31 ene 2017

Moonligth

Íntima, humana y elocuente

Hay una sombra cayendo sobre las ceremonias de premiaciones cinematográficas del 2017. Los premios de la  Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas nunca han escapado de las tendencias de la época ni de los tintes políticos, para empeorar la cosa,  este año el Sr. Trump se encargó de abrir una puerta que no podrá cerrar por más muros que intente poner de por medio.

El año pasado las cintas afroamericanas brillaron por su ausencia, y con razón, no digo que fue una injusticia, hubo otras injusticias eso que ni qué, pero bueno, hay quien dice por ahí que no hay premio mal otorgado, quien paga el premio se lo da a quien le da su real gana y eso quedará más que demostrado en el conteo de la repartición de las estatuillas doradas.

Entre las cintas afroamericanas que figuran en las nominaciones, y que ya se han llevado algunos premios,  tenemos a ‘Moonligth’ del director y guionista Barry Jenkins, una historia basada en el libro: ‘In Moonlight Black Boys Look Blue’ de Tarell Alvin McCraney, el cual nos habla de Chiron, un joven afroamericano con una difícil infancia, adolescencia y madurez, que crece en una zona conflictiva de Miami. Chiron (Alex Hibbert/Jharrel Jerome/Trevante Rodas) viene de una familia desintegrada, con un padre ausente y una madre (Naomie Harris) adicta. Se descubre así mismo haciendo amistad con Juan (Mahershala Ali) un traficante de drogas que lo tiene bajo su cobijo y protección.

Barry Jenkins dota de una elocuencia maravillosa y un grado supremo de humanidad a su segunda película, cosa que sólo es posible de conseguir cuando te ves a ti mismo en ella. Jenkins alimentó el guion con su propia historia,  cosa que ya había hecho a su vez Tarell Alvin McCraney en su libro. Hechos autobiográficos que aunados a su forma narrativa culminan en un guion excelente.

Jenkins divide la cinta en tres actos, dedicados a la niñez, adolescencia y edad madura de Chiron, los tres actores involucrados hacen un muy buen trabajo en la representación de un personaje taciturno, temeroso, silente y con una guerra en su interior. La identidad, sus preferencias sexuales, su visión del bien y el mal se proyecta a través de su mirada en cada una de las edades.


Tanto Mahershala Ali como Naomi Harris conceden una actuación destacada, en mi opinión su lugar está bien merecido en las listas de las nominaciones, al menos les corresponde el mérito de ser candidatos. Contrario a los que otros opinan, para mí es difícil pensar en un premio por actuación a un papel en una comedia romántica o incluso en una película de comedia. Los dramas siempre dan los mejores desempeños, porque sin duda son los más demandantes emocionalmente.

Sin embargo y pese a todo esto, ‘Moonligth’ se mantiene simple arriesgándose a condenarse por eso,  tal vez en su afán por cuidar la parte LGTB de la cinta, bajaron la intensidad y la crudeza en ella. La fotografía de James Laxton la expresa por sí misma, sus tonos subidos y colores intensos dicen lo que los personajes no gritan.  La banda sonora con temas originales de Nicholas Britell es una delicia, creo que en este punto en particular las películas afroamericanas siempre sobresalen, el lenguaje musical suaviza o intensifica su fuerza interpretativa.

Acepto que tal vez no será todo lo memorable que demanda una película con tremenda lista de premios y nominaciones, su guion tiene suficiente para dar batalla a ‘La la land’ aunque no tenga la misma genialidad, y a ‘Manchester by the sea’, aunque no tenga (intencionalmente) la misma intensidad. Mientras tanto (para bien o para mal) ya cuenta con el Globo de Oro a Mejor Película, el SAG para Mahershala Ali como Mejor Actor de Reparto y ocho nominaciones al Oscar que incluyen: Mejor Película, Guion, Director y Actores de Reparto.

Nada de esto es gratis, repito, ‘Moonligth’ se merece al menos, estar en esas listas de nominados. Los tonos azul de luna de Jenkins merecen su lugar sin depender de su color de piel o su orientación sexual, están acreditados por el deleite de presenciar un drama íntimamente humano,  de compases lentos, suavizado por una bella fotografía, un gusto impecable y una música deliciosa.







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