5 may 2014

Las Frases de Mamá Parte I


Las frases de Mamá. Parte I
¿Quién de nosotros no ha sido acribillado, por nuestro bien claro, por la filosofía aplastante de una madre? Ni los grandes pensadores de todos los tiempos con todos sus estudios, sus tratados y teorías han podido ser más convincentes que la más menuda de las madres. Aristóteles, Platón, Diógenes  ¿en qué carambas estaba pensando su madre para ponerles ese nombre? Descartes, Kant, ¿qué habría sido de ellos con una flamante madre mexicana? ¿Freud? Digno ejemplo del porque hay que lavar la boca con jabón mínimo una vez en la vida. Newton, Demócrito, Einstein sólo Dios sabe que infancia pasaron para terminar así.

Misterio, seguramente divino, es el que dota a las madres de elocuente e irrefutable lógica, no importa su grado de estudios, desde la más humilde y analfabeta hasta la más ilustrada nacida en buena cuna, aunque tengo la ligera sospecha de que es en la clase media donde se dan sus ejemplares más sobresalientes. Precisas, concisas y sumamente efectivas, no hay mala hierba que sobreviva a una buena poda. Diversidad de corrientes filosóficas: enojos, gritos, sombrerazos, chanclas voladoras, chantajes, lagrimitas, mirada retadora (pero por supuesto), bueno, hasta el sepulcral silencio y el nombre de Dios en vano. Juntas o por separado las manejan con soberbia maestría al poco tiempo de haberse graduado como gloriosas madres.

¿Qué pasa con la brecha generacional? ¿Por qué con las madres mexicanas no aplica? Porque a mí no me la pegan, hasta la madre  más moderna, con todos sus libros sobre psicología infantil alguna vez ha usado alguna atinada frase, o hasta la ha acompañado de alguno de los mencionados libros acertando a la testa del osado crío.

Todavía recuerdo la primera vez que usé una de ellas con mi hija, inmediatamente me tapé la boca con las dos manos y abrí los ojos como plato. ¡NO! Pensé, yo juré que nunca iba a hacer eso, pero como dicen por ahí, creo que ya lo traigo en los genitales, porque me salió del alma cuando le dije a la pequeña Sofía de once años: ¡Pues si te parece,  sino la puerta está muy ancha! No podía creer que se lo hubiera dicho y menos podía creer que funcionara perfecto, ese berrinche pre-adolescente no fue suficiente para hacer maletas.

¿Qué no haría una madre por convertir a sus hijos en personas de bien? Claro que estoy hablando de las “verdaderas madres” porque han de saber que también hay de las “otras”. Su vida y nuestra salvación de los mismísimos infiernos salen de sus entrañas a través de sus labios. Ni Satanás se ha atrevido a llevarle la contraria, si a la doñita se le ha ocurrido que has de purgar tus pecados; ¡has de purgar tus pecados! Aunque no los hayas cometido…aún.

Una frase para cada ocasión, sin que esto signifique que la frase no pueda volver a usarse bajo diferentes circunstancias, si eso no es sabiduría, entonces no sé qué lo es. Me gustaría poder agruparlas de alguna manera, espero que mi clasificación no se preste a confusiones y deje a cada quien y a su remendada conciencia la libertad de acomodarlas en donde mejor les venga. ¡Dios ilumíname! ¡Madre perdona mi osadía!


Aplicando Correctivos

Estas frases vienen siempre como “para cerrar con broche de oro” una buena tunda, ¿Qué sería de una buena tunda sino lleva su famosa frase al final? Seguramente perdería su efecto correctivo y degradaría a maltrato infantil nada más.

A quienes todavía nos tocó recibir un correctivo sin tener que ser enviados a terapia por eso, sabemos que más que una nalgada son estas "frasecitas" las que nos ponen en toda la torre, porque instrumentos de aplicación de correctivos puede haber muchos, desde la legendaria nalgada a mano limpia (el clásico de clásicos), el cinturón, la manguera, el cable de la plancha, el matamoscas, la cuarta, la chancla o cualquier cosa que pudiera ser empleado como proyectil; el material utilizado era lo de menos, el chiste era que cumpliera su función correctivo-enderezadora y siempre y cuando viniera acompañado de un toque de poesía.


¡Te voy a mandar a dormir calientito!

¡Ni llores que más me duele a mí!

¡3 y a raiz!

¡Para que llores por algo!

¡O te enderezas o te enderezas!

¡Ni te pegué tan fuerte!

¡No chille, aguántese!

¡…y te pudo haber ido peor!

¿Quieres llorar?  ¡Ahorita soluciono tu problema!

¿Ahora si ya estas contento?

¡…y ahorita sigues tú!

¡Si te parece, sino, la puerta está muy ancha!

¡Guarda esas lágrimas para cuando me muera!

¿Lo vas a volver a hacer?

¡Lo hago por tu bien!

¡Algún día me lo vas a agradecer!

¡Te las estoy guardando!

¡Yo te traje al mundo… y te puedo sacar de él!

¿Ves lo que me haces hacer?

¡Llora todo lo que quieras, al cabo no lloras sangre!

¡Pero si parece que te gusta que te maltrate!


Continuará...


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