El sueño de una vida musical
‘La la land’, ‘La la
land’, ‘La la land’. Por todos los rincones cinematográficos no se habla de
otra cosa que no sea ‘La la land’, la
película con más Globos de Oro de la historia, un musical fascinante nominada a
14 premios de la academia y que seguramente se llevará varias estatuillas a
casa (sino es que todas). Pero, ¿qué es esta película para los que no somos
amantes de los musicales? Porque si usted me da a escoger entre ‘Whiplash’ y ‘La la land’, definitivamente me
voy por la primera.
Damien Chazelle es el ‘hombre
del momento’, largas filas se están formando para trabajar con él. Confío en
que su genialidad no decline con la locura que significa ser tocado por Dios en
la meca del cine. Si este muchachito quería llamar la atención definitivamente
lo logró y supo muy bien por dónde llegarle a Hollywood.
‘La la land’ es una
maravilla, eso no es tema de discusión, aunque no estoy segura si sería igual
de maravillosa sin toda esa caravana a glorias pasadas. Porque a mi parecer es
justo el toque que le baja la guardia a los más feroces críticos de cine.
Es nostálgica, es una película vieja nueva, tan de moda como la corriente vintage y la cultura pop. Es una ciudad de Los Angeles en una época de oro, algo que se puede nombrar como una añoranza muy moderna.
Es nostálgica, es una película vieja nueva, tan de moda como la corriente vintage y la cultura pop. Es una ciudad de Los Angeles en una época de oro, algo que se puede nombrar como una añoranza muy moderna.
Sus actores son
encantadores, sobre todo Emma Stone y sus divinos ojos que derraman emoción por
goteo. Gosling y Stone tienen buena química juntos, proyectan una belleza
serena nada salvaje. Resultan el icono del “soñador” y esta película es para
soñarse. A manera personal creo que su su nominación como mejores actores se coló por razones del enamoramiento colectivo que despierta esta cinta, ya que están contendiendo con actores que demostraron mayor destreza en su desempeño, porque para alguien como yo, que digamos que soy de “uso rudo”, este tono de
interpretación raya más en lo cursi que en una actuación estremecedora, y es en
este punto que prefiero el grado de intensidad que Chazelle consiguió con Miles
Teller y J. K. Simmons, claro que no debo de olvidar que estamos hablando de un
musical que es a la vez una comedia romántica. Por fortuna esto es ‘La la land’,
y no ‘shala la la la la’, así que
tampoco escurre melcocha no se preocupe por eso.
La gracia de atenuar el
empalagamiento radica una vez más en el muchacho greñudo ese de Chazelle, ya
que el guion es también de su autoría. Y aunque su narrativa no tiene picos
culminantes, sino que más bien se sostiene en el mismo ritmo, lo cual puede
hacer que algunos comiencen a distraerse, o por el contrario, a preguntarse ¿a dónde
va este hombre?, porque resulta que comienzas a temer lo peor, pero justo antes de que
salgan los unicornios de colores, el final rescata todo, todo, todito, todo.
Hasta ahora el director
nos tiene agarrados del ojo, del corazón y la mente, para que le agarre el oído
casi podría decirle que primero la “vea” con los ojos cerrados y luego con los
ojos abiertos. Jazz señoras y señores, más que amar el cine Damien Chazelle ama
el jazz. De nuevo hace equipo con Justin Hurwitz (Whiplash) y no lo culparía si quiere hacerlo por el
resto de su vida, porque bien sabe que puede dejar en sus manos su parte más
preciada. También cuela por ahí a John Legend con su toque perfecto de turrón
rosa llegador para crear así un gusto musical generalizado. Ni ponga los ojos
en blanco usted que se cree hijo ilegítimo de Charlie Parker, la banda sonora
está de campeonato con todo Legend en ella.
Cuando mi compañera en
esta agradable misión cinematográfica me preguntó qué fue lo que más me había
gustado, inmediatamente le dije que las secuencias de baile, que vienen junto con pegado con los planos
secuencia que se requirieron para lograrlas. En esas escenas está toda la
destreza técnica de la cinta y hay cuatro de ellas que simplemente me enamoraron.
Sin duda la escena en la autopista, con esos primero minutos ya me tenía dispuesta a todo, la coreógrafa Mandy Moore, perdón por la expresión, pero se la rifó con esto. Complementan la lista la escena en la casa de la alberca, el baile en el planetario y en la colina de Mulholland Drive. Complejidad, destreza y un equipo humano entregado al baile como si su vida dependiera de ello.
Sin duda la escena en la autopista, con esos primero minutos ya me tenía dispuesta a todo, la coreógrafa Mandy Moore, perdón por la expresión, pero se la rifó con esto. Complementan la lista la escena en la casa de la alberca, el baile en el planetario y en la colina de Mulholland Drive. Complejidad, destreza y un equipo humano entregado al baile como si su vida dependiera de ello.
La belleza visual de
todas estas escenas y de la película en sí, es cortesía de Linus Sandgren (American
Hustle), quien se encargó de traducir las emociones en luces de colores que
iban de acuerdo al diseño de vestuario, a colores que difuminan o intensifican
de acuerdo a la juventud y madurez, al amor o la tristeza.
Es difícil dar crédito a cada
detalle que hace merecedora de tantos elogios a esta cinta, porque la belleza
se aprecia en conjunto y caminando en paralelo a una historia de amor, a la
hipnosis que nos lleva a preguntarnos por lo que hubiera sido y no fue, a los sueños
alcanzados o no, y al anhelo de sentirse enamorado bailando en una vida llena
de música.
Una gran película encumbrada por la crítica profesional. Consiga o no los 13 Oscar (14 candidaturas a 13 categorías) a los que opta, es una gran película capaz de emocionar y enganchar. La recomendamos.
ResponderEliminarHemosVisto
Totalmente de acuerdo con ustedes. Saludos!
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