30 oct 2013

La Muerte Niña

Ritual de Los Angelitos


"No obstante la imagen moderna y occidental que brinda México, la trama histórica y social de la que forma parte, revela la vitalidad de representaciones sobre la vida y la muerte que encuentra su lógica en una cosmovisión mesoamericana: aquí vivos y muertos mantienen sus nexos profundos en un ciclo ceremonial que los reúne periódicamente"

Arturo Medina, Antropólogo

Las celebraciones del Día de Muertos en México siempre han despertado en mí una extraña fascinación, ¿por qué? En verdad no lo sé. En general las tradiciones y las artesanías mexicanas me encantan por su colorido y su alegría, pero todo ese colorido y esa alegría acompañando a la muerte  la transforman en algo que sigo sin poder definir, porque no logro entenderlo del todo. Si lo pienso un poco, puedo deducir  que es la evasión de una dolorosa realidad, es el hermoso disfraz que mezcla el miedo a lo desconocido con la esperanza de una vida eterna y mejor…mucho mejor.

Mientras iniciaba mi segunda década por esta vida terrenal me tocó vivir un par de años en un pequeño pueblo del sur de Jalisco llamado Tecolotlán y en una exhibición que realizaron en el museo del pueblo -¡Oh sí! Porque tenían museo- me topé por primera vez con las imágenes de “Los Angelitos”. Fue algo que me impactó, no lo voy a negar, mi primera reacción fue pensar en lo irracional de la conducta de esa gente al fotografiar a sus hijos muertos, envueltos en un ambiente de “fiesta”. Un ritual al que no cualquiera le encuentra el gusto y que para la época era un gusto caro, no todos podían costearse una fotografía y una fotografía era todo un evento ya de por sí.

Al acercarse la celebración del Día de Muertos, este recuerdo me vino a la mente y me puse a leer al respecto. Para empezar me topé con la sorpresa que su origen no es mexicano, sino europeo y que fue algo que llegó a América en la época colonial en el siglo XVII. Originalmente eran pinturas y en la segunda mitad del siglo XIX se sustituye el formato por la fotografía, lo que lo hizo accesible a las clases medias y bajas, aunque para ellas significara una inversión importante.

La imposición de la fe católica por los conquistadores llevó a los conquistados a valerse de algunos “trucos” para seguir adorando a sus dioses bajo la cara de algún santo. Los rituales de la muerte eran parte muy importante de las culturas pre-colombinas en México y parece ser que este tipo de fotografía vino a ser un ritual apegado a la modernidad y claro a la religión.

En la revista Litoral No. 34 del año 2004  Muerte y duelo. Me encontré un artículo que habla sobre este ritual, Araceli Colin hace una investigación sobre esta extraña celebración de la muerte, en donde es muy difícil para ella creer que no hay duelo en el rito sino una celebración. Su sorpresa justo se empata con la mía, ya que eso era a lo que yo no podía dar crédito, a esa sustitución del dolor por la fiesta.

Colin llega a la conclusión de que el rito de “Los Angelitos” sí es un rito de duelo  (no había ausencia de duelo en mis entrevistados. ¡Se respiraba un dolor no tramitado! ).  Existe la dicha de “su partida a la Gloria”, pero eso es sólo el consuelo al  que los padres (indígenas o campesinos) se aferran; ya que para ellos la única manifestación creadora y esperanzadora que le queda es  un niño,  por lo que su hijo es un soporte vital. La fase alegre del rito hace más soportable la pérdida de lo único que podría dar esperanzas.

La mayor parte de las fotografías en aquella exhibición  son del fotógrafo jalisciense Juan de Dios Machain, del que poco se sabe, pero dejó una extensa colección de retratos post-mortem tomados en Ameca Jalisco, desde finales del 1800 hasta 1930, mismas que documentan estos ritos funerarios comunes en las comunidades rurales de México. Otras famosas fotografías de este tipo son del fotógrafo Romualdo García Torres, originario de Guanajuato, y quien nos regala una mirada no sólo a las fotografías de Los Angelitos sino también a la vida social que caracterizó a Guanajuato al final del siglo XIX y principios del XX. En realidad hay pocos fotógrafos reconocidos en este tipo de retratos, la mayoría son anónimos. Se han encontrado fotografías hasta de los años 70’s en donde destaca una de la comunidad de Colotlán Jalisco que fue tomada a color.

Los rituales fúnebres infantiles  simbolizan la pureza libre de pecado, el tránsito a una vida inmortal, la conversión en ángel, la alegría por tener a alguien en el cielo, la ausencia de sufrimiento físico, pero también son el reflejo del dolor de los padres ante una pérdida como esta.

En las festividades del Día de Muertos en México existe una  mezcla de la cultura prehispánica con la religión católica,  en donde los mexicanos hemos logrado mantener las antiguas tradiciones vivas. El 1 de Noviembre es el día de todos los Santos, pero también es el día de los niños difuntos. Ese día las campanas repican de alegría por los niños que vuelven y doblan en señal de luto por los adultos.


Fotrografías de Juan de Dios Machain y Romualdo García Torres




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