¿Villano o Antihéroe?
Es difícil imaginar a Venom, el archienemigo
del Spider-man, sin Spider-man. De hecho, es mucho más
complicado tratar de entender, por más que se vea en un gran formato y con lujo
de detalles, cómo es que pasa un villano tan oscuro a convertirse en un antihéroe, aunque héroe al fin. Con esta premisa el panorama para el simbionte más temido de
Marvel, no luce nada favorecedor, pero no se vaya, que no todo está perdido.
El
periodista, Eddie Brock (Tom Hardy), intenta desenmascarar al científico multimillonario Carlton
Drake (Riz Ahmed), la obsesión lo lleva a perder su trabajo y a echar por la
borda su relación sentimental con su prometida Anne (Michelle Williams). Cuando
Brock se cuela en los laboratorios de la Fundación Vida, uno de los especímenes
extraterrestres se fusiona con su cuerpo, obligándolo a hacer su voluntad.
Ruben
Fleischer (Zombieland, Santa Clarita Diet) no parecía el candidato perfecto
para dirigir esta cinta, sin embargo su toque zombi comelón con divagaciones
entre el bien y el mal, le agrega a todo esto un toque de humor que la hace más
ligera. Los guionistas Scott Rosenberg y Jeff Pinkner aprovecharon las características
simbióticas del personaje creado por Todd McFarlane y David Michelinie para darle
un nuevo comienzo a la historia, para “desimbiotizarla” del sorprendente Hombre
Araña, por decirlo de alguna manera, y bueno, ese origen queda bien cimentado
en la película, aunque aquí los fans más puristas de los comics puedan no estar
de acuerdo, por lo que se les concede el derecho de tirarse al suelo y
patalear.
Sin duda
la presencia de Tom Hardy puede atenuar el efecto devastador que esto pueda
tener, porque la transformación no se queda sólo en Venom, el mismo personaje
de Eddie Brock ha sido modificado para hacerlo más carismático y esta extraña
sociedad alienígena-reportero funciona medianamente bien.
La cinta
se toma su tiempo para hacer el planteamiento, los diálogos están bien estructurados,
al menos en la primera mitad de la película, cuando comienza la acción es
cuando todo cambia de velocidad y pasa tan rápido que se vuelve confuso, hasta
puedes pensar que te perdiste de algo y no tienes el control remoto para
regresar y ver nuevamente pero en cámara lenta.
A mi gusto se extendieron demasiado en las
escenas de acción, hay un abuso de las imágenes creadas por computadora, las
cuales pasan a todo volumen y de manera tan vertiginosa que lo único que sientes es
un ruido espantoso, supongo que la intención era expulsar a todos los
simbiontes de la sala, así que si sospecha estar poseído por uno de esos, no
olvide llevar sus tapones para los oídos.
Ludwig
Göransson le da a la banda sonora una variedad que la aleja de lo común, no
funciona perfecto, tiene un par de temas muy buenos, pero me temo que quedará
sin pena ni gloria; justo como el papel de Michelle Williams, ¡qué cosa más
desangelada! (e ilógica, si nos apegamos de manera fiel a la historia).
Venom
llega a la pantalla grande con ganas de brillar por sí mismo, sin telarañas,
sin Peter Parker, pero con el mismo traje. Tom Hardy podría rescatarlo
totalmente, si la cinta se mantuviera constante y coherente, cosa que no
sucedió; sin embargo esta nueva versión del villano con conciencia que es
capaz de reírse de sí mismo merece otra oportunidad, al menos yo se la daba sin
problema, porque en una segunda entrega el resultado podría ser mucho mejor,
sobre todo si se piensa en un mejor antagonista.
No
abandone la sala hasta el final de los créditos que tenemos dos escenas
adicionales y por favor, respete la clasificación de la cinta, no es una
película para niños pequeños
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