19 oct 2015

Su nombre es Itzel

Con admiración  y respeto para una guerrera

Según la American Cancer Society: El cáncer de seno es el cáncer más común entre las mujeres estadounidenses, 1 de cada 8 (12%) mujeres en los Estados Unidos padecerá cáncer de seno invasivo durante el transcurso de su vida. Se calcula que en el año  2015, alrededor de 231,840 nuevos casos de cáncer de seno invasivo serán diagnosticados en las mujeres de este país.

Menciono los datos de Estados Unidos porque son los que se llevan con mayor exactitud, pero no voy a hablar de esto de manera global, lo menciono para que puedan calcular el número de mujeres de las que estoy hablando, y aunque voy a hablar de una mujer en particular, porque  ésta  historia tendrá un nombre y una cara, la historia hablará de la batalla que millones de mujeres en el mundo están librando.

Su nombre es Itzel Navidad, vive en Culiacán, Sinaloa y es actriz de profesión, hace unos meses fue diagnosticada de un carcinoma ductal infiltrado etapa II, en estos momentos  está recibiendo tratamiento para detener el avance de esta enfermedad. A través de las redes sociales Itzel ha hecho público su sentir desde el momento en que recibe la noticia hasta su salida del quirófano. 



“Escuché un solo "ufff" que hasta el momento sigue retumbando en mi memoria, en mis oídos, en mi cabeza como si fuera un grillo que me aturde de vez en vez. "ufff" -dijo el médico- "Sí, hay algo malito aquí". Entonces mi vida se derrumbó, caí en shock sobre el escritorio y mi llanto se volvió interminable. Escuchaba resonar la palabra "cáncer" una y mil veces, sin que fuera mencionada, como si fuera un mal presagio. Cáncer, sí, cáncer. Tuvieron que pasar días, semanas, meses, para que la palabra se pudiera aceptar en el consciente.”

Esos días, semanas y meses pasaron, Itzel aceptó su diagnóstico y decidió cómo quería entrar en la lucha; porque una cosa es comenzar un tratamiento y otra muy diferente es determinar la actitud con que vas a entrar en él. El término “guerreras” es  utilizado  para describir a las mujeres que están en tratamiento contra el cáncer, sin embargo, muchas de ellas no se ven así mismas de esa manera.

“No sé si sea una guerrera. Veo que a todas las mujeres que se enfrentan no sólo a esta enfermedad, sino a momentos muy difíciles de su vida, se les llama así. Creo que finalmente todas somos guerreras, no sólo quien se enfrenta al cáncer, sino el simple hecho de enfrentarte a la vida desde tu condición de ser mujer.”

La batalla es larga y pesada, Itzel lo sabe; reconoce sus miedos, tiene días oscuros en donde piensa que la vida se le va de las manos, reconoce que ha aprendido a conocerse y a amarse. Tiene el apoyo de su familia y sus amigos, su profesión le ha ayudado a entender el proceso, aunque por el momento no pueda ejercerla.

Antes de comenzar con su tratamiento decidió realizarse una sesión fotográfica, tuvo la opción de hacerla cuando todavía tenía su cabello, pero en último momento cambió de opinión. La belleza que proyecta en las fotografías es impactante, no por la ausencia de su melena, sino porque en ellas hay mucha sensualidad, hay un reflejo de su alegría y hasta un aire de serenidad. Al preguntarle si se está aferrando a su belleza, ella contesta inmediatamente que sí. Que ahora se preocupa más por su apariencia que antes, su arreglo personal requiere más de su tiempo y de su atención.

“Creo que es una manera de mostrarme a mí que estoy bien y por ende a los demás. Es curioso, si quieren visitarme en mi casa no permito que me vean mal. Antes no era así.”

Esta actitud no es exclusiva de Itzel, muchas mujeres se mantienen en pie no solamente por ellas, sino por las personas que las rodean, en medio de esa lucha por la vida, todavía tienen alma y coraje para pensar en los demás. Ignoro si esto es bueno o malo para ellas, tal vez pueda ser una carga que no necesitan en momentos así, “la recuperación es egoísta” dicen por ahí, pero hay quien no puede circular por la vida con esa bandera.

Si ustedes en este momento se están preguntando ¿por qué puedo hablar con tanta seguridad de esto? Les diré que es porque he tenido la suerte de conocer muchas mujeres así, las he atendido por mucho tiempo durante sus tratamientos de radioterapia, prácticamente todas al levantarse de la camilla de tratamiento suspiran; con un suspiro profundo agradecen los 15 o 20 minutos de descanso que resultó el tratamiento diario en su apretada lista de actividades. Salen corriendo para recoger niños en la escuela, para terminar de hacer la comida para el marido, para volver a la oficina porque tienen mucho trabajo pendiente. ¿De dónde sacan fuerza y vitalidad para todo eso? No lo sé. Sé que se derrumban de repente, que quieren mandar todo al carajo y rendirse, sé que el traje de “guerrera” es pesado y malagradecido en ocasiones, pero ellas se las ingenian para volverse a poner de pie y seguir luchando.

“Me he llenado de fortaleza, de ímpetu, ni yo misma sabía que tenía tanta fuerza para enfrentarlo. Ahora sé que cáncer no significa muerte, ahora sé que significará, al final, más cosas buenas, que malas”.

Hoy Itzel le habla al cáncer como un amigo, porque llegó para enseñarle y para ayudarla a reencontrarse con ella misma. Para hacerle notar que lo demás es accesorio y puede o no estar. Hoy ese amigo le recuerda que debe quererse todos los días sin importar si el aprecio externo era sólo un espejismo. Itzel dice que no está peleando, se está curando. Hoy ya no es la misma que hace unos meses, hoy es la reconstrucción de sí misma.

Esta nota es para ti Itzel, no es de ninguna manera un regalo, es una manera de llevar tu voz a más mujeres que como tú se están encontrando a sí mismas a través de este proceso. A ti y a todas ellas nuestra admiración y cariño.

“No pelearé contigo, pues eres mi aliado en esta lucha. No pelearé, me curaré de ti. Estarás el tiempo que tengas que estar, hasta que mi vida se haya reestructurado. En el camino estamos, amigo...Y al final, tal vez te diga adiós y te de las gracias.”


Soy y no me venzo.
Renazco.
Amo.

Itzel Navidad




Fotografías: Guido Reyes Félix

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