No encanta, pero
entretiene
El pensar en dedicar una parte de tu vida a una serie resulta
cada vez es más complicado. Los canales de televisión y las plataformas de
streaming están en una competencia por ver quién estrena más series al mes,
descuidando en mucho la calidad de las mismas. Zombis, mundos distópicos, temática
retro o series de época se pelean el liderazgo por sacarnos un momento de la
realidad, porque parece que nadie quiere vivir el aquí y ahora; preferimos
adentrarnos en la ciencia ficción o viajar, ya sea al futuro o al pasado.
A manera
personal prefiero el viaje al pasado,
así que cuando vi aparecer a The Alienist (serie original de TNT)
en el catálogo de Netflix no lo dudé ni un segundo. Basada en la novela de
Caleb Carr (1994), la historia se desarrolla en Nueva York a finales del siglo XIX, cuando a los
pacientes psiquiátricos se les conocía como “alienados”, por lo que los médicos
que se dedicaban a los trastornos de la mente eran conocidos como: “alienistas”.
The
Alienist fue originalmente un proyecto de Cary Joji Fukunaga (True
Detective 1ª Temporada), lo cual le auguraba buen fin,
pero ante su imposibilidad para dirigir la serie por compromisos previos, tuvo
que conformase con el guion de un par de episodios y su participación como
productor ejecutivo, dejando la responsabilidad a cinco directores diferentes
en donde sobresale Jakob Verbruggen (The
Fall).
Daniel
Brühl interpreta al Dr. Laszlo Kreizler, quien con ayuda de su amigo, el
ilustrador John Moore (Luke Evans) y Sara Howard (Dakota Fanning), asistente de
Theodore Roosevelt (Brian Geraghty) jefe de la policía, intentan descubrir al
asesino de niños dedicados a la prostitución en la ciudad de Nueva York. El
tema es tan obscuro como la ciudad en ese momento, el morbo puede funcionar
como gancho o repelente, eso dependerá de cada persona, porque las únicas
sutilezas que verá aquí, tendrán que ver con las costumbres de la clase
aristócrata de esa época y nada más.
Dakota
Fanning atrae con su primer papel para una serie televisiva, sin embargo el
papel no le permite desarrollarse a sus anchas como actriz. Luke Evans se
aferra a su cara bonita y Daniel Brühl sale bien librado del protagónico,
aunque en realidad no son las actuaciones lo mejor de la serie.
Tal vez lo mejor de The Alienist es la recreación de la época, casi me atrevo decir que
hasta se les pasó la mano con los detalles. Es maravilloso lo que hicieron con
la ciudad en los tiempos en que Theodore Roosevelt ganó fama luchando contra la
corrupción policial antes de ser Presidente, cuando las mujeres luchaban por
conseguir su derecho al voto; justo cuando Nueva York se abría paso a la civilización. Barrios, calles y puentes
tienen una historia que contar. Las grandes mansiones en contraste con los
barrios más lúgubres y peligrosos, así como la sociedad de ese momento quedaron
plasmadas casi a la perfección, lo cual es un gran logro, más si tomamos en cuenta que la serie fue
filmada en Budapest y no en la Gran Manzana.
El tema
que acapara la atención no resultó ser Dakota Fanning, a pesar de que se
esforzó por ser una tiesa feminista emergente, la atención la roba la
prostitución infantil, la pedofililla. No recuerdo otra serie o película en
donde se presenten estos burdeles llenos de niños simulando ser mujeres (niñas)
para beneplácito de sus clientes. Jovencitos que no necesariamente eran homosexuales,
sino que fueron orillados a desenvolverse de esa manera por sobrevivir.
Por lo que pude averiguar, existe la
posibilidad de una segunda temporada, ya que Caleb Carr tiene otra novela en donde el personaje del
Dr. Kreizler se mantiene, habrá que esperar la respuesta en dólares de la audiencia.
The Alienist no se aferra a la crítica
social, tampoco parece buscar el hilo negro. Se puede incluir en las series
policiacas que tienen que ver con la psicología del asesino, la versión dos
siglos más atrás de Mindhunter o Manhunt: Unabomber. No es tan buena como
las anteriores, porque puede resultar recargada de clichés y predecible; pero a
mi parecer cumple con el propósito de entretener, una vez que comienzas a verla
no es difícil mantenerse hasta el final del décimo capítulo, sobre todo si
usted, al igual que yo, es un poquito morboso.
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