Con admiración y respeto para una guerrera
Según la American Cancer
Society: El cáncer de seno es el cáncer más común entre las mujeres
estadounidenses, 1 de cada 8 (12%) mujeres en los Estados Unidos padecerá
cáncer de seno invasivo durante el transcurso de su vida. Se calcula que en el año 2015, alrededor de 231,840 nuevos
casos de cáncer de seno invasivo serán diagnosticados en las mujeres de este
país.
Menciono los datos de
Estados Unidos porque son los que se llevan con mayor exactitud, pero no voy a
hablar de esto de manera global, lo menciono para que puedan calcular el número
de mujeres de las que estoy hablando, y aunque voy a hablar de una mujer en
particular, porque ésta historia tendrá un nombre y una cara, la
historia hablará de la batalla que millones de mujeres en el mundo están librando.
Su nombre es Itzel
Navidad, vive en Culiacán, Sinaloa y es actriz de profesión, hace unos meses
fue diagnosticada de un carcinoma ductal infiltrado etapa II, en estos momentos está recibiendo tratamiento para detener el avance de esta enfermedad. A través de las redes sociales Itzel ha
hecho público su sentir desde el momento en que recibe la noticia hasta su
salida del quirófano.
“Escuché un solo
"ufff" que hasta el momento sigue retumbando en mi memoria, en mis
oídos, en mi cabeza como si fuera un grillo que me aturde de vez en vez.
"ufff" -dijo el médico- "Sí, hay algo malito aquí".
Entonces mi vida se derrumbó, caí en shock sobre el escritorio y mi llanto se
volvió interminable. Escuchaba resonar la palabra "cáncer" una y mil
veces, sin que fuera mencionada, como si fuera un mal presagio. Cáncer, sí,
cáncer. Tuvieron que pasar días, semanas, meses, para que la palabra se pudiera
aceptar en el consciente.”
Esos días, semanas y
meses pasaron, Itzel aceptó su diagnóstico y decidió cómo quería entrar en la
lucha; porque una cosa es comenzar un tratamiento y otra muy diferente es
determinar la actitud con que vas a entrar en él. El término “guerreras”
es utilizado para describir a las mujeres que están en
tratamiento contra el cáncer, sin embargo, muchas de ellas no se ven así mismas
de esa manera.
“No sé si sea una
guerrera. Veo que a todas las mujeres que se enfrentan no sólo a esta
enfermedad, sino a momentos muy difíciles de su vida, se les llama así. Creo
que finalmente todas somos guerreras, no sólo quien se enfrenta al cáncer, sino
el simple hecho de enfrentarte a la vida desde tu condición de ser mujer.”
La batalla es larga y
pesada, Itzel lo sabe; reconoce sus miedos, tiene días oscuros en donde piensa
que la vida se le va de las manos, reconoce que ha aprendido a conocerse y a
amarse. Tiene el apoyo de su familia y sus amigos, su profesión le ha ayudado a
entender el proceso, aunque por el momento no pueda ejercerla.
Antes de comenzar con su tratamiento decidió
realizarse una sesión fotográfica, tuvo la opción de hacerla cuando todavía tenía
su cabello, pero en último momento cambió de opinión. La belleza que proyecta
en las fotografías es impactante, no por la ausencia de su melena, sino porque
en ellas hay mucha sensualidad, hay un reflejo de su alegría y hasta un aire de
serenidad. Al preguntarle si se está aferrando a su belleza, ella contesta
inmediatamente que sí. Que ahora se preocupa más por su apariencia que antes,
su arreglo personal requiere más de su tiempo y de su atención.
“Creo que es una manera
de mostrarme a mí que estoy bien y por ende a los demás. Es curioso, si quieren
visitarme en mi casa no permito que me vean mal. Antes no era así.”
Esta actitud no es
exclusiva de Itzel, muchas mujeres se mantienen en pie no solamente por ellas,
sino por las personas que las rodean, en medio de esa lucha por la vida,
todavía tienen alma y coraje para pensar en los demás. Ignoro si esto es bueno
o malo para ellas, tal vez pueda ser una carga que no necesitan en momentos
así, “la recuperación es egoísta” dicen por ahí, pero hay quien no puede
circular por la vida con esa bandera.
Si ustedes en este
momento se están preguntando ¿por qué puedo hablar con tanta seguridad de esto?
Les diré que es porque he tenido la suerte de conocer muchas mujeres así, las
he atendido por mucho tiempo durante sus tratamientos de radioterapia,
prácticamente todas al levantarse de la camilla de tratamiento suspiran; con un
suspiro profundo agradecen los 15 o 20 minutos de descanso que resultó el
tratamiento diario en su apretada lista de actividades. Salen corriendo para
recoger niños en la escuela, para terminar de hacer la comida para el marido,
para volver a la oficina porque tienen mucho trabajo pendiente. ¿De dónde sacan
fuerza y vitalidad para todo eso? No lo sé. Sé que se derrumban de repente, que
quieren mandar todo al carajo y rendirse, sé que el traje de “guerrera” es
pesado y malagradecido en ocasiones, pero ellas se las ingenian para volverse a
poner de pie y seguir luchando.
“Me he llenado de
fortaleza, de ímpetu, ni yo misma sabía que tenía tanta fuerza para
enfrentarlo. Ahora sé que cáncer no significa muerte, ahora sé que significará,
al final, más cosas buenas, que malas”.
Hoy Itzel le habla al
cáncer como un amigo, porque llegó para enseñarle y para ayudarla a
reencontrarse con ella misma. Para hacerle notar que lo demás es accesorio y
puede o no estar. Hoy ese amigo le recuerda que debe quererse todos los días
sin importar si el aprecio externo era sólo un espejismo. Itzel dice que no
está peleando, se está curando. Hoy ya no es la misma que hace unos meses, hoy
es la reconstrucción de sí misma.
Esta nota es para ti
Itzel, no es de ninguna manera un regalo, es una manera de llevar tu voz a más
mujeres que como tú se están encontrando a sí mismas a través de este proceso.
A ti y a todas ellas nuestra admiración y cariño.
“No pelearé contigo, pues
eres mi aliado en esta lucha. No pelearé, me curaré de ti. Estarás el tiempo
que tengas que estar, hasta que mi vida se haya reestructurado. En el camino
estamos, amigo...Y al final, tal vez te diga adiós y te de las gracias.”
Soy y no me venzo.
Renazco.
Amo.
Itzel Navidad
Fotografías: Guido Reyes
Félix
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