3 dic 2015

“México: el abismo de la desigualdad”

Economistas y Curas Indómitos
en una Mesa de Diálogo

Carlos Slim, Germán Larrea, Alberto Bailleres y Ricardo Salinas Pliego  son los mexicanos de mayor riqueza del país. Entre los cuatro tienen una fortuna  equivalente al 9% del Producto Interno Bruto (PIB); estos individuos quintuplicaron su riqueza en sólo dos décadas, mientras que el  ingreso promedio de los mexicanos creció, en esas mismas dos décadas, apenas un 25%.

Así lo aseguró el economista Gerardo Esquivel Butrón (Premio Nacional de Periodismo, Premio Nacional de Finanzas Públicas, Premio de Investigación en Ciencias Sociales), durante la mesa de discusión “México: el abismo de la desigualdad” que se llevó a cabo, en la sección de Foros y Encuentros de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Con ojos de poca sorpresa, pero no de poca indignación los asistentes en la sala escucharon atentos las detalladas cifras que el célebre economista publicó en su reporte para Oxfam México. En la mesa lo acompañan el Doctor en Economía, Gonzalo Hernández Licona, Secretario Ejecutivo de CONEVAL (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social). El Lic. en economía Rolando Cordera,  Coordinador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo; y los bien llamados “indómitos” sacerdotes Raúl Vera, Obispo de Santillo Coahuila y Alejandro Solalinde, activista Coordinador de la Pastoral de Movilidad Humana Pacífico Sur del Episcopado Mexicano.

Solalinde en su muy particular estilo de dirigirse a las masas, comenta que en México hay dos sistemas que generan  desigualdad. La desigualdad no disminuye, ni disminuirá, porque es estructural, está sostenida por dos pirámides, por dos estructuras de poder excluyente: el capitalismo, en cuya cúspide se coloca el dios dinero, y el catolicismo, con el Papa Francisco en la cúpula eclesiástica del Estado  Vaticano (que no deja de ser una estructura capitalista monárquica). Aunque el Padre Solalinde habla del excelente trabajo que el Papa Francisco está haciendo dentro de la iglesia católica, asegura que mientras la iglesia no se quite el “pedigrí”,  no  cambie la estructura basada en la desigualdad, en el machismo, no se conseguirá ningún cambio. Se debe desacralizar a la iglesia, porque la exclusión que ahí se practica también es un pecado cristiano. Para solucionar el problema de la desigualdad sugiere, exigir al gobierno mexicano que invierta realmente en salud y  educación. Educar en la fe y adoptar el modelo cristiano que Cristo nos propone.

Hernández Licona  afirma que México es, y ha sido por siglos, un país desigual en un continente profundamente desigual.  América Latina es el  continente más desigual del planeta. En México hay muchas causas para la desigualdad, los economistas, los sociólogos, los historiadores han estudiado la desigualdad. Por su parte piensa que las causas principales de la desigualdad en el país son la exclusión y  el poder, dos problemas históricos. Si bien es cierto que  hemos, como seres humanos, como sociedad, buscado muchas formas de asignación de recursos siempre hay una asignación que no gana a los mexicanos: la exclusión,  el “agandalle”.

Rolando Cordera, mencionando al  Barón de Humboltd,  que en 1803  expresó nunca haber visto un lugar tan desigual como el reino de la Nueva España, “el reino de la desigualdad” lo llamó. El economista siente que esas palabras cayeron sobre los mexicas como maldición de manufactura alemana. Desde entonces a la fecha nos hemos dedicado a hacer un homenaje al Barón de  Humboltd, no por su sabiduría, ni por sus aportes a la ciencia universal, sino por cómo nos describió. Arrastramos una larga historia de desigualdad y de reproducción de la desigualdad por más de dos siglos como nación independiente. La desigualdad es, al final de cuentas, una expresión de relaciones de poder, que en nuestro caso, debemos de reconocerlo, son cruzadas por racismo y discriminación. Contamos con una estructura económica mal formada por lo menos en los últimos 30 años, esta estructura no modifica la pobreza y mantiene esa desigualdad a la el barón se refería. ¿La solución? Acabar con la subordinación de la política social con respecto a la política económica y cambiar la política económica y sus orientaciones fundamentales en favor del empleo y del bienestar.

El obispo Raúl Vera no se tentó el corazón para culpar al gobierno mexicano del abismo de la desigualdad que está viviendo México. Valiéndose de la violencia para controlar a la población, la gente vive espantada buscando a sus familiares. Criticó las consecuencias del TLC y el abuso que está resultando la inversión extranjera para los trabajadores, México para las maquiladoras es un paraíso de mano de obra barata, en donde los únicos que se enriquecen son los extranjeros (y los políticos que les abrieron la puerta). Llamó a Enrique Peña Nieto “El pirata de la reina” (Inglaterra), así como alguna vez Hugo Chávez llamó a Vicente Fox “El cachorro del imperio”. Finalmente sentencia: “Tenemos un gobierno criminal que tiene una visión excelente de cómo se ve a futuro la destrucción del mismo”


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