Gary Oldman, el mejor Churchill
Hay
momentos en la historia que son por demás significativos, tal es el caso de
aquellos días en mayo de 1940, cuando Winston Churchill (Gary Oldman) se
convierte en primer ministro británico en un momento realmente crucial de la
Segunda Guerra Mundial. Hitler avanzaba, Bélgica y Francia caían mientras más
de 300.000 soldados británicos se encontraban atrapados en una playa de la que
difícilmente podrían salir.
El
año pasado me tocó el repaso de este momento en repetidas ocasiones con Churchill
(Brian Cox) de Jonathan Teplitzky,
también tuve la visión de tres planos del rescate de los soldados ingleses con Dunkerque
de Christopher Nolan. En series para televisión no hubo excepción, ya que en The
Crown, John Lithgow hace un magnifico papel de este inolvidable Primer
Ministro. Incluso me tocó la versión de Churchill (Sergio Zurita) para teatro
con Tres
días en mayo y ahora llega Darkest Hour de Joe Wright
(Atonement, Anna Karenina) para traer al mejor Churchill de todos.
Darkest
Hour (Las horas más oscuras) nos lleva a conocer a un Winston Churchill tanto
público como privado, que digo privado, íntimo. Joe Wrigth se encargó de
orquestar todo alrededor de Gary Oldman, para que lograra una de sus mejores
actuaciones, y lo consiguió. Fuerza interpretativa es lo que tiene esta cinta y
aunque está muy bien acompañada del guion de Anthony McCarten y la música de Dario
Marianelli, tal vez sea solo la fotografía de Bruno Delbonnel la que puede
seguir el mérito de Oldman más de cerca.
El
reparto en general es muy bueno, sobresalen entre los varones: Stephen Dillane,
Ben Mendelsohn y Ronald Pickup. Veremos una bien plantada Lily James y una dolorosamente envejecida Kristin Scott
Thomas. A pesar de que no tengo quejas
de ninguno de ellos, la abrumadora presencia de Oldman los opaca. Al lado de
ellos vive los puntos cumbre de su interpretación, ya sea iracundo, en estado
vulnerable o en pleno discurso.
Me
gustaron particularmente las tomas en movimiento que dan un recorrido al
montaje y al diseño de vestuario. Wrigth se adhiere al perfil de Oldman en un
primer plano, para poco después abrir en panorámico haciendo ver como el ojo
del huracán o como un ser indefenso según sea el caso.
He
llegado a tomarle tanto aprecio y admiración al Winston Churchill que a pesar
de haber repetido tantas veces en tan poco tiempo la historia, logra mantenerme
en vilo y emocionada, aunque puede que este efecto no lo provoque en todo el mundo, porque no hay
nada nuevo que decir, solo hay una manera diferente de enfocarlo, ya que ni siquiera se puede decir de otra
manera. Alterna con algunas escenas de guerra que ayudan a “sentir” la atmósfera de ese momento, pero no alcanzan para transmitir la tensión suficiente.
Gary
Oldman tiene ya una lista de personajes memorables en los que se incluye un
Drácula, un espía que sabía demasiado; fue también Beethoven, Comisionado Gordon y hasta un prisionero de
Azkaban. No puedo quitarme de la memoria a Norman, el agente corrupto de la DEA
en Léon:
The Professional (1994), fue con él con quien caí en el embrujo de su
carisma. Mientras veía su caracterización en Darkest Hour pensaba en
ese Norman que habita bajo la gran cantidad de piel con que se ha vestido este
camaleón para interpretar a tantos, ahora tengo la seguridad de que no habrá
mejor Churchill que el que se hizo para sí mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario