¿Viva México?
Aprovechemos
el Mes Patrio para hablar sobre el Nacionalismo de los Mexicanos.
De acuerdo al diccionario de la Real
Academia Española, el término nacionalismo posee tres significados diferentes:
1. m. Apego de los naturales de una
nación a ella y a cuanto le pertenece.
2. m. Ideología que atribuye entidad
propia y diferenciada a un territorio y a sus ciudadanos, y en la que se fundan
aspiraciones políticas muy diversas.
3. m. Aspiración o tendencia de un
pueblo o raza a tener una cierta independencia en sus órganos rectores.
Por
otro lado, está definido como el afecto
y sentido de pertenencia de los oriundos de una determinada nación.
Desgraciadamente en el caso de la mayoría los mexicanos el nacionalismo sólo nos brota tras un éxito deportivo; que dicho sea de
paso, no nos está yendo nada bien en ese sentido, al menos en el fútbol.
También lo vemos ante los extranjeros con quienes podemos presumir el “orgullo
de ser mexicanos”, pero ante nosotros mismos nos denigramos sin piedad,
diciendo cosas como “Todo lo mexicano está mal hecho” (hacia adentro). Y “Como México no hay dos” (hacia
afuera). Digamos que tenemos un “Nacionalismo Bipolar”.
A
los mexicanos nos gusta por lo general nuestra cultura: música, literatura,
arquitectura, pintura, artesanías, comida, etc. Extrañamos nuestro país cuando
estamos lejos de él, pero llegamos a despreciarlo cuando estamos dentro. Nos quejamos mucho de nuestra sociedad, de la
política y obviamente del gobierno. Porque tal pareciera que vemos en nuestros
gobernantes el reflejo de nosotros mismos. No es el gobierno que queremos, pero
es el gobierno para el pueblo que somos.
La
historia nos ha mostrado otros líderes que supieron enardecer el
nacionalismo en su pueblo, sin que ello sea necesariamente razón de orgullo, y
por poner unos ejemplos tenemos casos como el régimen fascista de Benito
Mussolini o el nazismo de Hitler, quienes abanderados por su nacionalismo atacaron a otros países que no compartían sus ideas. Fidel Castro, Hugo Chávez,
Kim Jong-Un, Saddam Hussein y nos podemos seguir con una lista muy larga en
donde no encontraremos a un mexicano que en años no muy lejanos haya sido capaz
de inspirar, sino en todos, en la mayoría de su pueblo el nacionalismo que han
inspirado otros.
Claro
que si lo vemos de este modo, podemos decir: “¡Gracias a Dios!”, pero cuando
nuestros líderes no inspiran más que malestar y hasta vergüenza ¿en dónde es
que venimos a encontrar el orgullo de ser mexicanos?
Yo
puedo decir totalmente convencida que amo a mi país, que me llena de orgullo su
cultura, su tierra y su gente. El mexicano en su mayoría es de naturaleza
noble, del tipo metiche, pero acomedido. Protagónico hasta cierto punto, porque
les da placer estar en el lugar de la desgracia y sentirse útiles. Y para eso
siempre tengo grabada en mi mente, la imagen de las largas cadenas humanas pasando piedras
de mano en mano para remover escombros después de un temblor. Estamos llenos de
historias heroicas de vecindario, pero heroicas al fin.
Todos,
absolutamente todos los países tienen problemas, unos más graves que otros,
ahora sí que podemos decir que “En todos lados se cuecen habas”, México no es
la excepción y sin embargo es urgente que cultivemos ese amor a nuestro país.
Si le sigo con los refranes les tendría que decir que “Roma no se hizo en un
día”, así que tenemos trabajo para rato. Para cambiar un país hay que
empezar por cambiar nosotros como ciudadanos, y podemos comenzar por hacer lo que nos corresponde, por pagar nuestras culpas y resarcir los daños.
El cambio no nos tocará verlo, ni a esta generación ni a otras tantas por
delante de nosotros, pero estamos en tiempo de sembrar semillas en nuestros
hijos.
Para
reclamar derechos, hay que comenzar por ser derechos. “No existe un corrupto, si no existe un corrompido”. México puede
ser diferente en muchos, muchos, muchos años más, pero tú puedes ser diferente
el día de hoy y hoy es un buen día para empezar, y podemos comenzar por :
No evadir impuestos.
Votar y exigir el respeto al voto.
Pagar mis infracciones, o mejor aun,
¡no cometerlas!
Respetar a los demás (no meterme en
la fila, ni a pie ni en auto, no apartes lugares, no bloquees o utilices
espacios para discapacitados, etc.).
No apoyes a un candidato político
sólo por conseguir un beneficio particular.
No te robes la señal de cable o de
internet, la luz, el agua.
No compres artículos robados o de
dudosa procedencia.
No pidas favores que impliquen
romper una ley.
No sobornes a nadie
No utilices para uso personal
insumos de tu centro de trabajo
No tires basura en la calle, y menos
remates quejándote cuando están tapadas las alcantarillas.
El que hagas o emprendas una buena
obra no te justifica a cambiarla por una mala.
Así podemos hacer una lista de dos mil cosas más que
finalmente nos llevan a ser un país, en donde sólo somos buenos para quejarnos
del conjunto de las consecuencias de nuestros actos.
Todavía hay muchas razones para gritar:
“Viva México”
Muchísimas, sólo es
cuestión de que las pongas en práctica, así que menos queja y más acción.
Me recordó la película de "Todo el poder".
ResponderEliminarDesgraciadamente eso es lo que sucede en nuestro país, a grande o menor escala y en su debida proporción.
Como bien dices, debemos empezar con nosotros mismos, y yo no creo que sea precisamente haciendo marchas, eso es querer imponer. Yo creo que si tooooooodos empezáramos con nosotros mismos, el cambio sería mas efectivo. Empezando por eso. No vendiendo el voto.
Gracias!! Uno a uno se irán forjando verdaderos mexicanos...eso espero!!
ResponderEliminarSaludos!!!
Necesitamos con urgencia promover valores cívicos y poner en práctica estas buenas acciones que comentas, hagamos de cada día una campaña de concienciación y esperemos que con el tiempo podamos erradicar esa cultura de corrupción tan tristemente arraigada. Y por supuesto que ¡Viva México!!!
ResponderEliminarJustamente hoy es un buen momento, una vez los desastres naturales ponen a prueba nuestro compromiso con nuestros conciudadanos. Ojalá todos seamos capaces de dar aunque sea una botella de agua, una lata de atún, en vez de sentarnos a criticar las malas acciones de otros.
ResponderEliminarSaludos y gracias por tus comentarios!