23 nov 2015

Madama Butterfly de Giacomo Puccini

Orquesta Filarmónica de Jalisco


La segunda temporada de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ) engalana el escenario del Teatro Degollado con Madama Butterfly de Giacomo Puccini. Marco Parisotto, director titular de la OFJ, levanta su batuta una vez más para hacer gala de los músicos a su cargo, interpretando una de las óperas más famosas del compositor italiano. La puesta en escena es de Ragnar Conde y el diseño de la escenografía de Luis Manuel Aguilar “Mosco”. En el montaje también participa el Coro del Estado de Jalisco bajo la dirección de Sergio Hernández.

La soprano rusa Svetlana Aksenova da vida a Cio-Cio San (Madama Butterfly) y el tenor neoyorkino James Valenti  al Teniente de la marina de los Estados Unidos, B.F. Pinkerton. Los acompañan en el escenario Cassandra Zoé Velasco como Suzuki, Armando Noguera como el Consúl Sharpless, César Delgado como Goro y Ricardo Lavín como El Bonzo, por mencionar algunos.

Por dos enormes puertas Shoji, bellamente decoradas pasaron los amores y desamores de Cio-Cio San en tres actos, Svetlan Aksenova vino de menos a más, pero en el segundo acto ya tenía el corazón de los tapatíos en la mano. El tenor James Valenti entró en un duelo vocal con el barítono Armando Noguera quien hizo notar fuerte su presencia, pero fue tal vez la tierna imagen de Iker Alonso en el papel de Dolore, hijo de Cio-Cio San el que más conmovió a los espectadores. No necesitó alcanzar ningún tono, ni siquiera emitir una palabra; con una inusitada calma para un niño de tres años, se desenvolvió con soltura en el escenario.



La OFJ tuvo algunos momentos sublimes, y aunque no se mantuvo así durante los tres actos terminó por convencer a la audiencia. Por su parte el Coro del Estado dio muestras del empeño que invirtió en esta producción.

Una gran puesta en escena y una escenografía que tocó fibras pasando por los tonos sutiles de los cerezos en flor a los rojos intensos de una tragedia que sangra. Un escenario vivo y en movimiento que logró transmitir su calidez gracias al gran trabajo de iluminación.



Madama Butterfly logró cautivar sin hacer sentir todo el peso de una tragedia descomunal. Un teatro lleno, con ovación de pie y una lluvia de claveles se entregó a todo el elenco, sin embargo, el público hizo notar que sus favoritos fueron la soprano Svetlana Aksenova y el pequeño Iker que tuvo a bien dejar su chupón y subir por primera vez a un escenario.






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