Algo grande se encogió
Paul
Safranek (Matt Damon) es un hombre que se da cuenta de que tendría una vida
mucho mejor si encogiese, pues todo lo que necesita en la vida lo tendría en
abundancia. Así que convence a su esposa Audrey (Kristen Wiig) de juntos
reducir su tamaño, ahora que la tecnología lo permite. En su nueva vida Paul
conoce al empresario Dusan Mirkovic (Christoph Waltz) y a su mucama Ngoc Lan
Tran (Hong Chau) quien resultó ser una activista en su talla normal.
Downsizing (Pequeña gran vida) se
aparece en cartelera con una premisa interesante y un director respetable. A Alexander
Payne (Nebraska) le gusta tomarse su tiempo entre un proyecto y otro,
¿qué fue lo que lo hizo precipitarse (si se le puede decir así) con esto que
parecía una sátira de ciencia ficción? Pues solo él lo sabe, pero creo que
mucho tiene que ver con la llegada de cierto personaje a la Casa Blanca.
El
guion, que también hace Payne en compañía de Jim Taylor, nos muestra una
historia que se desarrolla en un futuro no muy lejano, que plantea la reducción
de tamaño de la gente para combatir la contaminación y la sobrepoblación
mundial. Curiosamente la gente no se “encoge” por hacerle un favor al planeta, sino
por multiplicar su riqueza, ya que al hacerse pequeños sus miles se convierten
en millones. A lo largo de la cinta serán expuestas estas razones, así como el
mal uso de este procedimiento científico para deshacerse de los indeseables o
por el simple hecho de minimizar otros problemas.
Payne
se extiende en el lujo de detalles de la transformación, se da tiempo de que su
personaje (Matt Damon) viva su frustración ante un cambio irreversible. Lo
convierte en un buscador del sentido de la vida que no lo encuentra en ninguna de
las dos tallas. Mientras que Christoph
Waltz es una especie de contrabandista, quien por puro sentido de lucro decide
encogerse, pero desarrolla bien su ácido y acertado cinismo.
El
director pierde el rumbo de la cinta
queriendo dar muchas explicaciones. Payne es buenísimo desarrollando este tipo
de personajes, pero lo que a mí me parece una crítica social fuerte no da
cabida a la inclusión de otras historias paralelas. Cuando me estaba
preguntando ¿a dónde va este hombre?, se me aparece un mundo detrás del muro. Una frontera con un lado árido y triste en
donde la miseria y la marginación no se encogen ni desaparecen. Para la que aquí escribe esa frontera es México,
no Latinoamérica, no una comunidad de migrantes de diferentes partes del mundo.
La verdad me pareció impactante, casi aplaudo, la cosa es que después no supo qué
hacer con eso.
Damon
y Waltz no destacan lo que deberían y Hong Chau aprovecha para convertirse en
el centro de atención. Paul Safranek tiene el mismo estilo de Matt King que interpreta George Clooney en The
Descendants pero aquí se pierde en la historia. Los minutos siguen
pasando y se siente que hasta la fotografía de Phedon Papamichael comienza a perder
gracia, ya no hay chiste, nada llama la atención después de hora y media.
Cada
personaje se va desvaneciendo, la verdad me pesó no ver repuntar la trama, un
poco de rebeldía del hubiera venido bien. Ante las palabras del personaje de
Waltz la loable visión de los científicos se convierte en una locura utópica de
unos cuantos ambientalistas y Payne no
se le ocurre otra cosa que cerrar todas historias que quedaron sueltas como si
fuera una comedia romántica, dando al traste a todo aquello que prometía mucho
y que se quedó literalmente corto.
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