Remontando el marcador
“Pide y se os concederá”. Pedí y se me concedió. Hace
dos años cuando estrenó Fantastic Beasts and Where to Find Them,
en mi crítica pedía dos rayitas más de oscuridad, bueno, pues con Fantastic
Beasts: The Crimes of Grindelwald obtuve no dos, sino tres tonos más
oscuros del universo de J.K. Rowling.
La
historia comienza en 1927, seis meses después de donde nos quedamos la última
vez. Grindelwald (Johnny Depp) será trasladado de la prisión mágica de Nueva
York a una en Europa para pagar por los crímenes que allá cometió. Pese a las extremas
medidas de seguridad Grindelwald se escapa en el traslado y se refugia en
París, para continuar con sus planes de encontrar a Credence Barebone (Ezra
Miller) y asesinar a Albus Dumbledore (Jude Law).
Parece que
David Yates será el director a perpetuidad de las sagas de Rowling. No sé si esto
será bueno o malo, por lo pronto su experiencia en el tema lo ha llevado con
altibajos, pero parece que la productora no se quiere arriesgar con sangre
fresca. Mamá Potter (J.K. Rowling) repite con el guion y parece que ya le está
agarrando la onda a este formato.
La primera
entrega prometía y en promesa se quedó. Hasta parece que sacrificaron mucho
para amarrar a la audiencia hasta ésta segunda parte con lo que saga cobra
fuerza de nuevo. Para los seguidores, ya sea de la obra literaria o de las
películas, The Crimes of Grindelwald llenará muchos huecos que permiten hilar
esta saga con la anterior y es justo ahí que nos deja atrapados en su hechizo.
Los personajes
de Hogwarts empiezan a aparecer, sus antecedentes no sólo sorprenden sino que
enganchan, queremos saber más de su historia, de sus orígenes. Por otro lado,
los nuevos personajes se afianzan y comienzan a volverse entrañables. Newt
Scamander (Eddie Redmayne) ya no es un hijo de vecino simplón, sino que asoma
la importancia que tendrá más adelante. Al millonario elenco se unen Zoe Kravitz como Leta Lestrange, Calum Turner
como Theseus Scamander, Claudia Kim como Nagini, Brontis Jodorowsky como Nicolas
Flamel y el ya mencionado Law como Dumbledore.
Con la
primera escena tenemos para saber lo que nos espera, aunque a pesar de su
aparatosa fuga en donde hace gala de sus poderes mágicos, Johnny Depp sigue sin
funcionar como villano, sin embargo la oscuridad predomina en la cinta y los
muertos se empezarán a contar por montones. La dosis de animales fantásticos se
mantuvo discreta pero a los que salieron se les permitió lucir gracias a los
efectos especiales, de los cuales también tendremos bastante, incluida la
ambientación que les quedó di-vi-na. La participación de Law es reducida, sin
embargo promete llegar más.
Todavía es
demasiado pronto para empezar a llorar por los caídos, porque seguimos muy
arraigados a los personajes originales, no obstante la combinación
Yates-Rowling comienza a agarrar fuerza. Al menos yo ya estoy esperando la
tercera entrega. La saga de Fantastic Beasts, tentativamente
programada para cinco películas, corre el riesgo de abusar de los guiños a Harry
Potter, hasta este momento le han funcionado para el arranque y para despertar
la curiosidad de los espectadores, pero ya debe de pensar en sobrevivir por sí
misma.
Confío en
que el efecto de esta cinta impulse a la historia para más, la verdad me
pesaría verla caer en este momento. En definitiva Depp necesitará ayuda con su
personaje, tal vez una nueva versión femenina de la macabra maldad de Bellatrix
Lestrange le vendría bien. Por lo pronto disfrute de la magia de esta película,
mientras esperamos lo mejor de la siguiente.
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