El Western está vivo
Oeste tejano, tierra de
nadie, llanuras áridas e infinitas donde se cultiva el oro negro, territorio
comanche invadido por blancos curtidos al sol, hastío vaquero, pistolas al
cinto en terreno salvaje, año 2016.
Dos hermanos Toby
(Chris Pine) y Tanner Howard (Ben Foster) van cometiendo una serie de atracos bancarios
con el fin de salvar la granja familiar. Tras de ellos los rangers Marcus
Hamilton (Jeff Bridges) y Alberto Parker (Gil Birmingham).
El director David
Mackenzie (Hallam Foe) y el guionista Taylor Sheridan (Sicario) logran
consolidar un excelente western cuando el género parecía agotado. Transportando al espectador a un
espacio surreal, envuelto en una narrativa hipnótica, abandonándolo en la basta
estética de la desolación.
Sin duda el orden
narrativo de esta historia es lo que logra elevarla por encima de las demás. Una
extraña telaraña que se va desmadejando ante la transformación de la moral y la
violencia. Los australianos Nick Cave y Warren Ellis dan los acordes adecuados
para hundirnos en el sopor de tonalidades sepias que da la fotografía de Giles
Nuttgens, un conjunto audiovisual de temática country.
Con un elenco reducido al
mínimo Mackenzie nos mantiene agazapados como serpiente de cascabel, a la
espera, pero listos para saltar. Agradable sorpresa ver que Chris Pine se
sacude sus papeles de cara bonita para demostrar que también sabe actuar. Ben
Foster se afianza en esa facilidad que tiene para entrar y salir de la cordura
a discreción, sin perder la capacidad de sorprender. El veterano Jeff Bridges
ya se nota cómodo en ese tipo de personajes, su carisma y su experiencia hacen
que el traje de sheriff le quede que ni pintado. En este apartado merecen una
mención por su pequeña pero memorable participación Dale Dickey y Margaret
Bowman como empleada bancaria y mesera respectivamente.
A lo largo de la cinta es
inevitable sentirnos ubicados en el mismo espacio que los protagonistas, no se
sorprenda si de repente siente que está alcanzando la insolación o que sin
saber por qué se pasa al bando de los “malos”, porque resulta que la imagen del “Llanero
Solitario” se empieza a difuminar junto con su sentido del bien y el mal.
Los western son para un
gusto muy específico, no cualquiera puede encontrar la belleza en los terrenos áridos
carentes de vida, pero ‘Hell or High
Water’ (Enemigo de todos) se vuelve empática por su causa, por la fotografía que
evoca al viejo oeste en pleno siglo XXI, por los acordes de la armónica al tornarse rebelde y por el humor ácido del
personaje de Bridges, que lo hará salir de las mesetas de quietud que acompañan
este gran relato.
Nominada al Oscar en la
categoría de: Mejor Película, Mejor Guion, Mejor Montaje y Mejor Actor de
Reparto para Jeff Bridges.
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