Antes
de agarrar a sus niños y salir corriendo a ver Goodbye Christopher Robin
(Hasta pronto Christopher Robin) verifique la clasificación que le pusieron a
esta película. Esto no es uno de esos muy esperados Live Action que todos nos
morimos de ganas de ver, esta es una cinta dramática que no estoy muy segura de
que sea apta para niños pequeños.
La
trama trata sobre la relación del
escritor A. A. Milne (Domhnall Gleeson) con su hijo Christopher Robin, a
quien solían llamar Billy Moon (Will Tilston/ Alex Lawther) y con la madre del
niño Daphne de Sélincourt (Margot Robbie). A. A. Milne un reconocido escritor
inglés, regresó de la Gran Guerra cargando algunos traumas y la firme idea de
que la guerra no tendría nunca una razón de ser. Decidido a escribir algo al
respecto se muda junto con su familia y Olive (Kelly Macdonald), la nana de Billy, a su casa
de campo. Por algunas circunstancias padre e hijo se quedan solos y es cuando
nace la idea de escribir las aventuras de Winnie the Pooh en el bosque de los
cien acres.
El
director Simon Curtis (My Week With Marilyn) se lanza de nuevo con una historia
biográfica, pero creo que esta vez el tema le resultó más complejo, ya que por
medio del guion de Frank Cottrell Boyce (The Railway Man) y Simon Vaughan, debe exponer a los
responsables de uno de los personajes más queridos para los niños desde el año
1926 hasta la fecha.
La
película, así como la vida real de los involucrados, está más cargada hacia la
oscuridad que a la luz y la fantasía. Es difícil digerir lo que vemos en
pantalla, casi imposible no tomarlo como algo personal, porque al menos yo
quería salir a demandar a ese par por maltrato infantil. En ese entonces, nacer
en el seno de una familia “acomodada”
era sinónimo de ser criado por nanas y estudiar en internados, la función de
ser padre se aplicaba un par de horas al día, menos si era posible. Aunque no todo en la cinta es bien manejado el
tema resulta interesante, pese que tal vez muchos hubieran preferido vivir
ignorando este capítulo detrás de las historias del famoso oso de felpa.
Los
protagonistas son fluctuantes en sus actuaciones, Domhnall Gleeson carga el peso
actoral de la película y sale bien librado en general, al menos en la parte de
la juventud de su personaje, porque con el maquillaje de la edad se vuelve
acartonado. Por su parte Margot Robbie es algo así como bipolar, tiene flashazos
de dulzura alternando con unos que te recuerda a Harley Quinn, lo que te
provoca unas ganas locas de darle de batazos. Creo que los más estables en su
actuación fueron Kelly Macdonald y Stephen Campbell Moore quien interpreta al
ilustrador, amigo de Milne, E. H. Shepard. Ellos, junto con el pequeño Will
Tilston, lograron dar naturalidad a sus personajes.
Dentro
de la historia padre e hijo tendrán un momento para estar juntos y es cuando la
magia aparece en la pantalla, por escasos quince o veinte minutos. Es realmente
conmovedora la manera en que vemos nacer un personaje entrañable. Los efectos,
la ilustración y la fotografía de Ben Smithard tienen su auge en esta parte.
Goodbye
Christopher Robin
toma un rumbo diferente al de Finding
Neverland o inclusive Saving Mr Banks, tal vez porque Peter Pan o Mary
Poppins no se devoran a sus creadores, como en este caso Winnie the pooh y
sus amigos Piglet, Eeyore, Tigger, Kango y Roo, hacen con A. A. Milne y su
hijo.
Goodbye
Chistopher Robin
es inestable, va de la luz a la
oscuridad de manera intermitente, no puedo decir que será una cinta memorable, sin embargo me temo que
su efecto amargo sí quedará en la memoria de los amantes de Winnie the Pooh,
sin que por esto deje de ser una historia interesante.
“Mi padre había
llegado donde estaba al montarse sobre mis hombros infantiles, que había
hurtado mi buen nombre y me había dejado solamente con la fama vacía de ser su
hijo"
Christopher Robin
Milne
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