Park Chan-Wook y su regalo a los voyeristas
El cine oriental no deja
de sorprenderme, nunca me he declarado de manera oficial seguidora de él, y no
lo veo tan seguido como quisiera, tal vez porque es raro que llegue a salas de
cine comercial. Sin embargo, cuando alguien insiste un poco con una recomendación
del lejano oriente, trato de no dejarla pasar; así tenga que optar por las
plataformas digitales como en este caso.
El director surcoreano Park
Chan-Wook se hizo escandalosamente famoso (en buen plan) por su “Trilogía de la
Venzanza”: “Sympathy for Mr. Vengeance” (2002), “Oldboy” (2003) y “Sympathy for
Lady Vengeance” (2005). En esta serie, fue “Oldboy” la que recibió más
reconocimientos, una cinta que transforma la violencia extrema en un acto
sublime, una historia compleja y de
giros inesperados.
Este año Park Chan-Wook
estrenó su última producción “The Handmaiden” (“La Doncella”, “La Mucama”, sepa
Dios cómo le vayan a poner por estas tierras), la cual está comenzando su recorrido por los diferentes festivales
cinematográficos y va cosechando excelentes críticas.
Inspirada en la novela “Fingersmith” de la escritora inglesa Sarah
Waters, Chan-Wook, ubica la cinta en Corea de los años treinta durante la
ocupación japonesa. Una joven coreana, Sook-Hee (Kim Tae-ri) es contratada como
mucama para Hideko (Kim Min-hee), una joven millonaria que vive recluida por su
tío Kouzuki (Cho Jin-woong), quien la
utiliza para leer textos eróticos a japoneses acaudalados y con la que pretende
casarse para disponer de su fortuna. Un estafador se hace pasar por el Conde
Fujiwara (Ha Jong-woo) y convence a Sook-Hee para que lo ayude a enamorar a
Hideko y así quedarse él con el dinero.
Park Chan-Wook no deja
esa fascinación por la violencia, aunque ahora lo hace desde ángulos muy
diferentes. Sin estar segura de la verdadera intención de este hombre, casi
puedo asegurar que Chan-Wook entrega una de las cintas más feministas de este
año dentro de la categoría de cine Queer. Claro que si estoy equivocada
entonces nos vamos al otro extremo y resulta que esto no pasa de ser una película
machista más para el montón, cosa que dudo por la manera en que las
protagonistas féminas van llevando ese amor rebelde, pese al yugo de este
Marqués de Sade oriental.
“The Handmaiden” es un
regalo de valor incalculable para los voyeristas. La excitación que nace de la
inocencia, se puede convertir en erotismo de tonos enfermizos y depravados; más
la belleza visual con la que viene envuelta este regalo, nos hace permanecer pegados por más de dos
horas a la pantalla, al ojo de la cerradura, a la ventana, a la puerta
entreabierta o a cualquier vía por la que podamos asomarnos a la intimidad de
estas jovencitas. La recomendación de que no se distraiga está de más, porque
desde el momento que comienza la cinta, usted entra en trance y sólo parpadea
cuando la historia cambia de ángulo para volver a empezar en más de una
ocasión.
A mí gusto, una cinta
elegante en donde debe serlo y atroz en donde se requiere. Las protagonistas,
son víctimas, heroínas y verdugos al
mismo tiempo, y lo grandioso de esto es
que fue un hombre el que supo poner cada cosa bellamente en su lugar. Las
comparaciones con “La Vie d'Adèle” (La vida de Adele) no se harán esperar, sin
embargo, y a pesar de estar en la misma categoría, son muy distantes una de la
otra. Tal vez si su paso por Cannes hubiera sido inverso, su historia sería
diferente. Porque si “La Vie d'Adèle” se llevó la Palma de Oro en Cannes 2014, y “The
Handmaiden” en el 2016 sólo quedó en
nominación para la misma, además de la nominación para la Queer Palm al mejor
director, se tuvo que conformar con el Premio Vulcano para Seong-hie Ryu al mejor diseño de producción.
El surcoreano explora la
sexualidad femenina de una y otra manera, su historia gira para ser poética, vuelve a girar para ser denigrante y vuelve a girar para ser grotesca. Sumisión,
rebeldía, pasión, inocencia, decadencia y renacimiento se conjugan al mismo
tiempo mientras usted observa fascinado desde lejos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario