es la intención comunicar algo nuevo, sino burlarse de ese pasado tan presente: desde Paulette hasta el caso Bejarano, del racismo Foxista hasta el caso Cassez, el ridículo papel mesiánico de López Obrador y la ignorancia de la que hace gala nuestro actual Presidente. Y todo esto ¿para qué? Para hacer una burla de todo esto, para hacer una denuncia (otra más) de la ingobernabilidad que se vive en México, pero esta vez reírse duele, al  menos en mí caso.

Fui incapaz de ver lo buena o mala que puede ser esta película, con todo y su elenco maravilloso encabezado por Damián Alcázar compartiendo con Joaquín Cosío, Tony Dalton, María Rojo, Gustavo Sánchez y otro tanto. Mi juicio quedó nublado, las heridas de lo que está aconteciendo en Tamaulipas y Guerrero están a flor de piel y esta burla no hace más que poner el dedo en la llaga.

Salí enojada, salí avergonzada de la sala de cine, más de alguno “pagó el pato” por eso, porque hasta me tomé el tiempo de dejar una nota en el parabrisas del que dejó su auto atravesado ocupando dos lugares. Salí indignada por todos esos “detallitos” que nos han colocado en una posición en la que se puede decir que ningún mexicano está libre de pecado. En micro, pequeña, mediana y gran escala hemos puesto de nuestra parte para llegar a este grado de distorsión de lo que podría ser una gran nación.

La Dictadura Perfecta es otra de las opciones para representar a México en los Oscares, en serio que… ¡qué pena! No por la calidad de la película que es algo que no estoy cuestionando, aunque también pienso que ya fue mucho "pan con lo mismo", no sólo un México perdido, sino también de Luis Estrada, parece que quiere seguir sacándole jugo al tema que le diera la gloria alguna vez, pero la novedad ya pasó, y hacer una nueva sátira con eso me da conflicto porque me pesa que a estas alturas seamos capaces de reírnos del mal que nos consume y aparte llevarlo de paseo a los festivales. 








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