Quiero ser italiano (L'italien)
Después de la intensidad de
Ninfomanía 2 definitivamente necesitaba reconciliarme con mi alma y la opción
de película ligera fue Quiero ser italiano. De manufactura francesa bajo la
batuta de Olivier Baroux, protagonizada por Kad Merad quien le da vida a Mourad
Ben Saoud pero que se hace pasar por Dino Fabrizzi.
Mourad es musulmán, viene de
una familia emigrada argelina y ante todo el mundo se hace pasar por italiano,
con excepción de su hermana y su mejor amigo. Vive en la bella Niza, envuelto
en el glamour de la ciudad, es un carismático vendedor de autos deportivos,
italianos claro, y monta todo un teatro para pasar como italiano en su trabajo
y volver a ser musulmán al lado de su familia.
Al enfermar su padre, le
hace prometer que este año hará el Ramadán por él, lo cual lo mete en un
verdadero aprieto, porque así como no sabe nada de Italia tampoco sabe nada de
lo que implica un Ramadán y el estilo de vida que lleva lo dejan justo en el extremo
contrario de la purificación. Con Ramadán para Dummies en mano comienza con el
rito de ayunar desde la primera luz hasta el atardecer, absteniéndose de comer,
beber y mantener relaciones sexuales durante ese período, además de seguir los
horarios de las oraciones a lo largo del día.
No quisiera dividir la película
en lo bueno y lo malo pero parece que no hay más opción así que por el lado
bueno tenemos la temática de la película que habla de la diversidad cultural,
del marcado racismo en un país tan liberal como Francia, de la importancia de
las apariencias y la mancuerna que hacen con hacer de un hombre un triunfador.
Lo malo, es que lo manejan de una manera muy superficial, pero bueno, en su
defensa tienen que en verdad se trata de una comedia; en su contra tienen que
no es una comedia lo que se dice explosiva, yo soy de risa fácil, pero esta vez
las risas no fueron tantas, es agradable si, tiene ese toque emotivo que a mí
en lo particular me gusta, pero no creo que sea del gusto de todos.
Kad Merad ha tenido mejores
películas cómicas que esta, porque con todo y sus propias raíces se queda un
poco corto con el papel, ahora sí que le faltó algo más de italiano en el rol
para hacer la película más graciosa. Farida Ouchani (Rachida) y Sid Ahmed
Agoumi (Mohamed) muy bien su papel como padres de Mourad y llevando la mayor
parte de la carga emotiva de la película, cada uno hace sus propias confesiones
sobre cómo han tenido que sobrellevar el racismo en el país que les ha dado
asilo.
Mentiras justificadas siguen
siendo mentiras, que no resuelven un problema, sino que por el contrario lo
disfrazan y el problema permanece. Quiero ser italiano endulza una temática
fuerte con un final feliz, es una película ligera y agradable, tal vez tratar
estos temas de manera más dramática sería de más impacto.
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