6 sept 2016

La Iglesia se aferra a fomentar la discriminación

Marcha Nacional por el Matrimonio, los niños y la familia

“(1) Pero Jesús se fue al Monte de los Olivos. (2) Y al amanecer, vino otra vez al templo, y todo el pueblo venía a Él; y sentándose, les enseñaba. (3) Los escribas y los fariseos trajeron  a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio, (4) le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo del adulterio. (5) Y en la ley, Moisés nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres; ¿tú, pues, qué dices? (6) Decían esto, probándole, para tener de qué acusarle. Pero Jesús se inclinó y con el dedo escribía en la tierra. (7) Pero como insistían en preguntarle, Jesús se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en tirarle una piedra
Juan 8:1-7

Que todo aquel que esté totalmente libre de pecado pase a ensanchar las filas de la “Marcha nacional por el matrimonio, los niños y la familia”, organizada por El Frente Nacional por la Familia y la Iglesia Católica. Usted señor, usted señora, usted señor clérigo o sacerdote sin importar el rango, ustedes jóvenes amantes de la libertad, usted, sí usted, el que sea. Usted que es capaz de recitar los diez mandamientos sin sentir siquiera comezón en alguno de ellos, pase y tome su piedrita. Si usted no ama a Dios, fuera de la fila por favor, si usted codicia los bienes ajenos, roba, mata (aunque sea con el pensamiento), si usted ha cometido actos impuros, los ha imaginado siquiera, o ha dado un falso testimonio, ni se forme. Es infiel, vive en unión libre o tiene relaciones sexuales sin la bendición del matrimonio por la iglesia, usa algún método anticonceptivo, es divorciado, no va a misa todos los domingos o los días de guardar, pues entonces mejor no salga de su casa, porque usted no califica para venir a juzgar y lapidar a otros en nombre de Dios.

“La Iglesia hace suyo el comportamiento del Señor Jesús que en un amor ilimitado se ofrece a todas las personas sin excepción”“Toda persona, independientemente de su tendencia sexual, ha de ser respetada en su dignidad y acogida con respeto” evitando toda forma de agresión y violencia.
Papa Francisco

No hace mucho el Papa Francisco ofreció una disculpa pública en nombre de la iglesia a la comunidad homosexual mundial, esto coincidiendo con el ataque a un club gay en Orlando, Florida. Si usted  pone un micrófono y una cámara frente a él, y lo cuestiona en este tema, siempre responderá con alguna variante de “¿Quién soy yo para juzgar?”, para luego profundizar con algo como “toda persona debe ser respetada independientemente de su orientación sexual”; sin embargo, oficialmente se mantiene firme en asegurar que: “El sueño de Dios, es la unión de amor entre hombre y mujer”. Su postura sigue siendo “No a los matrimonios entre personas del mismo sexo”.

Hasta este momento (que yo sepa) no existe un comunicado oficial sobre la opinión papal hacia las marchas a realizarse en la República Mexicana. El santo pontífice ha recibido en sus propias manos las peticiones de las organizaciones que están detrás de esta manifestación de odio y discriminación, las cuales, asumo, siguen esperando su respuesta para abanderarse con ella. Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis de México, leyó en un comunicado de prensa que la Iglesia NO estará involucrada de manera directa en las manifestaciones convocadas en septiembre. Entonces ¿qué está pasando? ¿Estamos o no estamos? Aquí hay alguien que no está diciendo la verdad.

“Los cristianos no podemos renunciar a proponer el matrimonio entre un hombre y una mujer como fundamento de la familia y motivo de alegría y vida para la sociedad y la humanidad, si así no lo hiciéramos con el fin de no contradecir la sensibilidad de algunos para estar a la moda, o por sentimientos de inferioridad frente al descalabro humano, estaríamos privando al mundo de los valores y debemos aportar"
Cardenal Norberto Rivera Carrera

Con todo el respeto que me merece el Sr. Cardenal Norberto Rivera, que confieso que no es mucho, me gustaría recordarle que él, menos que nadie, está listo para ir a tirar piedras a aquellos que como él dice, tienen un sentimiento de inferioridad frente al descalabro humano. Es cierto que todos tenemos el derecho a manifestarnos, pero ¿por qué no nos dejamos de dobles caras y llamamos a las cosas por su nombre? ¿Por qué como Iglesia que tiene el mandato decir la verdad, no dejamos de tirar la piedra y esconder la mano?

La Iglesia Católica está instigando contra la libertad, contra los derechos humanos al fomentar la discriminación, el odio y la violencia. Estamos en pleno siglo XXI y tal como se menciona  en las sagradas escrituras, las mujeres siguen siendo lapidadas por adulterio, con el agravante de que adulterio puede significar estar bajo el mismo techo de un hombre que no es su marido. Ni siquiera significa que la toque o tenga relaciones sexuales con ella, con que la mire es suficiente.  ¿Esto le parece exagerado o arcaico? ¡Lo es, y está pasando! Mientras el país da un pequeño paso a la aceptación, a la tolerancia y por qué no decirlo, a la civilización, la Iglesia se aferra en ir hacia atrás.

Manifestarse en contra de los matrimonios igualitarios es manifestarse contra el derecho al voto de la mujer, es igual a decir que existen diferentes categorías de seres humanos y que tienen diferentes derechos, es como estar a favor de la discriminación racial. Para que me entienda le diré que es equivalente a estar de acuerdo con el discurso de odio de Donald Trump, sólo póngale una sotana al hombre para que vea si eso lo  puede hacer cambiar de opinión.

Tal vez la iglesia católica tenga derecho de aferrarse a posturas antediluvianas. Tal vez pueda “sugerir”  a sus fieles que tengan los hijos que Dios les quiera enviar y que rechacen los métodos anticonceptivos, tal vez tiene el derecho a negarse a bendecir un matrimonio entre parejas del mismo sexo o a negar la comunión a quienes viven en amasiato o se divorcian. Todo esto y más lo puede hacer, digamos que “es la política de la compañía”, pero, y éste sí que es un pero muy grande, uno de los pilares de esta iglesia es el “Libre Albedrio”. Dentro de su filosofía, qué digo filosofía, por derecho divino, porque es algo que dicen que Dios nos dio,  existe la libertad de elegir. Ahora, que si aunamos eso  al contexto legal de nuestro país, les recuerdo que existe una separación entre La Iglesia y El Estado que les prohíbe interferir en los procesos legislativos civiles. La Iglesia puede no estar de acuerdo con el divorcio o con los matrimonios igualitarios (al caso es lo mismo), pero no puede interferir con las leyes que los amparan. Vivimos en un Estado laico que nos da la libertad de culto, someter a la sociedad a dictados de moral religiosa es una actitud fundamentalista tal como lo es la sharia o ley islámica. ¡Ah verdad! De repente hasta parecemos católicos extremistas, y es que estas posturas lo son.

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) llamó a participar en las marchas en defensa de la familia y en contra del matrimonio igualitario y la ideología de género, que organizan grupos que forman el Frente Nacional por la Familia, con la finalidad de expresar la voluntad de los organizadores y participantes para pedir dignidad y respeto en sus “legítimos derechos”. Con la pena CEM y frentes que lo acompañan, pero los derechos legítimos de los mexicanos son los que ampara la ley, nada más.

El miedo y la ignorancia conducen a la discriminación. La comunidad homosexual no está atentando contra nadie, ni pretende crear un nuevo orden social. Un matrimonio gay no causa daños físicos, psicológicos y espirituales, como lo asegura el Frente Nacional por la Familia, al menos, no necesariamente; y en caso de hacerlo entraría en el mismo rango de daño que los matrimonios heterosexuales pueden causar, con la diferencia que estos últimos son mayoría. La estabilidad emocional, el ingreso promedio de los hijos  de una pareja no depende de la orientación sexual de sus padres. Tampoco depende de ello su salud física y mental. Por favor no seamos absurdos,  o alguien me puede explicar, ¿de qué tipo de matrimonio vienen todos los que ahora están en la cárcel, sin trabajo, en terapia psicológica, en algún tipo de rehabilitación, hospitalizados y/o en tratamiento médico? 

Los seres humanos somos producto de nuestras decisiones, sufrimos los mismos problemas emocionales, psicológicos o psiquiátricos sin que nuestra orientación sexual tenga que ver con ellos. Difundir información falsa sólo alimenta la ignorancia y el odio. Es cierto que el núcleo familiar es una parte fundamental en nuestra vida y nuestra formación, pero los valores que de ahí se adquieren tienen que ver con la calidad moral de la persona, no con una religión o con la preferencia sexual que los padres tengan. Tenemos la libertad de estar o no de acuerdo con cualquier cosa, pero no podemos ir engendrando odio. Tolerancia, aceptación, amor y respeto son los valores que cada familia debería inculcar a sus hijos. Antes que cualquier etiqueta que nos puedan poner, somos seres humanos y es nuestro derecho, tener los mismos derechos.


Señores líderes de la Iglesia Católica, por favor, por amor a Dios, sean congruentes con lo que profesan. Tienen un gran poder sobre sus fieles, no encaminen ese poder a la discriminación. Como ya ha quedado demostrado anteriormente su poder de convocatoria es gigantesco; tal vez sería bueno recordarles que vivimos en un país en donde diariamente mueren 7 mujeres víctimas de feminicidio, que vivimos en un país con decenas de miles de desaparecidos, que México ocupa el primer lugar en abuso sexual infantil y que cada año nacen más de 10 mil bebés de madres niñas, y todas, absolutamente todas estas víctimas vienen de una familia heterosexual, de ese tipo de familias que ustedes dicen defender. ¿No sería más provechoso manifestarse por cualquiera de estas causas? Digo, porque hasta ahora sólo una familia homosexual en México ha conseguido la adopción  legal de una niña y una más está en trámite.

Si hay algo que no puedo olvidar de la educación católica que recibí en casa es que, Dios es amor, Dios te acepta tal y cómo eres. Espero no estar viviendo una fe de mentiras.








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