Música, globos y
algodón de azúcar
Más de cincuenta años fueron necesarios para traer de
regreso a la adorable Mary Poppins. No puedo decir que éste era el momento
idóneo para traerla de vuelta, pero sí puedo decir que éste es el momento
obligado. Se trataba de hoy o nunca, antes de que la era de la “secuelitis”,
los remakes y reboots termine; además, las películas live action alcanzaron gran popularidad en los últimos años, ¿por qué no habría de
volver la más famosa de todas?
Rozar siquiera la posibilidad de una
secuela de Mary Poppins (1964), dirigida por Robert Stevenson y estelarizada por
Julie Andrews, se podía considerar una blasfemia a lo más sagrado del Séptimo
Arte, es como atentar contra “El Clásico” infantil de la cinematografía
mundial, ese que ha acompañado a muchas generaciones y que en su momento se
convirtió en una acto revolucionario en el mundo del cine. Bueno, pues todo
parece indicar que lo que hacía falta era que apareciera en escena Emily Blunt
de la mano de Rob Marshall (Chicago, Into the Woods) para que todo esto fuera
tolerado.
Mary Poppins Returns encanta con su toque “retro” y con todas las
referencias a la película original. Emily Blunt ha demostrado que puede moverse
en muchos géneros y ya es momento que se reconozca, digamos de una manera más
formal. Su presencia y el toque que le da al personaje de P.L. Travers, la separan
de la interpretación de Andrews y la dejan imprimir su sello propio. Es bella y divertida, sorprendentemente carismática cuando se lo propone, puede que
en voz no la supere, pero todo se vuelve tan mágico y colorido que en ese
preciso momento es difícil detenerse a hacer comparaciones.
Marc Shaiman y Scott Wittman tuvieron la
responsabilidad musical, y el deber ya no de superar, sino de no insultar el trabajo que Sherman
Brothers hizo en 1964. Las canciones no son tan pegajosas quizá, pero creo que
nunca fue la intención desbancar a “Supercalifragilisticexpialidocious”, fue un
acierto ni siquiera mencionarla. Sin embargo crearon un gran momento con “The
Royal Doulton Music Hall” y “A Cover Is
Not the Book”, lo que nos lleva a mencionar al señor Lin-Manuel Miranda y su
extraordinario trabajo en la parte musical.
Para alimentar la añoranza está sin duda Dick
Van Dyke, Angela Lansbury y David Warner. Meryl Streep tiene un pequeño gran
papel, mientras Colin Firth lo puedo
haber hecho mejor. Ben Whishaw y Emily
Mortimer personifican a Michael y Jane Banks, treinta años después y los
pequeños: Pixie Davies, Nathanael Saleh y Joel Dawson, resultan adecuados para
los roles infantiles.
Mary Poppins Returns no tiene números musicales tan espectaculares como Chicago,
eso es cierto, pero su mezcla con la animación es perfecta. Las canciones me
gustaron muchísimo, es como si viejas melodías hubieran hecho un viaje al
presente para recordarnos que la música también es cine, y que al cantarlas revives
imágenes.
Me encantan las películas animadas, me
divierto como niña con ellas, pero Mary Poppins Returns me hizo sentirme
niña de nuevo. Y sí, volví a ser esa niña ñoña y cursi que todo pintaba de
color de rosa y prefería los vestidos con holanes, antes que los jeans que no
suelta el día de hoy. Salí de la sala de cine flotando en un globo en tonos
pastel y comiendo algodón de azúcar. Empalagada y feliz.
Pues espero verla pronto Paty. Leyéndote dan ganas. Creo que sabes que tengo el mismo gusto por las películas de animación.
ResponderEliminarPero sabes, no creo que la secuelitis tenga caducidad 😄
Abrazos Paty.
Yo tampoco creo que acabe pronto. Un avabra Gil. 😊
EliminarYo también la veré.Abrazos y felices fiestas.
ResponderEliminarAbrazos de regreso 😉 Gracias. Igual para ti
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