La Dictadura Perfecta
Luis Estrada
Según la Real Academia
Española sátira significa: composición poética u otro escrito cuyo objetivo es
censurar o poner en ridículo a alguien o algo. Esta definición es aplicable
también al cine y dentro del cine mexicano el Director Luis Estrada se ha
convertido en el rey de la sátira política, lo hizo ya con La ley de Herodes en
1999, Un mundo maravillo en el 2006 y en El infierno en el 2010. Lo que parecía ser una trilogía
ya pasó la frontera del tres, porque actualmente en cartelera está su última sátira
política La Dictadura Perfecta.
Mario Vargas Llosa alguna
vez se refirió a México como una “Dictadura perfecta” y tuvo a bien calificarlo
así en vivo en pleno debate en el año de 1990, agregó además que el PRI acogía
en sus espacios al medio intelectual como estrategia para permanecer en el
poder (palabras más, palabras menos). Este calificativo seguramente causó gran
impacto en Estrada porque ya lo había utilizado en La ley de Herodes, ahora lo
retoma para hacer una nueva película que en efecto hace pedazos a la clase
política, pero sobre todo pone de manifiesto el empoderamiento de los medios de
comunicación, y no es que no haya manifestado esto antes, pero seguramente se
quedó con ganas.
Sería inútil querer resumir
la temática de la película porque ya nos la sabemos de memoria: impunidad,
corrupción, manipulación mediática, alianzas políticas, narcotráfico,
inseguridad, bla, bla, bla. También es inútil ubicarla en el espacio, porque
para desgracia de todos, esta película, como las antes mencionadas, son
atemporales, estuvieron vigentes ayer y están en boga hoy.
Los protagonistas en la película
están bajo el cobijo de los colores del partido en el poder hoy, pero menciona
aberraciones cometidas por los anteriores gobernantes vestidos de azul y
blanco. No es la intención comunicar algo nuevo, sino burlarse de ese pasado
tan presente: desde Paulette hasta el caso Bejarano, del racismo Foxista hasta
el caso Cassez, el ridículo papel mesiánico de López Obrador y la ignorancia de
la que hace gala nuestro actual Presidente. Y todo esto ¿para qué? Para hacer
una burla de todo esto, para hacer una denuncia (otra más) de la
ingobernabilidad que se vive en México, pero esta vez reírse duele, al menos en mí caso.
Fui incapaz de ver lo buena
o mala que puede ser esta película, con todo y su elenco maravilloso encabezado
por Damián Alcázar compartiendo con Joaquín Cosío, Tony Dalton, María Rojo,
Gustavo Sánchez y otro tanto. Mi juicio quedó nublado, las heridas de lo que
está aconteciendo en Tamaulipas y Guerrero están a flor de piel y esta burla no
hace más que poner el dedo en la llaga.
Salí enojada, salí
avergonzada de la sala de cine, más de alguno “pagó el pato” por eso, porque hasta
me tomé el tiempo de dejar una nota en el parabrisas del que dejó su auto atravesado
ocupando dos lugares. Salí indignada por todos esos “detallitos” que nos han
colocado en una posición en la que se puede decir que ningún mexicano está
libre de pecado. En micro, pequeña, mediana y gran escala hemos puesto de
nuestra parte para llegar a este grado de distorsión de lo que podría ser una
gran nación.
La Dictadura Perfecta es
otra de las opciones para representar a México en los Oscares, en serio que… ¡qué
pena! No por la calidad de la película que es algo que no estoy cuestionando, aunque también pienso que ya fue mucho "pan con lo mismo", no sólo un México perdido, sino también de Luis Estrada, parece que quiere seguir sacándole jugo al tema que le diera la gloria alguna vez, pero la novedad ya pasó, y hacer una nueva sátira con eso me da conflicto porque me pesa que a estas alturas seamos capaces
de reírnos del mal que nos consume y aparte llevarlo de paseo a los festivales.
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