Día de Muertos
Orígenes parte I
Para llegar a lo que hasta el día de conocemos como la celebración del Día de Muertos tuvieron que pasar muchos, muchos, muchísimos años. La culturas alrededor del mundo han tenido sus rituales hacia lo que desconocen y temen, han buscado esa manera de “el bien llegar” al mundo de los muertos.
Entre
sus dioses han buscado las explicaciones a lo que afecta su vida, desde las
cosechas hasta su salud. ¿Qué hay más preciado que vida? ¿Qué puede poseer más
energía que la sangre misma? Tal vez estas mismas preguntas se formularon
alguna vez hace cientos de años, porque fue con vida y sangre que alabaron y
pidieron a los dioses para que la vida floreciera o para garantizar a su alma
un mejor lugar en el más allá.
A
la llegada de los españoles se dio fin a muchos de estos rituales, algunos
desaparecieron por completo, ídolos y templos fueron derrumbados para erigir
sobre ellos los templos que sólo daban cabida a la religión católica. Los
indígenas cedieron ante el yugo e imposición, pero siempre encontraron la
manera de seguir adorando y pidiendo a sus dioses. En esta lucha de resistencia
cultural colocaron a sus dioses justo debajo de sus santos y transformaron sus rituales en
tradiciones de apariencia inofensiva.
Los
sacrificios humanos terminaron para dar paso a una celebración llena de
simbolismos, de color y de belleza; una de las más grandes fiestas de los
mexicanos, reconocida y aclamada en muchas partes del mundo, sin embargo no
todos saben lo que hay detrás de esos bellos altares. A continuación les
hablaré de las figuras más representativas del ritual de la muerte.
Tzompantli “Muro de cráneos”
El ritual de la muerte es
casi tan antiguo como México, para nuestros antepasados la conexión entre el
mundo de los vivos y los muertos era de suma importancia. Por temor o por
respeto siempre quisieron estar bien con la muerte los tzompantli son las
primeras representaciones de los altares de muertos.
Tzompantli significa “muro
de cráneos” y como tal se mencionaba en los escritos de los conquistadores,
quienes estaban más que sorprendidos con estas estructuras. El nombre proviene
del náhuatl clásico de los aztecas, sin embargo, también se aplica a otras
estructuras similares en otras civilizaciones. La palabra está compuesta por tzontecomtl
“cráneo”; de tzontli o tzom “pelo”, “cuero cabelludo” y pantli que el lingüista
Frances Karttunen ha propuesto que pantli significa simplemente
"fila" o "muro".
Foto: Kenneth Garret
Las cabezas que se exhibían en
los tzompantli eran de las personas sacrificadas en honor de los dioses, la
mayor parte de ellas eran de prisioneros., también se incluían cabezas de los Ixiptla
que eran considerados los representantes
de los dioses y quienes vivían un año tratados como tal para después ofrecerlos
en sacrificio. La vida que se les daba a los ixiptla era para simbolizar el
poder y los placeres de los que gozaban los dioses, con su muerte demostraban
que las riquezas eran transitorias, por lo tanto los dioses te las pueden dar
un día y quitar al día siguiente, esta es la razón por la que ixiptla debía ser
despojado de sus riquezas antes de morir.
La mayoría de las veces los
cráneos eran despojados de la carne, aunque no siempre era así, hay algunas descripciones e ilustraciones en
las que las cabezas muestran los rasgos faciales y el cabello, por lo que se
sabe que en esos muros había muchos españoles que fueron sacrificados y
colocados como trofeos, Bernal Díaz del Castillo llegó a describir incluso
algunas cabezas de caballos.
El tzompantli de mayor
tamaño del que se tiene conocimiento es el del Templo Mayor y se aprecia dentro del vestigio más visible de lo
que fuera el gran centro ceremonial de los mexicas; se conserva junto al
palacio dedicado a la orden de los Caballeros Águila. Se dice que el de Tenochtitlán
tenía no menos de 60,000 cráneos a la llegada de los españoles y hasta 136,000 (dato
sin confirmar) en
el tiempo de la Conquista. Bernardino de Sahagún menciona que sólo en
Tenochtitlan existían siete tzompantlis.
Foto: Bonnie Gunkel
El templo mayor simboliza la
dualidad del pensamiento mexica. Huitzilopochtli representa el fuego y la
guerra, es un festejo a la muerte y Tláloc es la lluvia y la fertilidad
agrícola, es decir, la celebración de la vida. El Templo Mayor representa al
cerro de Coatepec, que fue en donde Huitzilopochtli derrotó a Coyolxauhqui (su
hermana), quien yace desmembrada al pie del Templo o Teocalli ("Calli,
Casa o Recinto" y "Teotl, energía"
Otros tzompantlis famosos
son el de Chichén Itzá y el Tula, pero hay restos o descripciones de muchos
otros en las diferentes culturas mesoamericanas. Con la conquista de los
españoles y la imposición de la fe católica la fusión de las culturas nos
presenta en la época moderna sólo el eco de esos muros de cráneos en lo que el
día de hoy conocemos como los Altares de Muertos.
Máscara
cráneo
Las máscaras son los objetos que muy comúnmente se utilizan en los rituales, celebraciones o danzas mexicanas, su significado cambia según cada evento en el que se use. Los materiales con los que elaboran pueden ser muy diversos, pero en esta ocasión la máscara a la que nos referimos es la Máscara cráneo, que como su nombre lo dice estaban hechas precisamente de eso, de cráneos humanos.
Para elaborarlas obviamente
se necesitaba al menos un cráneo, aunque en la gran mayoría que se han
encontrado se han percatado que las “piezas” de la máscara no pertenecían a un
solo individuo, sino que pertenecían a dos o más personas, supongo que en su
manufactura se quebraban varias piezas porque había que retirar los parietales,
el occipital y parte del hueso temporal. En todos los casos al elaborar la
máscara se buscaba que la mandíbula guardara proporción con la cara, así que seguramente tenían muchas “piezas” de
dónde elegir.
Foto: México Desconocido
Se complementaban con
aplicaciones de concha y pirita en las órbitas, pero lo que les daba su aspecto
más aterrador era el cuchillo de pedernal que se colocaba entre la cavidad
nasal y oral, que daba a entender que el aliento del personaje que poseyó el
cráneo en vida había sido cortado de tajo y brutalmente.
Se cree que estas máscaras
eran utilizadas como máscaras mortuorias ya que contaban con un cordón que
permitía sujetarla al rostro, tal vez, aunque no encontré ningún dato que lo
corroborara, se utilizaban por los sacerdotes en los rituales de los
sacrificios humanos, porque si hay algo seguro es que este tipo de máscaras
inevitablemente nos remite al símbolo de la muerte.
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