2 nov 2017

Thor: Ragnarok

Una parodia que convence
Creo que en definitiva no soy la persona  más indicada para hablar de una película de superhéroes, porque todo el mundo sabe que me gustan  más que los Minions, y mire que eso es mucho decir.  Desde pequeña me he sentido maravillada por ellos, mas nunca llegué a convertirme en algo así como un geek, porque  bueno, ellos están mejor documentados y se saben  de pe a pa todos los pormenores de la historia. La que  aquí escribe se da por bien servida si los superhéroes  me hacen el favor de quitarse la camisa unos segundos.

Parte del encanto de ser un superhéroe radica en esa aura de divinidad, en ese poder que emanan más allá de los leggins y los trajes ajustados, pero cuando estamos hablando del mitológico Thor todo eso se torna exponencial. Si tengo la oportunidad de poner en slow motion la imagen para ver todos esos músculos contonearse con su martillo en mano, la capa ondeando seductoramente  y su larga melena rubia al viento,  lo hago una y otra vez mientras babeo hipnotizada. ¿Se imagina usted a  Thor, hijo de Odín, heredero de Asgard, protector de Midgard, dueño del poderoso Mjölnir, dios del trueno convertido en un comediante? Pues bien, en Thor: Ragnarok lo tendrá representado de esa manera, como un mortal “stadupero”, pero no se vaya, que parece que fue precisamente eso, lo que salvó a la tercera película del dios nórdico de desplomarse como lo hizo su antecesora Thor: The Dark World.

Como lo vimos en los trailers Thor (Chris Hemsworth)  está preso al otro lado del universo sin su poderoso martillo, convertido en algo así como un gladiador enfrentando a Hulk (Mark Ruffalo). Su objetivo es volver a Asgard y parar el Ragnarok que significaría la destrucción de su planeta natal y el fin de la civilización Asgardiana a manos de la implacable Hela (Cate Blanchett). Para lograr esto tendrá que liberarse de sus captores, una cazadora (Tessa Thompson) y un excéntrico dictador conocido como Grandmaster (Jeff Goldblum), mientras su hermano Loki (Tom Hiddleston) funge como espectador.

El director neozelandés Taika Waititi, ya nos había dado una probadita de lo que venía con el corto While You Were Fighting: A Thor Mockumentary, un falso documental en donde nos explica dónde estaba Thor durante los hechos acontecidos en Capitán América: Civil War, sin embargo nos dio esperanza de éxito con su largometraje previo Hunt for the Wilderpeople. Waititi es comediante antes que cualquier otra cosa, por fortuna su humor es muy agradable, aunque la verdad es que por momentos se siente demasiado, despojó a Thor de todo su glamour y como que todavía no se lo perdono, a pesar de que me reí mucho.

El guion basado en la historia de Craig Kyle y Christopher Yost quedó a cargo de Eric Pearson (Agent Carter), quien al parecer es conocedor del mundo Marvel. Aquí no tengo mucho que decir, porque no estoy  calificada para afirmar si la historia se apega a la original, pero si las carcajadas se lo permiten, seguro los más documentados podrán dar fe de eso. Tiene  buenos y  vistosos efectos especiales y la banda sonora tiene sus buenas rolas.

Thor: Ragnarok es demasiado absurda, incluso para ser una cinta de superhéroes, las situaciones de risa rompen con cualquier conato de suspenso o hasta con la desgracia de ver mutilado a nuestro adorado rubio platinado, comenzando con el despojo de su melena (la verdad es me encantó de pelo corto). La relación Thor-Hulk es fenomenal, así también el cameo de Stan Lee, pese a que ese no es el mejor cameo de la historia.

En el personaje de Tessa Thompson cae el peso del momento políticamente correcto, incluyente y  feminista que ya es obligatorio en todas las películas. Por fortuna esta Valkiria pasada de tueste, sin peróxido y reducida de talla de brasier logra echarse a la bolsa a todo el mundo, bueno, quizá a los caballeros que prefieran algo más exuberante no tanto, pero a mí me gustó.

Cate Blanchett por su parte es una villana que da risa, entre su marcado acento y ese meneo ridículo no logró asustar a nadie. Anthony Hopkins tuvo una aparición muy apagada y breve, pero todo esto lo compenso con los momentos que le dieron a  Benedict Cumberbatch en su papel de Doctor Strange y a Idris Elba quien subió de nivel en esta entrega como el guardián de la puerta de Asgard, Heimdall.

Thor: Ragnarok es una cinta para desconectar el cerebro y reírse, tiene más tintes de parodia que de película de superhéroes, me podría declarar ofendida por eso, pero lo cierto es que la risa me impidió desplegar mi desprecio por ver al dios del trueno convertido en un bufón.  Así que véala y disfrute del absurdo humor de Taika Waititi,  un  polinesio multifuncional que seguro nos vendrá con más sorpresas.


No olvide que Marvel siempre tiene escenas post-créditos, no se salga de la sala hasta el final.




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