Cuando demasiado, es demasiado
Muchos
años tuvieron que pasar para que uno de mis superhéroes favoritos tomara su lugar en la
gran pantalla. Durante mi infancia, motivo de burlas siempre resultó el aceptar
que me encantaba el güerito aquel montado en un hipocampo que hablaba con los
delfines, con un outfit nada
favorecedor. Cuando supe que Jason Momoa sería el elegido para personificar a Aquaman,
socio fundador de La Liga de la Justicia, mis expectativas se dispararon, ese
hombre, ese amasijo de músculos con mirada de loco, el badass por excelencia, sin duda vendría a reivindicar al Hombre
Pez. Y sin embargo, de luto estoy. Devastada e inconsolable.
Adoro
las películas de superhéroes, algo que oficialmente se ha convertido en un
placer culposo, llegué a la sala repitiéndome a mí misma: “me vale, me vale, me
vale… Que todos hagan con sus críticas lo que les dé la gana, vengo dispuesta a
disfrutar a este hombre”. Y nada, a los cinco minutos empecé a dudar. ¿Cómo
se le hace para lograr una imagen caricaturesca de Nicole Kidman? Con esa cara,
con ese cuerpo; en serio que el disfraz de “La Sirenita” de la fiesta de cinco
años de mi hija estaba mucho mejor.
La
entrada triunfal de Aquaman más que despertar la emoción, invita a meterle un
billete en la tanga, y conste que me encanta, pero mis intenciones con él son
serias, así que resultó decepcionante. Detrás de él se sumó a la decepción
Willem Dafoe, tal vez los que salieron mejor librados de la caracterización fueron
Dolph Lundgren, como el Rey Nereus (me encantó verlo ahí), y Amber Heard como Mera, con todo y la
peluca mal puesta. Con el villano también nos quedaron a deber, digamos que Patrick
Wilson en el papel del príncipe Orm Marius no entra en esta categoría, y Yahya
Abdul-Mateen II como Manta está totalmente desangelado.
¡Hasta
parece una película de DC! A pesar de que Zack Snyder ya no tuvo que ver con
esto. Ahora el responsable es James Wan (The Conjuring) y poco le faltó para
que Aquaman
terminara como una película de terror. Visualmente saturada, con imágenes impresionantes,
pero son tantas que quedas imposibilitado para admirarlas. Hay un exceso de efectos especiales que lo único que consiguen es alargar la película más de la cuenta. La trama no tiene
pies ni cabeza, sus flashbacks no son suficientes para argumentar la historia.
Los orígenes del Rey de los siete mares quedan volando, o en el fondo del
océano debería decir.
Sigo
pensando que Jason Momoa es el hombre ideal para este personaje, si hasta
parece que se divierte bastante mientras filma, aunque creo que le urge pensar
en otras opciones que incluyan un cambio de look. Por lo pronto ya es imposible
tratar de corregir esto, habrá sin duda una segunda parte ya que la taquilla está inundada de millones de dólares. Ahí estaré puntual para
verla sin importar quién sea el director que intentará sacar a flote esta nave.
Es una excelente película. Vale cada $ que pagas por verla, no te da respiro, acción, acción y más acción. Ya no saben porque criticar a una película!!!
ResponderEliminarMe da mucho gusto saber que disfrutaste la película, tal vez mi amor por el personaje esperaba algo mucho mejor. Pese a mi decepción, confío que la segunda parte estará mucho mejor y podamos coincidir en aplaudirla. Saludos
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