Un invento muy mexicano
La lucha libre mexicana tiene sus orígenes en el año 1863. Enrique Ugartechea, primer luchador mexicano, desarrolló e inventó la lucha libre mexicana a partir de la lucha grecorromana. Los primeros duelos entre las compañías de Giovanni Relesevitch y Antonio Fournier significaron el nacimiento de los primeros luchadores en el Teatro Colón. En septiembre de 1933 Salvador Luttherot González funda la Empresa Mexicana de Lucha Libre (hoy conocida como Consejo Mundial de Lucha Libre), razón por la cual es considerado el "padre de la lucha libre".
Hay tres características principales en la lucha libre mexicana, la primera, las llaves que magistralmente realizan sus luchadores volando dentro y fuera del cuadrilátero. La segunda es la máscara, los diseños son parte esencial de la creación de los personajes, lo que les da un halo de misterio. La máscara es lo más preciado que tiene el luchador y no hay mayor deshonra que perderla en una apuesta; ya que no la pueden volver a portar nunca jamás en su carrera deportiva (salvo contadas excepciones). Las primeras máscaras hacían alusión a los personajes del bien y el mal lo que dio origen a los míticos personajes como El Santo, Blue Demon y Mil Máscaras. Esta lucha entre el bien y el mal es la tercera de las características, ya que hasta la fecha los bandos se dividen en Técnicos y Rudos (buenos y malos).
La lucha libre es el deporte-espectáculo más popular, sólo por debajo del fútbol, sus características la hacen única mundialmente en donde es reconocida y hasta imitada. La Arena México es el recinto más grande del mundo dedicado únicamente a la Lucha Libre, en él se encuentra este maravilloso mural de Miguel Valverde.
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