¿Tendencia o casualidad? ¿De qué
depende que un personaje histórico se ponga de moda en el cine? Tal vez los
movimientos sociales tienen algo que ver aquí, o quizá la historia tiene una
cuota que pagar a figuras que en su momento fueron menospreciadas por su
género, color, orientación sexual y muchos etcéteras más. El rol de reina
protagónica (solita, sin un rey que la acompañe) se ha visto mucho últimamente,
ya pasamos por muchas versiones de Elizabeth (Isabel I de Inglaterra) y ahora
la Casa Estuardo es el linaje de moda, primero con Ana I en The Favourite y ahora con María I en Mary Queen of Scots (Las
dos reinas).
Basada
en la biografía Queen of Scots: The
True Life of Mary Stuart, de John Guy, la directora Josie Rourke habla sobre el
regreso a Escocia de Marie I (Saoirse Ronan) para reclamar el trono que por
derecho le pertenece, sin embargo, su prima Isabel I (Margot Robbie) es quien
tiene bajo el mandato de la corona de Inglaterra a dicho territorio.
Beau Willimon (House of
Cards) lleva el guion en un camino diferente al que alguna vez tomó la versión
dirigida por John Ford, Mary of Scotland,
en 1936; suavizando el odio y los celos de este par de regias parentelas. Para
la versión 2018 tenemos sí, dos monarcas en guerra, pero más que mostrarlas
celosas una de la otra, resulta que son víctimas de la maquinación de los
hombres a su alrededor… ¿le suena esto suficientemente feminista? No es que se
odien, por el contrario, se aman y se admiran, pero una cabeza debe de rodar.
¿Qué fue lo que pasó en
realidad? Creo que es muy difícil saberlo, no he leído la biografía de John Guy
y no sé qué tanto se apegó el guion a ella, así que sólo me queda hablar de la
cinta por lo que muestra la pantalla. Por lo tanto les diré que para ser una
película de época la ambientación, el vestuario y maquillaje están impecables.
Tanto Robbie como Ronan tienen actuaciones “suficientes”, lo cual es una
desgracia sobre todo para Margot Robbie, quien se ha esforzado tanto en
destacar más allá de su belleza, reconocimiento que estuvo a punto de alcanzar
por I,Tonya, y que sin duda a este paso conseguirá muy pronto.
Mary Queen of Scots no logra transmitir las emociones
que se fraguan entre estas dos mujeres, personajes maravillosos, eso que ni
qué. El ritmo no se mantiene y al final, sin sorpresa además, nos quedamos con
una historia bellamente presentada, pero muy plana.
El profesor James Murray (Mel Gibson) se ve involucrado
en la ardua tarea de compilar palabras para la primera edición del Oxford
English Dictionary a mediados del siglo XIX. Mientras tanto el Dr. William
Minor (Sean Penn), declarado demente tras el asesinato de un hombre inocente,
se convierte en el mejor de sus colaboradores al enviar más de diez mil
palabras para el diccionario.
Tal parece
que desde que Mel Gibson dirigió, escribió y produjoThe Passion of the
Christ, el mote de “loco”
aparece de forma repetitiva. Más tarde llegó Apocalypto y la locura se hizo oficial, para cuando se estrena Hacksaw Ridge, estábamos seguros de
haberlo perdido para siempre. Deschabetado de atar, pero con la genialidad
propia de los locos más evidente que nunca. The Professor and the Madman
se convirtió en su siguiente gran proyecto, sin embargo, en el largo y tortuoso
camino de esta producción, el Sr. Gibson decidió ceder la dirección a alguien que
creyó más cuerdo que él. Farhad Safinia pasó de guionista a director de la
noche a la mañana y ahora no sabemos cuál locura fue mayor.
Retrasar
el estreno de una película, se puede dar por diversas razones, pese a que ese
retraso no la hará mejorar ahí guardada en donde está. Tal vez la puede
mantener a distancia de otras cintas que la hagan ver peor, pero tal parece que
lo único que consiguieron con el retraso fue “salir tablas”.
La
historia es fascinante, en verdad le digo que vaya a verla nada más por conocer
la gran proeza de estos dos hombres. El diseño de producción y la ambientación
no tienen pero alguno, las actuaciones son bastante decentes; todos sabemos que
Sean Penn no necesita esforzarse mucho para dar la impresión de haber perdido
la cabeza, pero hace un buen papel.
Tal vez el
mayor pecado de esta cinta fue la duración, el equipo de guionistas, en donde también
se cuenta al director, junto con John Boorman y Todd Komarnicki, no logra
mantener el ritmo en la historia, por lo que se puede sentir un poco larga. La adaptación
del guion es pobre, quizá se deba a que había tanto que decir al respecto de
los personajes que circulaban alrededor de los protagonistas o simplemente
porque la problemática legal en la que se vieron envueltos acabó con su
inspiración.
The
Professor and the Madman es apenas un asomo de lo que pudo haber sido,
sin embargo, después de que terminó la racha de estrenos de las mejores
películas del año pasado, ahora aparece en la cartelera como algo de lo poco
bueno que se puede ver. Como acontecimiento histórico, vale la pena, además no
voy a negar cierto placer de volver a ver a Gibson en un papel, digamos serio,
aunque no lo salva que esa locura implícita en todas sus producciones, sea cada
vez más evidente.
Captain Marvel,
también conocida, muchos años atrás, como Ms.
Marvel; "la heroína más grande del Universo Marvel", o quizá “La Vengadora más poderosa". Carol Danvers, oficial de la Fuerza Aérea de los EEUU, o Vers,
miembro de la Fuerza Estelar de los Krees, hace su aparición en el cine, en un
momento muy diferente al que se presentó en los cómics por primera vez, allá
por 1968. Aterriza justo en la era del empoderamiento femenino, en el apogeo
del movimiento Me Too y en pleno Día de la Mujer.
En el año
2017 DC Comics se les adelantó
presentando a su superheroína Wonder Woman (Gal Galdot), quien vino a
levantar del suelo a Batman y Superman, portando una minifalda, una impecable
cabellera y toda la belleza y fortaleza característica de las Amazonas. El
resultado fue avasallador. ¿Qué fue lo que se le ocurrió a Marvel para superar
esta proeza?
Bueno,
Marvel se preparó para éste momento desde el 2012cuando en los comics se dio el inicio de una
nueva etapa para Carol Danvers gracias a la guionista Kelly Sue DeConnick y al
nuevo diseño de su traje. Como todos los superhéroes a lo largo del tiempo, Captain
Marvel ha pasado por muchas transformaciones, es imposible en una
película, apegarse a una historia tan cambiante como la de éste personaje tan
curvilíneo que además posee una poderosísima cabellera rubia; pero parece que
conforme fueron reivindicando su poder, le fueron restando atributos FE-ME-NI-NOS.
Captain
Marvel fue muy pensada, tanto que Wonder
Woman le comió el mandado, porque con los superhéroes como en la vida real,
“el que pega primero, pega dos veces”. Si bien procuraron involucrar a la mayor
cantidad de mujeres en el proyecto, tal como DC lo hizo, para esta cinta
quisieron ser, digamos, un poco más intelectuales, más pensantes. Es por eso
que trajeron a Anna Boden y Ryan Fleck directores y guionistas de cine
independiente, a arriesgarse con una producción gigantesca que se les salió de las manos. La elección de la
protagonista; una ferviente feminista y una de las principales abanderadas
precisamente del movimiento Me Too:
Brie Larson. Una actriz joven considerada “seria”, ganadora de un Oscar por Room, en donde maquillaje y peinado no
figuraban; no una cara bonita, ni siquiera una carismática, pero su personaje
está más forzado que el de Jessica Alba como Sue Storm (La Mujer Invisible). La
verdad es que nunca me gustó Larson para éste papel.
Antes de
decir nada más, he de confesar que la película me divirtió bastante, se me hizo
entretenida y para mí, que no soy una experta en cómics, me resultó muy
ilustrativa. Pese a todo lo que se ha dicho de las secuencias de acción, yo no
le puse pero a ninguna y me parece que Larson lo hizo bien en los combates
cuerpo a cuerpo. Sólo hay algunos detalles que no me gustaron, el menor de ellos
es la arrastrada por el suelo que le dieron al respetable Nick Fury (Samuel L.
Jackson), no habrá manera de rescatar su reputación en las cuarenta películas
que le falten a este universo.
La
segunda, y muy importante, lo predecible de la trama, hasta los ajenos a la
historia original (me incluyo claro está) nos dimos cuenta hacia dónde iba todo
el asunto y el señor Yon-Rogg (Jude Law) quedó como una simple “carta abierta”.
Y la tercera y más importante de todas, el que hicieron todo lo posible por
mostrar a una heroína fea y desaliñada, poderosa eso sí, más poderosa que
ningún otro superhéroe que yo conozca y que además nos llena de esperanza para
la llegada de Avengers:Endgame, pero, ¿por qué le quitaron todo aquello que sí
le permitieron a Black Widow (Scarlett Johansson) o a Scarlet Witch (Elizabeth
Olsen)? ¡A Mystique! (Rebecca Romijn/Jennifer Lawrence) la experta pateadora de
traseros masculinos.
Ustedes me disculparán, pero es algo que no
entiendo. ¿Por qué para ser, ya no digo feminista, sino mujer empoderada, hace
falta despojarse de la feminidad? Hablando como mujer, como toda la mujer
feminista que me considero, no me gusta que de forma obligada la feminidad nos
convierta en frívolas. No es así, al menos no necesariamente.
Los superhéroes o superheroínas son
personajes de ensueño, son seres mitológicos, mutantes, extraterrestres,
fantásticos o como guste usted llamarlos, que tienen cualquier poder que se les
ocurra y que además, al menos en la mayoría de ellos, se puede considerar la belleza
como parte de ese poder que tanto nos atrae. Son todas esas cosas las que los
hacen tan ajenos a nosotros y quizá, la razón por la que
los admiramos tanto. Esos seres extraordinarios traen también muchas virtudes
consigo, que nos inspiran a sacar lo mejor de nosotros mismos, no se necesita
sacrificar todo eso por un contenido ideológico. Perdón, pero para eso tenemos
la vida real, para pelear todas las guerras que deben ser peleadas por las
mujeres por alcanzar algo que por derecho nos pertenece. El cine de superhéroes
no debería estar a obligado a ser parte de un movimiento social.
Sé que mi queja con Captain Marvel tiene un
enfoque frívolo, porque no estoy hablando de la carencia de sus villanos, de lo
ridículo por el que hicieron pasar a personajes tan importantes, o incluso de
su falta de creatividad. Repito, a mí la película me divirtió bastante, pero
parte de las risas que me provocó la cinta tienen que ver con la enmarañada
cabellera de un rubio forzado y la cara llena de mugre de la mujer más poderosa
de éste y otros muchos universos. Captain Marvel es uno de los mejores
soldados que he visto, sin embargo, no creo que fuera necesario convertirla en
hombre para considerarla una súper mujer.
Con
20 años recién cumplidos, la policía argentina detuvo a Carlos Eduardo Robledo
Puch, conocido como “El ángel de la muerte”, a quien se le imputaban al menos
17 robos, 11 asesinatos y varios cargos de agresión sexual y violación. Su
juventud y belleza, su mirada de ángel, lo convirtieron en el preso más popular
de Argentina, en donde después de 46 años, sigue cautivo.
El Ángel, dirigida y co-escrita por Luis
Ortega se basa en la historia de Robledo Puch, para mostrar a Carlitos (Lorenzo
Ferro), un jovencito con la vocación de ser ladrón. En la escuela conoce a
Ramón (Chino Darín), por quien se siente atraído. Ramón pertenece a una familia
de delincuentes y cuando lo lleva a conocer a sus padres José (Daniel Fanego) y
Ana María (Mercedes Morán) quedan fascinados con el potencial del muchacho,
mientras sus propios padres, Aurora (Cecilia Roth) y Héctor Robledo Puch (Luis
Gnecco) temen por las actividades de su hijo.
Ángeles y serafines palidecen ante el
rostro de Lorenzo Ferro en lo es su primera película. Su extraordinario parecido
con Robledo Puch lo convirtió en el mejor candidato a interpretarlo, pese a su
inexperiencia. El director se arriesgó con él y por fortuna salió más que bien
librado. Este chico de 20 años supo plantarse frente a la cámara de desplegar
su encanto, lo hizo de tal manera que los “flacos” de la cinta se pueden pasar
por alto, al menos hablando como espectadora.
Su imagen me recordó a Niels Schneider,
el actor francés que participó en la cinta Les
amours imaginaires (Los amores imaginarios) del joven director Xavier
Dolan; de hecho no podía dejar de pensar en lo que podría hacer Dolan con un
actor como Ferro. El Ángel funciona por dos cosas, sin duda el carisma y la
belleza del protagonista, por la comodidad con que se desenvuelve en el
personaje y en segundo lugar por el tino del director y guionista al hacer
girar la historia precisamente en ese punto, sin enredarse en elementos de
fondo; que podrían significar éxito o
fracaso rotundo para la película. Tendrá como bonus el buen desempeño del resto
del elenco, que sirvieron para sustentar la actuación del novato.
Robledo Puch es digno de ser libro,
película, estudio psicológico y muchas cosas más, en tan sólo once meses puso
de cabeza a Argentina matando a sangre fría, principalmente por la espalda o
disparando a las víctimas cuando estaban dormidas. Aunque la cara de infante
hace esto más estremecedor, lo cierto es que no estaba tan chico cuando todo esto
pasó, pero por lo visto tenía ese mismo switch
que se activa en los niños sicarios o guerrilleros y que los deja con una
sensación de curiosidad más que de culpa o remordimiento por tomar de manera
tan “sencilla” la vida de alguien. Delincuentes sin ambición, para los que ir en contra de la ley es sólo un juego.
El Ángel es una buena opción en
cartelera para el fin de semana, vaya y sorpréndase por los sentimientos que
despertará en usted este querubín de labios carnosos que baila al ritmo de una
banda sonora fantástica y con los caireles al aire, mientras disfruta el
descubrir que nació para ser un verdadero demonio.
Jeff Tocci Don Chalo Aguafuerte - aguatinta 51 x 38 cm
Conocí
a Chalo en el muro del taller de gráfica del Maestro Francisco Limón, estaba
enmarcado así como no queriendo llamar la atención, rodeado de otros grabados
que pudieran resultar más atractivos para los conocedores del arte como los de
Francisco Toledo o Guillermo Olguín. Ni siquiera supe
quién era el autor de su grabado, mis ojos nunca llegaron a buscar la firma al
calce, estaba impactada con la imagen. Traté de relacionarlo con alguien
famoso, famoso que yo ubicara claro, pero no, parecía un personaje creado por
la imaginación de un artista de lo surreal. Un vampiro al carbón, al carbón verdoso
como era su color de piel, con unos anteojos redondos y tan obscuros como innecesarios al momento de
querer pasar desapercibido.
Poco después lo vi en persona, “es él”,
pensé, mientras estrechaba su mano y sentía su piel de papel arrugarse con el
apretón que le di, intentando percibir el pulso en su muñeca para cerciorarme
que en verdad era alguien terrenal y no un ser sacado de un libro. Ese embrujo terminó
de inmediato. Su impactante imagen, para mí, la nueva en la ciudad, desapareció
cuando la gente a su alrededor comenzó a interactuar con él. Mi abuela se
hubiera referido a Chalo como un pan.
Chalo, “El Rey de la noche oaxaqueña”,
amo y señor de “El Candela”; el “Señor de las sombras” como le llama el escritor
JM Servín, quien también en estos momentos, me consta, está llorando su partida. La historia se
hace larga detrás de él, y sin embargo no son sus andanzas las que se quedan
ahora que él ya no está. Estoy segura que es su ausencia la que llena las
calles de Oaxaca en estos días.
Se venía despidiendo desde hace tanto
tiempo, que ya nadie creía que iba a cumplir su palabra, es imposible
imaginarse a la Oaxaca nocturna sin él. Él siempre tan de la fiesta y tan del
arte, tan del mitin de López Obrador cargando una sombrilla de MORENA sobre su
cabeza y un terrible cáncer a sus espaldas. Tan de “Oaxaca Cine” como tan asiduo a "El Pez". Tan de las fotografías de “El Negro” Ibáñez o tan inauguración de X, Y o Z artista, ahí
estaba él. Conferencias, ferias, departiendo con los amigos, con sus grandes
amigos en “La Popular” y en cualquier lugar que la ciudad clamara por su
nombre, pero sin faltar a recibir a la gente en “El Candela”, eso sí.
No supe si alguna vez fue eufórico al
hablar, porque su voz siempre dejaba en el ambiente una sensación de
tranquilidad. Divertido, ameno, con grandes historias que contar y siempre
dispuesto a escuchar y a seguir conociendo gente. Me siento dichosa de haberlo
conocido aunque sea por un breve espacio de tiempo. Personajes así no se
encuentran todos los días.
El recuerdo de Chalo es suficiente para
seguir hablando de él sin llegar al cansancio, pero sin duda su mejor discurso,
su mejor legado serán los amigos que hoy lo están despidiendo con los ojos
llenos de lágrimas, yo misma no puedo contener esta extraña necesidad de decir
algo sobre él, porque aunque no puedo afirmar que fuimos amigos, no fui ajena a
sus atenciones, a su sonrisa honesta y a su abrazo. Verlo levantarse de la cama
para sentarse a tomar una cerveza con nosotros, me demostró que esa aparente
fragilidad con la que caminaba de un lado para otro, sólo servía para disimular
su extraordinaria fortaleza y sus ganas de vivir, pero sobre todo sus ganas de
dar.
A Chalo no se le puede pedir que
descanse en paz, eso es casi ofensivo. Que siga la fiesta Chalo, en donde quiera
que estés. ¡Salud! Hasta que volvamos a encontrarnos.