Sin salto no hay fe
No tengo idea qué futuro
le depara a la naciente saga cinematográfica de “Assassin's Creed”. Sí, todo
parece indicar que vendrá, al menos, una secuela, pese a que ignoran los
designios del señor para la primera parte. Ya saben que a mí me gusta mucho
eso de confesar, y confieso que no estoy familiarizada con el videojuego en el que
está basada esta cinta, pero invité a un asesor, muy guapo por cierto, para que
me acompañara a verla.
Callum Lynch (Michael
Fassbender) un condenado a muerte que despierta después de una inyección letal
en un lugar llamado Animus, en las instalaciones de la organización Abstergo
que dirige Alan Rikkin (Jeremy Irons) con ayuda de su hija la Dra. Sophia
Rikkin (Marion Cotillard). En este lugar
gracias a una tecnología de desbloqueo de sus recuerdos genéticos, podrán acceder
a las memorias de su ancestro, Aguilar de Nerja, en la España del siglo XV.
No se puede negar la
excelente calidad de su director Justin Kurzel (Macbeth), quien tiene algo así
como una belleza siniestra en sus tomas, muy oscuras la mayoría, pero tiene una
oscuridad elegante, no como Burton que es más tirándole a tétrica. Sin embargo,
y a pesar de las bien orquestadas escenas de acción, “Assassin's Creed” cojea
del mismo pie que “Macbeth”, su paso lento, sus parcos y elegantes diálogos cortesía
de Michael Lesslie, Scott Frank, Adam Cooper y Bill Collage, la hacen, lo voy a
decir así sin anestesia: aburrida.
No sé cómo la van a tomar
los fans del juego, a mi asesor le gustó, más no brincó de gusto tampoco. Al
menos no se dio de topes con la butaca de enfrente con las novedades que se
incluyeron en la cinta, y mire que al parecer se metieron con elementos muy
representativos como el Animus mismo, del cual hicieron una versión robotizada
y “zarandeable” (1), a la cual no le vi mucho sentido, porque de hecho
dificulta el asunto ese de la realidad virtual al momento de saltar de un lugar
a otro. Ya se me hacía que desmembraban a mi Michael, pero bueno, está impresionante
el aparatejo ese.
(1)Zarandeable:
Dícese del hecho de sacudir al protagonista como manojo de hediondilla. Definición
cortesía de mi abuela.
Lo que a su servidora le
atraía de la cinta, aparte de Fassbender claro, era el periodo histórico en el
que se desarrolla, y de eso nos dieron muy poquito. Tal vez la intención era que
los neófitos como yo, tratáramos de entender el papel de la Organización
Abstergo y cómo es que estos asesinos se mueven en diferentes épocas, pero creo
que se les pasó la mano. Las locaciones resultaron bellísimas, España luce, eso
que ni qué, pero si ya estábamos ubicados en el cuadro de “Auto de Fe en la
Plaza Mayor de Madrid” de Francisco Rizi (1683), ¿por qué no nos dejaron un
rato más en medio de esa batalla entre Templarios y Asesinos? Al final tanto
brinco, tanta zarandeada y tanto sorbete combinado me dejó una sensación de
confusión.
El personaje de Aguilar,
me comenta mi asesor, es nuevo en esta historia, así que tanto él como yo nos
quedamos en las mismas porque nos dejaron con cero antecedentes de este hombre.
La esencia del juego se asoma, digamos que le hace guiños importantes, pero no
logra unir del todo a la película con el videojuego. Así como está esta
historia parece más una introducción de lo que vendrá que los hechos que se
fraguan en el instante de verla. Lo cual puede ser tanto esperanza como decepción,
sobre todo para los gamers.
Tres cosas en la cinta
alcanzan el grado de excelencia. La primera, las secuencias de acción, las coreografías
de las peleas son muy buenas, esos “Saltos de fe” de los asesinos son
maravillosos. La última pelea en el Animus es soberbia. El segundo punto
destacable, además de la fotografía de Adam Arkapaw a quien no quiero hacer
menos, es la música de Jed Kurzel. Así es, el hermano mayor del director ya es
como obligado en sus películas y esas percusiones que le metió a la banda
sonora definitivamente llaman a la guerra, me gustaron mucho. Tercer y último
punto destacable, el hermoso Michael Fassbender, quien luce espectacular sin
camisa y al momento de los trancazos. No digo que actúa de lo mejor, pero en
una película en donde nadie lo hace, se puede decir que sobresale entre todos. El
elenco de primera línea que le metieron no sirve de mucho en la cinta, y aunque
Jeremy Irons no se vio tan mal como Marion; Brendan Gleeson, Charlotte Rampling
y Javier Gutiérrez pasaron casi desapercibidos.
“Assassin's Creed” quedó
como una promesa, como un impresionante adelanto de lo que podría venir si
Justin Kurzel se atreviera a hacer algo arriesgado por alguna vez en la vida,
si se atreviera a dar ese salto de fe que plasmó de tan bella manera. Me gusta
su elegancia, pero un poco de adrenalina sería suficiente para mantenernos despiertos
y darnos la oportunidad de admirarla en todo su esplendor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario