El divertido horror de
una familia funcional
1964
fue un gran año televisivo para los monstruos, series que incluían brujas,
vampiros, vampiresas y otros personajes propios de los grandes clásicos
literarios, se colaron en el catálogo de los programas infantiles de mayor
popularidad. En el mes de septiembre de ese año, con tan solo unos días de
diferencia entre ellas se estrenaban: Bewitched (Hechizada), The
Addams Family (Los locos Adams) y The Munsters (La familia Monster).
Bewitched se mantuvo con mucho éxito por ocho
temporadas, convirtiéndose en la serie más larga con una temática sobrenatural entre
los años 1960 - 1970, consiguiendo
entrar en la lista de Las 50 Mejores Series de todos los Tiempos. The
Addams Family y The Munster significaron para la ABC
y CBS respectivamente, una guerra de rating a lo largo de dos años, hasta que Batman
los dejara fuera del aire con un tremendo ¡Pow!
En
general las dos series tratan sobre lo mismo, una familia terrorífica en
situaciones cotidianas, que hacen notar que los monstruos son otros y no ellos.
La nota sería muy larga si trato de detallar las dos series, así que tuve que
escoger entre una y otra, y tras una difícil decisión me incliné por The
Munster.
Su
emisión comenzó sin muchas expectativas, aunque la idea original era hacerla a
colores, por cuestiones de presupuesto la mantuvieron en blanco y negro, lo
cual agregó un extra a su encanto. Al reparto original se incluyeron: Fred
Gwynne como Herman Munster y Al Lewis
como Sam Dracula, el abuelo. Los dos actores venían de trabajar juntos en la
serie Car 54, where are you?, sin embargo, ni antes ni después,
lograron superar a sus personajes en esta serie, no hubo manera de que se los
quitaran de la piel. Igual le pasó a Yvonne De Carlo con Lily Munster, sin
importar sus destacados antecedentes en el cine, fue la televisión la que la
volvió inmortal. Beverly Owen y Pat Priest dieron vida a Marilyn Munster, la sobrina
“rara” de la familia y Butch Patrick se convirtió en Eddie Munster, un
pequeño hombre lobo.
El
que el tema de estas series haya salido a flote no es casualidad, la fecha
tendrá algo que ver, pero en realidad
surgió hace unos días en una plática casual con un amigo psicólogo, con quien
me he dedicado a comentar los simbolismos de algunas películas y personajes,
dando como resultado analogías interesantes que ya les contaré. Tanto Los
Munster como Los Addams son comedias de
contrastes, en donde ser monstruo era algo común. Se compadecían de los humanos
“normales” por considerarlos raros, sin embargo los dos excéntricos clanes, son
un perfecto modelo de una familia funcional, en donde los problemas existen,
pero a diferencia de aquellas que se tornan en disfuncionales, estas
monstruosas familias convierten el
problema en parte de la solución.
La
cotidianidad es parte de su encanto y son precisamente esas situaciones las que
las hicieron empáticas con nosotros. Hablando de Los Monsters, que se
acercan un poco más al común de nosotros por ser una familia de clase media; Herman
sale todos los días a trabajar, mientras Lily se queda en casa (como era lo más
habitual en la época). En el intro de la serie Lily despide en la puerta a cada
miembro de la familia, como seguro lo hizo nuestra madre más de una vez.
Eddie
es travieso como cualquier niño, pero responde a la autoridad de los padres y
respeta la figura del abuelo, quien es una persona importante para él. El
abuelo con ese aire excéntrico, siempre habla de los buenos tiempos en Transilvania
y se muestra encantado de que su nieto pase el tiempo con él y sus
experimentos. El personaje de Al Lewis se respetaba como corresponde a un
adulto mayor, más nunca fue el responsable de Eddie, esos eran sus papás.
El
personaje de Herman contrasta su imponente aspecto con su inocencia y su gran
corazón. Y aunque la figura que denota más estabilidad en la casa es la de
Lily, las decisiones se toman en pareja. La comunicación entre los miembros
resultó un punto clave y el amor entre ellos siempre estuvo presente. Con Los Addams este punto fue un poco más allá, porque
Homero y Morticia tienen demostraciones de afecto más pasionales, lo cual deja
ver lo sano de su relación íntima. El amor no se esconde en ninguna de esas
casas, es visto con naturalidad y todos lo festejan.
El
último miembro de la familia, y en apariencia el más distante, fue en gran
medida el pilar de la serie. Marilyn, creada a semejanza de Marilyn Monroe, una
típica jovencita rubia de rasgos
perfectos, un icono de la belleza de esos tiempos. Por este personaje todos en
casa sentían compasión por considerarla fea y diferente a los demás. Por ser
sobrina y no hija de Herman y Lily, el amor hacia ella no es una cuestión sanguínea,
sino que radica en la aceptación y tolerancia de la familia. Bajo estos
conceptos La familia Monster veía al resto del mundo, su grado de
tolerancia era tal que si no entendían las acciones de los demás, solo las aceptaban
agregando un poco de compasión. Estaban incapacitados para percibir una mala
intención, incluso la maldad misma, porque en ellos no existía.
Una
familia funcional, indistintamente de su
apariencia externa, establece relaciones con el entorno, están abiertas a las
bondades que ofrece el diálogo, son capaces de alojar la diferencia dentro de
ellos sin que esto les cause problema. Los padres mantienen la jerarquía, sin llegar
a ser una dictadura, están receptivos a escuchar la retroalimentación de los
otros miembros. La relación de pareja está tanto al margen como dentro de la
familia, el amor es evidente y cada miembro funciona muy bien, ya sea de manera
individual o colectiva.
Considere
esta nota como una sugerencia para volver a reír con esta comedia de humor
absurdo y gags que dan rienda suelta a las carcajadas. Esta serie, solo tuvo
dos temporadas, cada una con 35 capítulos, pero eso fue suficiente para
considerarla actualmente como una Serie de Culto y un icono de la Cultura Pop.
Está llena de mensajes vigentes al día de hoy, incita al respeto a las minorías
y a no juzgar por el aspecto, sino por
las acciones. Somos tantas las familias disfuncionales que la funcionalidad se
ha convertido en una leyenda urbana, en un fantasma imposible de atrapar. Todo
parece indicar que hay que ser un poco monstruo para conseguirla. ¿Lo intentamos?
Muchas
gracias al psicólogo Robert Martínez, profesor de la Universidad Iberoamericana
de León, Guanajuato, por su aportación para esta nota.
No hay comentarios:
Publicar un comentario