Les perdono la osadía
Voy a comenzar
esta nota pidiendo una disculpa a los Ghostbusters originales: Bill Murray, Dan
Aykroyd, Harold Ramis (q.e.p.d.) y Ernie Hudson, así también al director Ivan
Reitman y a la parte de guionistas que les toca a Dan Aykroyd, Harold Ramis y Rick
Moranis. Gracias a ellos y al resto del elenco en 1984 tuvimos una película
maravillosa que siempre será imposible de superar.
Confieso que yo
era una de las férreas detractoras del reboot de esta cinta, me presenté a la
premier con la espada al ristre y nada. Confieso que no podía dejar de reírme. Es
imposible dejar de hacer comparaciones y en este caso las chicas siempre
llevarán las de perder, pero creo que podemos verla (si lo intentamos siquiera)
con buenos ojos.
Aunque
oficialmente esto es un reboot, no deja de tener toques de remake, no se pueden
pasar por alto tantos detalles y objetos maravillosos, ya que dejaría de ser
Cazafantasmas, y entonces sí no tendría nada de dónde agarrarse. Que si las
mochilas, que si el auto, que si los uniformes, que si el cuartel, que si la
personalidad o el carisma… ¡olvídelo!, es imposible desligar una de otra, pero
tampoco está para verla arder en la hoguera. Y mire que se lo digo yo que llevaba
los cerillos en la bolsa.
Erin Gilbert (Kristen
Wiig) es una física cuántica estrenando una nueva plaza en la universidad de
Columbia en Nueva York, todavía no termina de instalarse en su nuevo puesto
cuando sale a la luz un libro que escribió junto con su amiga de la universidad
Abby Yates (Melissa McCarthy), en el que afirman la existencia de los fantasmas. Yates ahora trabaja con la ingeniera
Jillian Holtzman (Kate McKinnon), pero al comenzar a aparecer fantasmas por la
ciudad, Gilbert decide unirse a ellas para hacer frente a la amenaza. Más
adelante se unirá al equipo Paty Tolan (Leslie Jones), una exempleada del metro
y Kevin (Chris Hemsworth), a quien
contratan como recepcionista.
Si nos vamos
por partes le diré que sí, en efecto hay notorias diferencias a nivel
argumental y obviamente a nivel actoral. No soy para nada fan de ninguna de
ellas, al menos no de las dos principales
Kristen Wiig y Melissa McCarthy,
pero no fue necesario que se convirtieran en algo maravilloso para resultar
agradables. McCarthy bajó su nivel escatológico lo cual agradezco. De las
cuatro me gustó más la actuación de Kate McKinnon (Saturday Night Live).
Estamos en
temporada de sexismo, machismo y feminismo extremo, y justo acabo de decir que
hay cosas a las que no debemos darle demasiada importancia. En este caso tal
vez por razones de nostalgia me hubiera venido mejor que una mujer viniera a
ocupar el lugar del fallecido Harold Ramis, no que se cambiara todo el elenco a
femenino. Y aunque casi me atrevo a asegurar que quienes rechazan esta cinta no
lo hacen exclusivamente por razones misóginas, no creo que el rechazo se deba a
que los hombres quieran ver a las mujeres en la cocina en vez de andar
persiguiendo ectoplasma verdoso por Manhattan, sino que en verdad pesa la
memoria de estos personajes.
Paul Feig (The
Hate, Spy, Bridesmaids) dirige y escribe, acompañado en el guion por Katie
Dippold (The Hate); aunque es imposible
que escondan su embeleso por McCarthy, cuidaron los detalles que tuvieron para
hacer honor al elenco original. Cada momento significó una sonrisa para todos
en la sala. Es como si estuvieran dando su aprobación para esta barbaridad. La
banda sonora de Theodore Shapiro le viene bien, me faltó más Ghostbusters
versión original, pero se la perdono. A los efectos especiales se
les nota la evolución tecnológica, los fantasmas están de súper lujo, se
saturan en la recta final de la película, pero no reniegue tanto por eso, ahora
sí que, relájese y disfrútelos.
Como buena
amante de los bellos cuerpos masculinos le diré que estaba muy indignada porque
le dieran a Chris Hemsworth el papel políticamente incorrecto de la “rubia estúpida”
(perdón pero así se solía decir), sin embargo, mi adorado Thor salió bien
librado en su faceta de comediante, por un momento pensé que no podría vivir
sin su peróxido, sus largas extensiones y
su musculoso torso pero no fue así.
Como pero le
pongo tache a su momento emotivo y el toque feminazi en la batalla contra el
gran ente maligno. Al final, y siempre y cuando dejemos de compararla con la
versión original, puedo decir que Cazafantasmas 2016 es una película muy
entretenida, con muy buenos efectos especiales, llena de momentos de nostalgia
que todos van a adorar, y sí, porque no decirlo, está llena de un humor muy
feminista. Yo le perdoné la osadía. Así
que no compare, déjese llevar por una nueva historia y no abandone la sala
hasta el final que tiene escena post créditos.
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