Su capítulo olvidado
Un 7 de noviembre de 1867
nace en Varsovia, Polonia (después nacionalizada francesa) la química y física Maria
Salomea Skłodowska-Curien, mejor conocida como Marie Curie.
Esta mujer a la que
muchos conocen por hacerse acreedora de dos premios Nobel en dos ramas y
momentos distintos, tiene una faceta que no todas las biografías sobre su vida
y obra mencionan. Ese capítulo es su paso por la Primera Guerra Mundial, en
donde gracias a ella, y al también muy olvidado Dr. Claudius Regaud, más de un
millón de soldados franceses heridos en combate, salvaron su vida.
Marie Curie es uno de mis
personajes de la historia favoritos, y aunque es cierto que el simple hecho de
que sea mujer, la convierte en mi preferida por encima de todos, su etiqueta de
género al final no significa nada. Para ella, en su momento, fue un lastre que
tuvo que arrastrar durante casi toda su vida, muchos de sus logros fueron
olvidados, no recibió ni la mitad de los premios que merecía y algunos duermen
a la sombra del nombre de su esposo: Pierre Curie.
Para desempolvar ese
capítulo de la vida de Marie Curie voy a utilizar una película francesa del año 2014, “Marie Curie, une femme sur le
front” (Marie Curie, una mujer en el frente) del director Alain Brunard, con Dominique Reymond como Marie Curie, y Laurent
Bateau como Claudius Regaud.
Al parecer la película
tipo documental para televisión que fue bien recibida en Francia, el país de
los mayores desaires a la Sra. Curie. Al final de la nota encontrarán el link en
donde la pueden ver doblada al castellano, fue lo mejor que pude conseguir para
todos los que no hablamos francés, ya que la versión original viene sin
subtítulos.
Sí usted se da el tiempo de
ver esta cinta, le aviso que no es precisamente una obra de arte, de hecho me
llegó a molestar el toque romántico que le quisieron dar a la cinta con el
fantasma de Pierre Curie rondando por ahí, haciendo hincapié en que esta
brillante mujer se lo debía todo a él, dejando de lado el escándalo de
proporciones épicas que se desató en París cuando salió a la luz el romance que
Marie tuvo con un exalumno de su marido, Paul Langevin, un hombre casado con el que se enredó varios años después de la muerte de Pierre.
Pese al escándalo en ese
mismo año Marie Curie recibió, ya en solitario, el Premio Nobel de Química por
el descubrimiento del polonio (bautizado así como honor a su país nativo) y el
radio. Fue nombrada directora del Instituto de Radio de París en 1914, pero cuando todo parecía funcionar como se
debe, dándole la libertar de investigación, estalla la guerra.
La Gran Guerra provocó
una pausa en las investigaciones de Madame Curie, pero ella en este momento
decide aplicar sus conocimientos para salvar vidas. Se instala en el frente de
batalla para que los médicos de guerra utilicen la radiología (descubierta por Wilhelm Röntgen el 8 de noviembre de 1895)
para atender a los soldados heridos en combate. Su compañero en el Instituto de
Radio, el Dr. Claudius Regaud trabajó en paralelo con ella con nuevos
tratamientos y cuidados para los soldados en el frente.
Marie Curie se encargó de
diseñar unidades móviles de radiología para hacerlas accesibles en los
hospitales del frente, para ello se adentró en los estudios de radiología,
anatomía y hasta mecánica automotriz para llegar a formar su cuadrilla de “ambulancias
radiológicas” o las “Petiti Curie” que fue como se conocieron en la época. Llevó a su hija Irene de apenas 17 años al
frente para que asistiera junto con ella y la enganchó para siempre en el mundo
del a ciencia que le resultaría en un Nobel de Química en 1935.
Marie se convirtió
entonces en la directora del servicio de radiología de la Cruz Roja francesa, creó el primer centro de radiología militar de
Francia en donde comenzó a capacitar a otras mujeres para realizar esta labor.
Dentro de sus logros de ese momento se encuentra también el haber conseguido la
primera licencia para conducir asignada a una
mujer, ya que no estaba permitido que las mujeres condujeran, y menos,
vehículos militares.
En 1915, diseñó cánulas
que emanaban radio, un gas incoloro y radiactivo, que
posteriormente fue identificado como el radón. Con ellas se trataban con mucho éxito
los tejidos infectados. Marie intentó vender sus medallas de oro del Premio
Nobel para donarlas a las actividades bélicas, pero el banco de Francia no se
las quiso comprar, así que con el dinero de los premios compró bonos de guerra
para invertirlos en sus proyectos de ayuda humanitaria. Sus experiencias en la
guerra quedaron impresas en su libro: “La radiologie et la guerre” (La
radiología en la guerra), en 1919.
Imposibilitada para
asistir a los soldados polacos, Marie Curie se dedicó a contribuir con su
conocimiento, su trabajo y su dinero, que no era mucho, a las fuerzas militares
francesas. De las cuales nunca recibió reconocimiento alguno por parte del
gobierno de este país.
La Gran Guerra dejó un
saldo de 9 millones de muertos y más de
20 millones de heridos. Marie Curie
llegó a equipar 20 ambulancias radiológicas y 200 unidades radiológicas fijas
en los hospitales de Francia. Formó a más de 150 mujeres como radiólogas, entre ellas a Irene, su hija. Gracias a sus instalaciones más de un
millón de heridos pudieron recuperarse, miles atendidos personalmente
por ella.
Entre la euforia del fin
de la guerra, su hazaña y la del Dr. Regaud se olvidaron unas semanas después.
Juntos continuaron trabajando en el Instituto de Radio, que más tarde pasaría a
ser el Instituto Curie. El Dr. Claudius Regaud asentó las bases del tratamiento
del cáncer con radioterapia apoyado por Marie Curie y el gramo de Radio que le
regaló para sus investigaciones.
Oskar Schindler rescató a mil doscientos judíos durante el
Holocausto, las generaciones que vinieron después le siguen en eterno
agradecimiento. Los descendientes de más de un millón de soldados franceses
deberían de estar agradecidos con una mujer, con aquella que fue la primera
mujer en:
1.-Ganar un Premio Nobel,
en este caso de Física y en conjunto con
Antoine Henri Becquerel y Pierre Curie, su marido.
2.-Ganar un segundo
Premio Nobel en una categoría diferente a la primera, ahora en química y en
solitario.
3.-Ocupar una cátedra e
impartir clases en una Universidad de París (Sorbona) después de 600 años de
ser un privilegio exclusivo de los hombres.
4.-En obtener una licencia
para conducir
5.-En ocupar un lugar en el
Panteón de París dedicado a los hombres ilustres de la patria.
Seguramente se me está pasando uno que otro, pero bueno, lo dejaré hasta aquí.
Marie Curie murió un 4 de
julio de 1934 a los 66 años a causa de una anemia perniciosa causada por larga
exposición a la radiación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario