Alguna vez el escritor Óscar de la Borbolla escribió en su muro un cuestinamiento que me llamó mucho la atención:
Quiero
llamar la atención hacia un hecho que me parece emblemático de nuestro tiempo
de realidad virtual: la postergación. Y aunque éste es el término correcto,
está prevaleciendo el anglicismo procastinación (ya también aceptado por la
Academia). Postergar es invertir el orden de lo importante y dar primer lugar a
lo secundario. Lo digo porque habiendo problemas tan urgentes y lacerantes en
el ámbito humano: bebés que mueren por falta de atención hospitalaria, ancianos
que malviven con una magra jubilación, rapto de niños para la prostitución, crecimiento
desmedido de la pobreza... por sólo mencionar algunos que no han sido
coloreados por los partidos políticos, veo un interés literalmente inhumano por
los animales, que dicho sea de paso me son muy simpáticos, pero que afligen
menos que lo que les ocurre a mis semejantes. No me explico esta postergación y
sólo me la explico porque en el mundo virtual se nos hace la ilusión de que
está más próximo, es más importante, lo que está más presente en las pantallas
y lo que está de veras más cerca queda eclipsado. Por eso les pregunto, para
entender este mundo: ¿qué es más importante para ustedes?
Óscar de la Borbolla
Haciendo de cuenta que Óscar
(para los cuates) me escucha y/o me lee, me atrevo a contestar desde esa
perspectiva que tenemos algunos acomedidos en la cual asumimos que nos la sabemos de
todas todas. Voy a empezar por decir que alguna vez en un examen de
conciencia me tocó hacer una lista de mis defectos de carácter y precisamente
la postergación es uno de los principales, entonces, desde el punto de vista de
una activista de la postergación te comento:
"Óscar, lo hacemos porque obtenemos satisfacciones más rápidas. Menos intensas o menos gratificantes definitivamente, pero rapiditas."
"Óscar, lo hacemos porque obtenemos satisfacciones más rápidas. Menos intensas o menos gratificantes definitivamente, pero rapiditas."
No estoy de acuerdo con
ninguno de los abusos arriba señalados, incluyendo el de los animales, los
cuales me encantan, pero en definitiva no pondría a un animal, planta o
cualquier otro ser vivo por encima de la raza humana, aunque en muchos casos se
lo merezcan. La verdad es que es un tema complejo, seguramente muchos de
nosotros ponemos nuestro granito de arena a una causa en particular, pero
enumerar las causas que merecen prioridad ante otras es algo que veo imposible
de lograr, cada uno lo hará en relación a su medio, en cualquier parte del
mundo que este medio esté.
Los humanos somos eso,
¡humanos! Perfectos e imperfectos al mismo tiempo, con esa capacidad de elegir
el bien sobre el mal o viceversa, agregándole el poder cambiar de opinión N
número de veces y si a esto se le agrega el factor de influencia político o peor aun, el social, ese que tiene que ver con quedar bien y figurar entre los mortales, pues ya la ecuación se volvió exponencial y nos fuimos
muy lejos.
Utópico me parece volcarse a una
causa en particular hasta resolverla y luego a la siguiente, y a la siguiente, de acuerdo a un grado de importancia global. A mí me parece un
problema de logística más que de postergación, pero no me hagan mucho caso
porque la negación también aparece en mi lista de defectos.
Volviendo al tema y a estas alturas en donde los estragos de esas leyes que se cocinaron de manera acelerada, sin medir las consecuencias o el alcance de su efecto podrían resultar en la muerte de esos animales, a los que cual Mesías, quisieron liberar de la esclavitud y ahora resulta que no saben qué hacer con ellos.
Igual que Óscar, en su momento todo este movimiento animal me parecía absurdo, sin dejar de hacer hincapié en que amo a los animales y claro que no quiero que sufran, pero si me dieran a escoger tal vez me hubiera ido por erradicar a los pederastas, o lograr que el feminicidio se castigara de una manera más enérgica, vaya, que se aceptara como tal siquiera; pero no, esas propuestas no se mueven.
Volviendo al tema y a estas alturas en donde los estragos de esas leyes que se cocinaron de manera acelerada, sin medir las consecuencias o el alcance de su efecto podrían resultar en la muerte de esos animales, a los que cual Mesías, quisieron liberar de la esclavitud y ahora resulta que no saben qué hacer con ellos.
Igual que Óscar, en su momento todo este movimiento animal me parecía absurdo, sin dejar de hacer hincapié en que amo a los animales y claro que no quiero que sufran, pero si me dieran a escoger tal vez me hubiera ido por erradicar a los pederastas, o lograr que el feminicidio se castigara de una manera más enérgica, vaya, que se aceptara como tal siquiera; pero no, esas propuestas no se mueven.
Hago lo que puedo a favor de
las causas que involucran mi medio, un poquito aquí y un poquito allá, incluido
ese poquito que toca los animales. No puedo remediar nada, sólo confío en que la
evolución de la mentalidad humana llegará dentro de unos millones de años. Confío en que las
semillas que sembremos y cultivemos hoy darán fruto algún día, o sencillamente
nos aniquilaremos unos a otros y las maquinas gobernarán el mundo. Mal chiste ya sé, pero a este paso tampoco estarán esos animales que todo el mundo se apresuró a "rescatar" pero que al final a nadie o a insuficientes personas les interesó su destino.
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