Diarios de Guerra
Un día como hoy 2 de septiembre, pero del año 1944 Annelies
Marie Frank, conocida como Ana Frank fue enviada al campo de concentración nazi
de Auschwitz. Esta niña judía alemana llegó al corazón de todos a través de sus anotaciones en su diario que después serían publicadas como “El Diario de Ana Frank”. En él narra
el tiempo que permaneció oculta, junto con su familia y algunas otras personas
en la ciudad de Amserdam durante la segunda guerra mundial. Ella y los miembros
de su familia fueron capturados y llevados a distintos campos de concentración. El único superviviente de los ocho escondidos fue Otto Frank, su
padre.
Después de estar en Auschwitz la trasladaron al campo de concentración de
Bergen-Belsen, donde murió de tifus el 12 de marzo de 1945, a tan sólo unos días antes de la liberación de éste campo de concentración. Cuando la guerra terminó su padre se dedicó a la tarea de publicar las palabras de su hija bajo el título “La casa de
atrás”.
"A pesar de todo, continúo
creyendo en la bondad íntima del hombre",
afirma Ana en el Diario; estas palabras constituyen la moral de este libro que,
nacido como de una necesidad personal, tiene la honestidad genuina e inmediata
de un desahogo espontáneo nunca dirigido a la publicación.
No hay vida que merezca sufrimientos
así, bueno, tal vez si las hay, pero yo no me atrevería a señalarlas. Sin embargo
cuando se trata de niños, todo toma una dimensión diferente. Los sufrimientos
parecen magnificarse cuando se trata de niños y es algo que creo que cualquiera
puede entender.
Este fue el primer
"diario" de este tipo que leí y en su momento me llenó de tristeza,
pero se me hacía tan lejano a mí, como si fuera algo que sencillamente ocurrió
en otro planeta. Tal vez porque yo también era muy joven en ese momento, si mal
no recuerdo estaba cursando la secundaria cuando comencé a leer y leía, casi obsesivamente todo lo que se me atravesaba
relacionado con la segunda guerra mundial.
Mi papá había vivido algunos años en
Alemania y trajo varios libros con él, mismos que yo me dedicaba a hojear, dado que
todos estaban en alemán, por las fotografías podía entender, según yo,
lo que había pasado durante la guerra en ese país. Fue entonces que comencé a
buscar literatura en español sobre el tema. El diario de Ana Frank, Los hornos
de Hitler, bueno hasta Mi Lucha, escrito por el mismísimo Hitler pasó por mis
manos antes de cumplir los 15 años.
En su momento no supe darle el valor
que merecía, con mucha vergüenza debo reconocer que había algo de morbo en mi
motivación para leer sobre el tema. Varios años más tarde, estando ya en la
universidad estalla el conflicto armado
en Bosnia y Herzegovina en 1992. Poco entendía de este conflicto y la verdad,
poco me interesaba saber, hasta que se publica el libro de “El diario de Zlata” que era una niña que vivía en Sarajevo
durante esta guerra. Y que inspirada en el diario que había escrito Ana Frank
comienza a escribir el suyo. Cuando lo publican claro que llamó mi atención y
comencé a leerlo. Al ir relacionando las fechas, ahora sí que de su diario con
el mío, caí en la cuenta de que mientras
su casa era bombardeada yo andaba de fiesta, yo andaba de novia y muy feliz, yo
me estaba graduado de la universidad y la guerra que se debatía en ese momento
me venía valiendo un soberano cacahuate.
Muchas veces nuestras desgracias
parecen enormes, muchas otras veces criticamos y maldecimos al país que nos
acoge, al gobierno, y a cualquiera que sea capaz de retrasarnos en el tráfico o
que nos signifique un abuso sobre nuestros derechos como mexicanos que pagamos
impuestos, que dicho sea de paso son los menos, pero somos incapaces de valorar
las cosas que no hemos sufrido.
Es cierto que la inseguridad en
México es alarmante, y que vivimos ya en muchas ciudades tomando precauciones para
mantenernos a salvo, pero no creo que
todo esto pueda ser comparado con el hecho de vivir en un país en guerra. No es mi
intención minimizar los problemas que tenemos como país, pero puedo decir con
seguridad, que estamos mucho mejor que muchos. Valoremos eso y trabajemos por
mejorar lo demás, ¿las cosas no se van a arreglar solas verdad?
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