Un Denis Villeneuve
paciente y elegante
Corría
el año de 1982, cuando el director Ridley Scott se afianzaba en la gloria del
cine de Ciencia Ficción, apenas unos años después de Alien. En aquel entonces con
su historia sobre las brigadas de la policía, en donde los Blade Runners, tenían
órdenes de matar a todos los replicantes rebeldes, consiguió transformar una
atmosfera agobiante y violenta en una historia épica que muchos veneran hasta hoy
en día.
Blade
Runner 2049, se
sitúa treinta años después esos eventos. Ahora
un nuevo Blade Runner, K (Ryan Gosling) descubre algo que podría cambiar
la historia. En su búsqueda de la verdad se topa con Rick Deckard (Harrison Ford), un Blade Runner
al que se le había perdido la pista y quien resulta una pieza clave para su
investigación.
El
canadiense Denis Villeneuve (Prisoners,
Sicario) no pudo llegar en mejor momento a tomar la dirección de esta
cinta, sus antecedentes en los últimos años lo llevaron a escalar posiciones en
el ranking de los mejores directores modernos. Arrival borró cualquier duda sobre su capacidad para sorprender y
lo convirtió en el director ideal para esta secuela.
La
presencia de Hampton Fancher, coguionista en
Blade Runner y Michael Green,
coguionista en Logan, logró construir una historia con la esencia de la primera
parte y con un carácter innovador propio. Roger Deakins (No Country for Old Men),
con quien Villeneuve ya había trabajado con anterioridad, consigue uno de sus
mejores trabajos, el mejor si hablamos de las películas que han realizado
juntos. Su fotografía se vuelve imponente
y majestuosa, la ambientación es justamente lo que nos afianza a la cinta anterior
y es la parte más glamorosa de esta entrega. Los cambios de clima, de
iluminación, los efectos especiales utilizados, novedosos sí, sin embargo no separan
demasiado una película de otra, con lo que se logra convertir esta producción
en una de las mejores del año.
Punto
y aparte para hacer una mención honorífica a la música. Hans Zimmer y Benjamin
Wallfisch hacen un trabajo maravilloso que mantiene en trance al espectador. La
banda sonora es poderosa y melancólica al mismo tiempo, imprime una dura
tristeza que sacude de repente cuando sube de intensidad para acompañar a la
acción. ¡Brillante!
Un
elenco perfecto, creo que Villeneuve tiene facilidad para sacar justo lo que
necesita de cada actor. Logró un gran desempeño de los actores con menos
experiencia, tal el caso de Dave Bautista como Sapper Morton, un replicante
Nexus-8 fugitivo y de Sylvia Hoeks. Bautista tiene unos pocos minutos a cuadro,
pero son suficientes para demostrar que no solo sabe dar golpes. La transformación
física de Hoeks (The Best Offer) ayuda a endurecer sus facciones, pero esa
mezcla de ternura y fiereza la hicieron una
buena villana. La presencia de Robin Wright, aunque sea en personajes
menores no pasa desapercibida, creo que su personalidad consigue atraer las
miradas a cualquier personaje que represente (soy su fan). De Ana de Armas solo
diré que su espectacular belleza impide pensar en que está haciendo algo mal; ni
siquiera yo pude evitar caer presa de su encanto. Jared Leto aparece como Niander Wallace, un fabricante de
replicantes, de él puedo decir que su extraña apariencia es todo lo que se
necesita, en definitiva no es lo mejor que ha hecho y su personaje se siente “flojo”,
por fortuna no afecta el desempeño de los demás.
Mi
querido Harrison Ford termina de coronar la nostalgia. No hay nada que celebrar
con él, es más, casi puedo asegurar que desde hace muchos años Ford dejó de
actuar y ya solo se representa a él mismo. No hay una caracterización en él, su
inseparable “almohadazo” y su poco grácil manera de correr nada más confirman
que no utiliza dobles. Su presencia era obligada para la representación de Rick
Deckard, por desgracia no logra la relevancia del personaje. Por otro lado, y
tal vez un poco el responsable de esto, Ryan
Gosling, es quien se roba por completo la película (esto si logra sacarse de la
mente a Ana de Armas). La actuación de Gosling es memorable, uno de los mejores
actores de su generación, ha demostrado su versatilidad y capacidad histriónica
sin prescindir de su cara bonita, cosa que se agradece bastante.
Denis
Villenueve convierte a Blade Runner 2049 en una gran
secuela, no es perfecta hay que reconocer, tiene algunas debilidades, pero creo
que es una de las mejores que se han logrado. Hace poco celebrábamos la
nostalgia de T2: Trainspotting de Danny Boyle, en esta ocasión celebramos (al
menos yo), una secuela que no abusa de esa nostalgia y que alcanza un valor
propio.
Villenueve
se mueve pacientemente (de más por momentos), nos deja disfrutar de su
alucinante belleza y elegancia, nos hace creer que cometerá un error garrafal y
gira el sentido para salvarse a sí mismo. Su mérito radica en el respeto a la
historia original, en el homenaje a la visión de Ridley Scott y en sus
acertadas decisiones en cuanto a los guionistas, músicos, cinefotógrafo y
actores. Tal vez le deba mucho a otros, pero esa refinada manera de atrapar al
espectador le pertenece solo a él; así como el valor de encarar riesgos de este
calibre y salir bien librado gracias a su destreza técnica.
Excelente crítica Patricia.
ResponderEliminarMe ha gustado muchísimo esta secuela y personalmente no recuerdo una mejor desde la segunda parte de El padrino. Cómo bien dices la fotografía es un pura lección de cinematografía. En este apartado y visualmente la considero una obra maestra. Un abrazo y feliz semana!
Gracias por tu comentario Miguel. Me da gusto que también la disfrutaste. Bonita semana para ti también.
Eliminar