10 mar 2019

Captain Marvel


Llámame frívola


Captain Marvel, también conocida, muchos años atrás, como Ms. Marvel; "la heroína más grande del Universo Marvel", o quizá “La Vengadora más poderosa". Carol Danvers, oficial de la Fuerza Aérea de los EEUU, o Vers, miembro de la Fuerza Estelar de los Krees, hace su aparición en el cine, en un momento muy diferente al que se presentó en los cómics por primera vez, allá por 1968. Aterriza justo en la era del empoderamiento femenino, en el apogeo del movimiento Me Too y en pleno Día de la Mujer.


        En el año 2017 DC Comics se les adelantó presentando a  su superheroína Wonder Woman (Gal Galdot), quien vino a levantar del suelo a Batman y Superman, portando una minifalda, una impecable cabellera y toda la belleza y fortaleza característica de las Amazonas. El resultado fue avasallador. ¿Qué fue lo que se le ocurrió a Marvel para superar esta proeza?


        Bueno, Marvel se preparó para éste momento desde el 2012  cuando en los comics se dio el inicio de una nueva etapa para Carol Danvers gracias a la guionista Kelly Sue DeConnick y al nuevo diseño de su traje. Como todos los superhéroes a lo largo del tiempo, Captain Marvel ha pasado por muchas transformaciones, es imposible en una película, apegarse a una historia tan cambiante como la de éste personaje tan curvilíneo que además posee una poderosísima cabellera rubia; pero parece que conforme fueron reivindicando su poder, le fueron restando atributos FE-ME-NI-NOS.


        Captain Marvel fue muy pensada, tanto que Wonder Woman le comió el mandado, porque con los superhéroes como en la vida real, “el que pega primero, pega dos veces”. Si bien procuraron involucrar a la mayor cantidad de mujeres en el proyecto, tal como DC lo hizo, para esta cinta quisieron ser, digamos, un poco más intelectuales, más pensantes. Es por eso que trajeron a Anna Boden y Ryan Fleck directores y guionistas de cine independiente, a arriesgarse con una producción gigantesca que se les salió de las manos. La elección de la protagonista; una ferviente feminista y una de las principales abanderadas precisamente del movimiento Me Too: Brie Larson. Una actriz joven considerada “seria”, ganadora de un Oscar por Room, en donde maquillaje y peinado no figuraban; no una cara bonita, ni siquiera una carismática, pero su personaje está más forzado que el de Jessica Alba como Sue Storm (La Mujer Invisible). La verdad es que nunca me gustó Larson para éste papel.


        Antes de decir nada más, he de confesar que la película me divirtió bastante, se me hizo entretenida y para mí, que no soy una experta en cómics, me resultó muy ilustrativa. Pese a todo lo que se ha dicho de las secuencias de acción, yo no le puse pero a ninguna y me parece que Larson lo hizo bien en los combates cuerpo a cuerpo. Sólo hay algunos detalles que no me gustaron, el menor de ellos es la arrastrada por el suelo que le dieron al respetable Nick Fury (Samuel L. Jackson), no habrá manera de rescatar su reputación en las cuarenta películas que le falten a este universo.


        La segunda, y muy importante, lo predecible de la trama, hasta los ajenos a la historia original (me incluyo claro está) nos dimos cuenta hacia dónde iba todo el asunto y el señor Yon-Rogg (Jude Law) quedó como una simple “carta abierta”. Y la tercera y más importante de todas, el que hicieron todo lo posible por mostrar a una heroína fea y desaliñada, poderosa eso sí, más poderosa que ningún otro superhéroe que yo conozca y que además nos llena de esperanza para la llegada de Avengers:Endgame, pero, ¿por qué le quitaron todo aquello que sí le permitieron a Black Widow (Scarlett Johansson) o a Scarlet Witch (Elizabeth Olsen)? ¡A Mystique! (Rebecca Romijn/Jennifer Lawrence) la experta pateadora de traseros masculinos.


Ustedes me disculparán, pero es algo que no entiendo. ¿Por qué para ser, ya no digo feminista, sino mujer empoderada, hace falta despojarse de la feminidad? Hablando como mujer, como toda la mujer feminista que me considero, no me gusta que de forma obligada la feminidad nos convierta en frívolas. No es así, al menos no necesariamente.

Los superhéroes o superheroínas son personajes de ensueño, son seres mitológicos, mutantes, extraterrestres, fantásticos o como guste usted llamarlos, que tienen cualquier poder que se les ocurra y que además, al menos en la mayoría de ellos, se puede considerar la belleza como parte de ese poder que tanto nos atrae. Son todas esas cosas las que los hacen tan ajenos a nosotros y quizá, la razón por la que los admiramos tanto. Esos seres extraordinarios traen también muchas virtudes consigo, que nos inspiran a sacar lo mejor de nosotros mismos, no se necesita sacrificar todo eso por un contenido ideológico. Perdón, pero para eso tenemos la vida real, para pelear todas las guerras que deben ser peleadas por las mujeres por alcanzar algo que por derecho nos pertenece. El cine de superhéroes no debería estar a obligado a ser parte de un movimiento social.


Sé que mi queja con Captain Marvel tiene un enfoque frívolo, porque no estoy hablando de la carencia de sus villanos, de lo ridículo por el que hicieron pasar a personajes tan importantes, o incluso de su falta de creatividad. Repito, a mí la película me divirtió bastante, pero parte de las risas que me provocó la cinta tienen que ver con la enmarañada cabellera de un rubio forzado y la cara llena de mugre de la mujer más poderosa de éste y otros muchos universos. Captain Marvel es uno de los mejores soldados que he visto, sin embargo, no creo que fuera necesario convertirla en hombre para considerarla una súper mujer.




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