El éxito detrás de la manipulación
Si
The
Glass Castle (El Castillo de Cristal) fuera una representación gráfica
de un electrocardiograma, tendríamos en ella largos tramos de mesetas y pequeños picos intermitentes para, poco
más de dos horas después, ver a nuestro
objeto de estudio morir.
Tal
vez concebida como una cinta de esas que resultan en “Oscares” por actuación, The
Glass Castle es un drama biográfico que se basa en el libro homónimo de
Jeannette Walls, en donde habla de la dura vida al lado de sus padres: Rex (Woody Harrelson) y Rose Mary Walls (Naomi
Watts), la cual Jeannette (Chandler Head/Ella
Anderson/Brie Larson) sufrió al lado de sus hermanos: Lori, Brian y Maureen.
Jeannette
Walls, pese a esa vida errante, llena de carencias y de irresponsabilidades por
parte de sus padres, logró sobrevivir y convertirse en una columnista famosa. Por
mucho tiempo negó a su familia por sentirse avergonzada de ella, aunque
finalmente la reconoció al publicar sus memorias. Lo cual la convirtió de
manera oficial en una escritora.
La
película la dirige y coescribe Destin Cretton, quien ya había trabajado con
Larson en Short Term 12 (Las vidas de Grace). Película que coincide con el
momento en que Larson comienza a llamar la atención como actriz. Cretton y
Andrew Lanham hacen el guion (hasta donde
tengo entendido) muy apegados a las memorias de Walls. Aunque no he leído el
libro, ni creo hacerlo alguna vez, me da la impresión que lo peor del guion es
precisamente el libro en el que está basado. La historia es manipuladora, se
perfila por momentos como un tipo de denuncia, como una catarsis al menos, pero
el final (incluidas las imágenes de los créditos) le da al traste a todo.
Emocionalmente
la cinta no conecta con el espectador. Estamos hablando de un drama, y sí, en
un principio parece que será una historia desgarradora, te puede mantener con
el paquete de kleenex en la mano, pero nunca llegas a necesitarlos.
Del trio
estelar el único que más o menos la libra es Woody Harrelson, a quien le vienen
de perlas ese tipo de personajes. Larson está muy lejos de lo que hizo en Room
y Naomi Watts ya perdió la naturalidad de la madre sufrida. Por su parte las
jovencitas Chandler Head y Ella Anderson quienes interpretan la niñez y
adolescencia de Jeannette, hacen un muy buen papel, que por desgracia no luce en conjunto con las carencias de la historia.
Como
un detalle interesante y más enfocado a una cuestión psicológica o social, The
Glass Castle se suma a lista de películas sobre las rupturas en las
generaciones. Los hijos de esos padres hippies,
que resultan en los adultos de hoy, quienes hacen precisamente de esa falta de
responsabilidad y libertinaje de sus tutores un villano a vencer, por significar
la falta de estabilidad en su vida.
No
sería novedad que yo estuviera
equivocada al interpretar una película, sin embargo sigo pensando que el
problema principal recae en el libro y más que en el libro, en la autora
del mismo. La película tiene sus pecados, pese a eso me quedé con la sensación de ser
testigo de la manera que Walls utiliza su historia personal a su favor, más que pretender exponerla en una honesta realidad, por más cruda que esta pudiera ser. No
quiero juzgar, pero me resultó chocante. Me da la impresión de que lo
importante para ella era ser algo más que una columnista de espectáculos,
necesitaba ser una escritora aunque tuviera que colgarse de su propio y vergonzoso drama
familiar para ello.
Hola Patricia, tenía cierto interés en ver esta filmación, pera a decir verdad, los estrenos en España a veces no pasan de la primera semana de exhibición, quedando luego postergados a pases realmente difíciles de acudir.
ResponderEliminarObservo que te ha decepcionado la película y en cierta manera te ha parecido manipuladora y con ello pienso una vez más la de decepciones que se producen en la sala de cine con las películas que supuestamente prometen historias interesantes. Seguro que las próximas vienen mejores :-), o eso esperemos. Un abrazo Patricia.