Una parodia que
convence
Creo
que en definitiva no soy la persona más
indicada para hablar de una película de superhéroes, porque todo el mundo sabe
que me gustan más que los Minions, y
mire que eso es mucho decir. Desde
pequeña me he sentido maravillada por ellos, mas nunca llegué a convertirme en
algo así como un geek, porque bueno, ellos están mejor documentados y se
saben de pe a pa todos los pormenores de
la historia. La que aquí escribe se da
por bien servida si los superhéroes me
hacen el favor de quitarse la camisa unos segundos.
Parte
del encanto de ser un superhéroe radica en esa aura de divinidad, en ese poder
que emanan más allá de los leggins y los trajes ajustados, pero cuando estamos
hablando del mitológico Thor todo eso se torna exponencial. Si tengo la
oportunidad de poner en slow motion
la imagen para ver todos esos músculos contonearse con su martillo en mano, la
capa ondeando seductoramente y su larga
melena rubia al viento, lo hago una y
otra vez mientras babeo hipnotizada. ¿Se imagina usted a Thor, hijo de Odín, heredero de Asgard,
protector de Midgard, dueño del poderoso Mjölnir, dios del trueno convertido en
un comediante? Pues bien, en Thor: Ragnarok lo tendrá
representado de esa manera, como un mortal “stadupero”, pero no se vaya, que
parece que fue precisamente eso, lo que salvó a la tercera película del dios
nórdico de desplomarse como lo hizo su antecesora Thor: The Dark World.
Como
lo vimos en los trailers Thor (Chris Hemsworth) está preso al otro lado del universo sin su
poderoso martillo, convertido en algo así como un gladiador enfrentando a Hulk
(Mark Ruffalo). Su objetivo es volver a Asgard y parar el Ragnarok que
significaría la destrucción de su planeta natal y el fin de la civilización
Asgardiana a manos de la implacable Hela (Cate Blanchett). Para lograr esto
tendrá que liberarse de sus captores, una cazadora (Tessa Thompson) y un
excéntrico dictador conocido como Grandmaster (Jeff Goldblum), mientras su
hermano Loki (Tom Hiddleston) funge como espectador.
El
director neozelandés Taika Waititi, ya nos había dado una probadita de lo que
venía con el corto While You Were Fighting: A Thor Mockumentary, un falso
documental en donde nos explica dónde estaba Thor durante los hechos acontecidos
en Capitán
América: Civil War, sin embargo nos dio esperanza de éxito con su
largometraje previo Hunt for the Wilderpeople. Waititi es comediante antes que
cualquier otra cosa, por fortuna su humor es muy agradable, aunque la verdad es
que por momentos se siente demasiado, despojó a Thor de todo su glamour y como
que todavía no se lo perdono, a pesar de que me reí mucho.
El
guion basado en la historia de Craig Kyle y Christopher Yost quedó a cargo de
Eric Pearson (Agent Carter), quien al parecer es conocedor del mundo Marvel.
Aquí no tengo mucho que decir, porque no estoy
calificada para afirmar si la historia se apega a la original, pero si
las carcajadas se lo permiten, seguro los más documentados podrán dar fe de
eso. Tiene buenos y vistosos efectos especiales y la banda sonora
tiene sus buenas rolas.
Thor:
Ragnarok es demasiado absurda, incluso para ser una cinta de superhéroes, las
situaciones de risa rompen con cualquier conato de suspenso o hasta con la
desgracia de ver mutilado a nuestro adorado rubio platinado, comenzando con el despojo de su
melena (la verdad es me encantó de pelo corto). La relación Thor-Hulk es
fenomenal, así también el cameo de Stan Lee, pese a que ese no es el mejor
cameo de la historia.
En
el personaje de Tessa Thompson cae el peso del momento políticamente correcto,
incluyente y feminista que ya es
obligatorio en todas las películas. Por fortuna esta Valkiria pasada de tueste,
sin peróxido y reducida de talla de brasier logra echarse a la bolsa a todo el
mundo, bueno, quizá a los caballeros que prefieran algo más exuberante no
tanto, pero a mí me gustó.
Cate
Blanchett por su parte es una villana que da risa, entre su marcado acento y
ese meneo ridículo no logró asustar a nadie. Anthony Hopkins tuvo una aparición
muy apagada y breve, pero todo esto lo compenso con los momentos que le dieron
a Benedict Cumberbatch en su papel de
Doctor Strange y a Idris Elba quien subió de nivel en esta entrega como el
guardián de la puerta de Asgard, Heimdall.
Thor:
Ragnarok es una cinta para desconectar el cerebro y reírse, tiene más tintes de
parodia que de película de superhéroes, me podría declarar ofendida por eso,
pero lo cierto es que la risa me impidió desplegar mi desprecio por ver al dios
del trueno convertido en un bufón. Así
que véala y disfrute del absurdo humor de Taika
Waititi, un polinesio multifuncional que seguro nos
vendrá con más sorpresas.
No
olvide que Marvel siempre tiene escenas post-créditos, no se salga de la sala
hasta el final.
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