Una torturadora en la familia
La directora Lisette Orozco habla
de su largometraje documental, ‘El pacto de Adriana’ como si estuviera contando
una anécdota familiar: “En todas las familias existen secretos, y la mía no es
la excepción. Cuando era niña admiraba a mi tía Adriana, pero hace un tiempo me
enteré que en su juventud trabajó para la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), la policía
secreta de la dictadura de Pinochet, cuando yo ni siquiera nacía. Hoy ella
está prófuga de la justicia, acusada de secuestro y asesinato”.
Creo que es imposible ver a un país salir
ileso de los estragos de una dictadura. Es como si las heridas en la nación se
perpetuaran en llagas purulentas, que si llegan a sanar alguna vez, dejarán
horrendas queloides como recordatorio. Hace 27 años que la dictadura terminó,
Chile está muy lejos de recuperarse de ella. Todavía tiene muchas facturas por
cobrar, se siguen buscando por todo el mundo a aquellos que se dedicaron a
secuestrar, torturar y asesinar a miles de chilenos. Tal es el caso de Adriana
Rivas, quien a unos meses después del golpe militar fue reclutada para un cargo
en el ministerio de defensa, pero en realidad fue secretaria de Manuel
Contreras, el hombre fuerte de Pinochet en labores de inteligencia y coerción.
La joven documentalista integra la
cinta con fotografías familiares y las conversaciones que tiene con su tía
refugiada en Australia. Lisette Orozco recuerda a su tía llegando al aeropuerto
llena de maletas con regalos para su familia. Era el año 2007, Orozco iba
comenzando la carrera de cinematografía, el shock de enterarse que su adorada
tía “Chany” estaba acusada de horribles crímenes, la llevó a tomar la cámara y
desentrañar la vida de su tía favorita.
Toda una batalla ética y emocional.
Adriana asegura que nunca golpeó o torturó a alguien, describe su época en la
DINA como los mejores años de su vida,
por ser un trabajo que le ofrecía beneficios que nunca hubiera conseguido de
otra manera, ya que pudo codearse con las altas esferas de la sociedad chilena.
Sin embargo, conforme Orozco avanza en su investigación se va topando con
testigos que aseguran que alguna vez tuvieron que quitarle a un detenido para
evitar que lo matara a golpes.
“No la vi matar gente, pero torturó
al extremo de que quedó moribunda. Después llegó la teniente Calderón y le puso
el tiro de gracia, una inyección de cianuro a la vena", dice Jorgelino
Vergara, un testigo presencial de los hechos que trabajaba como mozo en el
cuartel Simón Bolívar en el que operaba la Brigada Lautaro, en donde militaba
Adriana.
En el año 2011, Adriana Rivas violó
su libertad condicional después de su detención en 2007 para regresar a
Australia. Tiene una orden de extradición en su contra que no ha procedido por
su impecable comportamiento en tierras australianas. La investigación de su
sobrina la identificó como una de las principales agentes y torturadoras de la
brigada Lautaro. Parte del éxito y reconocimiento que ha tenido este documental
se debe al compromiso de la documentalista, quien pese a que su tía sigue
negando todas las acusaciones en su contra, no se guardó para sí la recopilación
en video de su investigación.
‘El pacto de Adriana’ resultó
ganador a mejor película en la categoría de Largometraje Iberoamericano
Documental del 32º Festival Internacional de Cine en Guadalajara
Mujeres que tuvieron que aceptar el sistema.
ResponderEliminarPues creo que colaborar con torturas y ejecuciones es mucho más que aceptar el sistema.
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