La aventura se llama Plano Secuencia
Sebastian
Schipper
Con Victoria nos vamos
primero por lo primero antes de que otra cosa suceda:
1.- Rodada en un único
plano secuencia.
2.- Toma única y sin edición
posterior
3.- Se hicieron tres
versiones de la misma y se rodaron en tres días (uno para cada una)
4.- El plano secuencia
más largo de la historia del cine. 140 minutos
Premios:
Festival de Berlín: Mejor
Contribución artística sobresaliente
Premios Lola (Alemania):
Mejor película, mejor director, mejor actor y actriz
Festival Sitges: Sección
oficial de Largometrajes
Mucho ruido, mucho ruido
y muchas nueces también, el experimento fílmico del 2015 salió bien librado en
general. En verdad que salí contenta de la sala a pesar del mareo provocado por
tanto brinco y tanta corredera, pero bueno, con estos planos secuencia tan
largos tiene uno que hacerse de la vista
gorda.
La historia se desarrolla
en el barrio berlinés de Kreuzberg, así tal cual, en el barrio, o tal vez
debería decir en tres cuadras del barrio. Victoria (Laia Costa) es una española
que vive en Berlín más sola que un ejote. En altas horas de la madrugada se
topa con un grupo de chicos alemanes Sonne (Frederick Lau), Boxer (Franz
Rogowski), Fuss (Max Mauff) y Blinker (Burak Yiğit). El hecho de unirse a estos
muchachos cambiará su vida de la noche a la mañana (literal).
Si bien Victoria es una
propuesta muy interesante de Sebastian Schipper (Zwischen Welten, Corre Lola,
corre), no se salva de sus pequeños detallitos,. Es importante mencionar que
Laia Costa le da tremendo levantón a la película con su actuación, mientras
ella esté a cuadro todo va muy bien, se sale y entonces usted se puede acomodar
en el asiento para recuperarse del mareo. En un inicio el guion me pareció
hasta estúpido, pero eso se fue corrigiendo conforme comenzaron a correr.
Una vez que Shipper agarra
vuelo no hay quien lo pare, y claro que le vale un pepino que la cámara esté un
tanto cuanto “brincona”, el chiste es no quedarse atrás de la acción. Los minutos
pasan y la película mejora y mejora, la historia va tomando forma y hasta nos permite hacer algunas reflexiones sobre lo que una persona es capaz de hacer
con tal de encajar en algún lado.
Quedarán algunos cabos
sueltos, algunas incoherencias y muchas ganas de seguir escuchando el Mephisto
Waltz de Franz Liszt, pero el shot de adrenalina le durará mucho rato.
Yo sí le
doy el voto a favor a Shipper, digamos que prueba superada porque se nota el
empeño de todos en sacar la película adelante. Un gran trabajo actoral y un
camarógrafo con muy buena condición física. Bien lograda la iluminación en una
película en donde predominan los oscuros de la noche y de los bares. Pasar con la cámara de una
habitación oscura a la luminosidad de un baño sin quedar ciegos es un gran
logro.
Seguro por ahí saldrá a
relucir la película de “El Arca Rusa” de Aleksandr Sokurov y su plano secuencia
de 99 minutos, pero no creo que en realidad tengan un punto de comparación; ni por
la época en que cada una fue filmada, ni por el tamaño de la producción, y
aunque la sombra de la trampa la persigue tiene muy bien ganado su lugar.
Victoria es un
experimento digno de verse, y si de experimentos cinematográficos se trata, le
voy con mucho más a Victoria que a Boyhood. Ni modo, mis genes alemanes me
traicionan.
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