El miedo no necesita máscaras
Hablar de
Everardo González es hablar de: La canción del pulque (2003), Los ladrones
viejos, Las leyendas del artegio (2007), El cielo abierto (2011), El Paso
(2016) y La libertad del diablo (2017). Everardo González no necesita la venia
de nadie, su reputación es más que suficiente para catalogar su trabajo como
imperdible.
El último
documental del cineasta mexicano se
viene abriendo paso por los festivales, nada más para empezar ya se hizo
acreedor al Premio de Amnistía Internacional para documentales en la Berlinale,
y es el Festival Internacional de Cine en Guadalajara quien le da foro para su
estreno en México, otorgándole el premio de Mejor Documental Mexicano.
‘La libertad
del diablo’ es un conglomerado de voces sin rostro que narra el miedo y el horror que va sembrando la
violencia en nuestro país. Cuatro años de entrevistas a víctimas y victimarios
de la muy dolida “Guerra Contra el Narco”, la cual ha dejado miles y miles de muertos y desaparecidos en
México.
Declaraciones cara
a cara en donde alterna a los hijos de los desaparecidos con los “niños
sicarios”, víctimas de ultraje policíaco con matones a sueldo. Todos con el
alma desnuda y una particular máscara que lejos de cubrir un rostro nos obliga
a mirar fijamente a los ojos a los protagonistas, mientras deglutimos con mucha
dificultad el hecho verlos a todos juntos.
La creatividad
de González llevó a cada uno de sus entrevistados a mirarse a un espejo,
mientras él formula las preguntas detrás de la imagen con la que se retroalimentan sus protagonistas, obligándolos a una catarsis personal bajo el juicio de su
propia mirada y nada más.
Este
extraordinario documentalista captura al espectador en el trance del voyerismo
que irrumpe la intimidad de un confesionario. No es necesaria la identidad o
las facciones siquiera. La mirada de cada uno nos habla del miedo y la
frustración, de rabia y orgullo, nos grita la culpa o la ausencia de ella.
Mascaras mojadas por las lágrimas o el sudor frío, máscaras secas porque no nos
quedó de otra. Víctimas de la violencia y victimas del sistema.
Un documental
valiente y atroz. ¿Lo suficientemente ético? Eso no lo sé, no seré yo quien
juzgue. No podría. La verdad gira en torno a los protagonistas de esta historia
que atrapa en su vórtice a los espectadores de esa guerra que nos ha costado
tanto. No habrá refugio para la indiferencia con la que nos hemos escondido en
un fallido intento por librarnos de ella. Everardo González le ha quitado la
máscara al miedo que desafiante nos mira a los ojos, dejándonos sin escapatoria
a la realidad.
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