Hace falta más que
una
buena historia
El profesor James Murray (Mel Gibson) se ve involucrado
en la ardua tarea de compilar palabras para la primera edición del Oxford
English Dictionary a mediados del siglo XIX. Mientras tanto el Dr. William
Minor (Sean Penn), declarado demente tras el asesinato de un hombre inocente,
se convierte en el mejor de sus colaboradores al enviar más de diez mil
palabras para el diccionario.
Tal parece
que desde que Mel Gibson dirigió, escribió y produjo The Passion of the
Christ, el mote de “loco”
aparece de forma repetitiva. Más tarde llegó Apocalypto y la locura se hizo oficial, para cuando se estrena Hacksaw Ridge, estábamos seguros de
haberlo perdido para siempre. Deschabetado de atar, pero con la genialidad
propia de los locos más evidente que nunca. The Professor and the Madman
se convirtió en su siguiente gran proyecto, sin embargo, en el largo y tortuoso
camino de esta producción, el Sr. Gibson decidió ceder la dirección a alguien que
creyó más cuerdo que él. Farhad Safinia pasó de guionista a director de la
noche a la mañana y ahora no sabemos cuál locura fue mayor.
Retrasar
el estreno de una película, se puede dar por diversas razones, pese a que ese
retraso no la hará mejorar ahí guardada en donde está. Tal vez la puede
mantener a distancia de otras cintas que la hagan ver peor, pero tal parece que
lo único que consiguieron con el retraso fue “salir tablas”.
La
historia es fascinante, en verdad le digo que vaya a verla nada más por conocer
la gran proeza de estos dos hombres. El diseño de producción y la ambientación
no tienen pero alguno, las actuaciones son bastante decentes; todos sabemos que
Sean Penn no necesita esforzarse mucho para dar la impresión de haber perdido
la cabeza, pero hace un buen papel.
Tal vez el
mayor pecado de esta cinta fue la duración, el equipo de guionistas, en donde también
se cuenta al director, junto con John Boorman y Todd Komarnicki, no logra
mantener el ritmo en la historia, por lo que se puede sentir un poco larga. La adaptación
del guion es pobre, quizá se deba a que había tanto que decir al respecto de
los personajes que circulaban alrededor de los protagonistas o simplemente
porque la problemática legal en la que se vieron envueltos acabó con su
inspiración.
The
Professor and the Madman es apenas un asomo de lo que pudo haber sido,
sin embargo, después de que terminó la racha de estrenos de las mejores
películas del año pasado, ahora aparece en la cartelera como algo de lo poco
bueno que se puede ver. Como acontecimiento histórico, vale la pena, además no
voy a negar cierto placer de volver a ver a Gibson en un papel, digamos serio,
aunque no lo salva que esa locura implícita en todas sus producciones, sea cada
vez más evidente.
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