La Muerte lo trajo a la vida
Pintor y caricaturista mexicano, nacido en Aguascalientes el 2 de Febrero de 1852, se hizo muy famoso por hacer de la muerte su medio de expresión, convirtiéndola en estampas populares de tipo social. Uno de los más representativos artistas gráficos de México.
Ingresó al mundo del periodismo desde muy joven y de la mano de Trinidad Pedroso, publicó sus primeras viñetas en el periódico El Jicote en 1871. Sus trabajos gráficos ilustraron las publicaciones de carácter nacionalista y popular de aquel entonces.
Ingresó al mundo del periodismo desde muy joven y de la mano de Trinidad Pedroso, publicó sus primeras viñetas en el periódico El Jicote en 1871. Sus trabajos gráficos ilustraron las publicaciones de carácter nacionalista y popular de aquel entonces.
Aunque por lo general la
información que se maneja sobre él lo pinta con una inclinación nacionalista y se
dice que las sátiras de políticos le valieron la cárcel en más de una ocasión,
hay una segunda versión sobre su inclinación política, ya que algunos de sus
trabajos revelan su simpatía a Porfirio Díaz y llegan a justificar actos
represivos de este régimen. "En ocasiones dibujó a Porfirio Díaz como un héroe; a Madero como una calavera borrachina y
a los zapatistas como asaltantes sanguinarios, así que para mantener una imagen
de su compromiso con el pueblo esta parte de su historia se ha querido ocultar ".(1)
Diego Rivera llegó a citarlo
como “El prototipo del artista del pueblo” pero a estas alturas ya no sabemos
si en realidad se le puede considerar como precursor del movimiento
nacionalista como lo son: José Clemente Orozco o el mismo Diego Rivera. Lo que
está por demás demostrado es su profunda capacidad crítica y su brillante
representación de la realidad social de esa época.
Otra sombra que acompaña a
este artista gráfico es su inclinación al alcohol, los problemas con la bebida
causaron grandes estragos en él. Asiduo visitante de las pulquerías en la
Ciudad de México, sobre todo en temporada de frío. Protagonizaba largos
maratones empinando el codo, cosa que jamás afectó su trabajo, porque nunca dejó
de trabajar a pesar de esto, daba la impresión de que el alcohol era el combustible
que hacía girar su motor creativo.
¿Su musa? Definitivamente La
muerte, la vistió para darle vida, la convirtió en un verdadero personaje
y la “inmortalizó” (digo, si esto es posible con La Muerte) en La Catrina o La
Calavera Garbancera, que era su nombre original (Garbancera era el nombre que
se les daba a las vendedoras de garbanza que a pesar de su origen indígena
renegaban de su raza y se hacían pasar por europeas). El nombre de Catrina le
sería otorgado por Diego Rivera al incluirla
en su mural Sueño de una tarde dominical
en la Alameda Central, en donde la coloca al lado de su creador, José Guadalupe Posada. El famoso
grabado de La Catrina fue impreso por primera vez el 13 de enero de 1981, el
inmueble y las impresas utilizadas fueron declarados Monumentos Históricos.
Años se han requerido para la recuperación
y el rescate de su obra, de la que se estima existen más de 20 mil dibujos,
realmente fue su muerte la que lo trajo a la vida, porque fue hasta veinte años
después de morir que el pintor Jean Charlot reveló su influencia sobre los
artistas de otras generaciones, incluidos Orozco y Rivera. Como dice el dicho “Nadie
sabe para quién trabaja” y fue ese el caso de Posada, ya que en su momento su
obra fue menospreciada, auspiciada por un mísero sueldo de 3.00 pesos al día. Debido a la gran cantidad de
grabados sin firma atribuidos a Posada las
sospechas de que no se conserva ni un solo dibujo original comienza a tener
sentido. Traspapelados o en la basura quedaron sus cartones políticos, el
rescate de su obra ha sido toda una odisea.
La muerte sorprendió a
Posada en una borrachera, en ese momento fue la única que supo quién era, porque
murió sin un verdadero reconocimiento a su obra y tan pobre como había nacido
el día 20 de enero de 1913. Sepultado por dos vecinos y un amigo en el Panteón
de Dolores para algunos años después pasar a una fosa común. No hay epitafio
para el epitafio mismo.
Su
obra, por su forma, es toda la plástica; por su contenido, es toda la vida...
Diego
Rivera
¿Cómo
definir su técnica? Un mínimo de líneas y un máximo de expresión.
Octavio
Paz
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