Itzel Navidad
Según la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la UNESCO, el Día
Internacional de la Mujer se celebra para conmemorar la lucha y los éxitos de
las mujeres.
Las luchas de las mujeres
han sido muchas, demasiadas diría yo, así de repente se me ocurre la lucha por
la igualdad de género, la lucha por conseguir el voto o hasta la lucha por
conseguir que la violencia contra la mujer termine de una vez por todas. Una
lucha más frívola, pero no menos importante, la lucha contra la ley de la
gravedad, batalla perdida es cierto, pero al menos lo intentamos.
El 8 de Marzo es un día para
reconocer a todas y cada una de las mujeres, es un día para apoyar de alguna
manera todas esas batallas que las mujeres están peleando, pero hoy quiero hablar de una sola batalla, voy a hablar de esa guerra que nadie quiere pelear, la batalla
por la vida en contra del temible enemigo al que llamamos Cáncer.
Según la American Cancer
Society: El cáncer de seno es el cáncer más común entre las mujeres
estadounidenses, 1 de cada 8 (12%) mujeres en los Estados Unidos padecerá
cáncer de seno invasivo durante el transcurso de su vida. Se calcula que para
el año 2015, alrededor de 231,840 nuevos
casos de cáncer de seno invasivo serán diagnosticados en las mujeres de este
país.
Menciono los datos de
Estados Unidos porque son los que se llevan con mayor exactitud, pero no voy a hablar
de esto de manera global, lo menciono para que puedan calcular el número de mujeres de las que estoy hablando, y aunque voy a hablar de una mujer en particular, porque ésta historia tendrá un nombre
y una cara, la historia hablará de la batalla que millones de mujeres en el mundo están
librando.
Su nombre es Itzel Navidad,
vive en Culiacán, Sinaloa y es actriz de profesión, hace unos meses fue
diagnosticada de un carcinoma ductal infiltrado etapa II, en estos momentos se
está recuperando de una mastectomía. A través de las redes sociales Itzel ha
hecho público su sentir desde el momento en que recibe la noticia hasta su
salida del quirófano.
“Escuché
un solo "ufff" que hasta el momento sigue retumbando en mi memoria,
en mis oídos, en mi cabeza como si fuera un grillo que me aturde de vez en vez.
"ufff" -dijo el médico- "Sí, hay algo malito aquí". Entonces
mi vida se derrumbó, caí en shock sobre el escritorio y mi llanto se volvió
interminable. Escuchaba resonar la palabra "cáncer" una y mil veces,
sin que fuera mencionada, como si fuera un mal presagio. Cáncer, sí, cáncer.
Tuvieron que pasar días, semanas, meses, para que la palabra se pudiera aceptar
en el consciente.”
Esos días, semanas y meses pasaron,
Itzel aceptó su diagnóstico y decidió cómo quería entrar en la lucha; porque una cosa es
comenzar un tratamiento y otra muy diferente es determinar la actitud con que
vas a entrar en él. El término “guerreras” es utilizado para describir a las mujeres que están en
tratamiento contra el cáncer, sin embargo, muchas de ellas no se ven así mismas
de esa manera.
“No
sé si sea una guerrera. Veo que a todas las mujeres que se enfrentan no sólo a
esta enfermedad, sino a momentos muy difíciles de su vida, se les llama así.
Creo que finalmente todas somos guerreras, no sólo quien se enfrenta al cáncer,
sino el simple hecho de enfrentarte a la vida desde tu condición de ser mujer.”
La batalla es larga y
pesada, Itzel lo sabe; reconoce sus miedos, tiene días oscuros en donde piensa
que la vida se le va de las manos, reconoce que ha aprendido a conocerse y a
amarse. Tiene el apoyo de su familia y sus amigos, su profesión le ha ayudado a
entender el proceso, aunque por el momento no pueda ejercerla.
Hace unas semanas decidió
realizarse una sesión fotográfica, tuvo la opción de hacerla cuando todavía
tenía su cabello, pero en último momento cambió de opinión. La belleza que
proyecta en las fotografías es impactante, no por la ausencia de su melena,
sino porque en ellas hay mucha sensualidad, hay un reflejo de su alegría y hasta un
aire de serenidad. Al preguntarle si se está aferrando a su belleza, ella
contesta inmediatamente que sí. Que ahora se preocupa más por su apariencia que antes,
su arreglo personal requiere más de su tiempo y de su atención.
“Creo
que es una manera de mostrarme a mí que estoy bien y por ende a los demás. Es
curioso, si quieren visitarme en mi casa no permito que me vean mal. Antes no
era así.”
Esta actitud no es exclusiva
de Itzel, muchas mujeres se mantienen en pie no solamente por ellas, sino por
las personas que las rodean, en medio de esa lucha por la vida, todavía tienen
alma y coraje para pensar en los demás. Ignoro si esto es bueno o malo para
ellas, tal vez pueda ser una carga que no necesitan en momentos así, “la
recuperación es egoísta” dicen por ahí, pero hay quien no puede circular por la
vida con esa bandera.
Si ustedes en este momento
se están preguntando ¿por qué puedo hablar con tanta seguridad de esto? Les
diré que es porque he tenido la suerte de conocer muchas mujeres así, las he
atendido por mucho tiempo durante sus tratamientos de radioterapia, prácticamente
todas al levantarse de la camilla de tratamiento suspiran; con un suspiro
profundo agradecen los 15 o 20 minutos de descanso que resultó el tratamiento
diario en su apretada lista de actividades. Salen corriendo para recoger niños
en la escuela, para terminar de hacer la comida para el marido, para volver a
la oficina porque tienen mucho trabajo pendiente. ¿De dónde sacan fuerza y vitalidad
para todo eso? No lo sé. Sé que se derrumban de repente, que quieren mandar
todo al carajo y rendirse, sé que el traje de “guerrera” es pesado y
malagradecido en ocasiones, pero ellas se las ingenian para volverse a poner de
pie y seguir luchando.
“Me
he llenado de fortaleza, de ímpetu, ni yo misma sabía que tenía tanta fuerza
para enfrentarlo. Ahora sé que cáncer no significa muerte, ahora sé que significará,
al final, más cosas buenas, que malas”.
Hoy Itzel le habla al cáncer
como un amigo, porque llegó para enseñarle y para ayudarla a reencontrarse con ella misma.
Para hacerle notar que lo demás es accesorio y puede o no estar. Hoy ese amigo
le recuerda que debe quererse todos los días sin importar si el aprecio externo
era sólo un espejismo. Itzel dice que no está peleando, se está curando. Hoy ya
no es la misma que hace unos meses, hoy es la reconstrucción de sí misma.
Esta
nota es para ti Itzel, no es de ninguna manera un regalo, es una manera de
llevar tu voz a más mujeres que como tú se están encontrando a sí mismas a
través de este proceso. A ti y a todas ellas nuestra admiración y cariño.
“No pelearé contigo, pues
eres mi aliado en esta lucha. No pelearé, me curaré de ti. Estarás el tiempo
que tengas que estar, hasta que mi vida se haya reestructurado. En el camino
estamos, amigo...Y al final, tal vez te diga adiós y te de las gracias.”
Soy y no me venzo.
Renazco.
Amo.
Itzel Navidad
Fotografías: Guido Reyes Félix
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