Pixar se pone en modo artesanal
Pixar, la famosa
lamparita de escritorio, ha venido haciendo cortometrajes animados desde 1984, cuando todavía era una división de la compañía Lucasfilm. En 1986 Steve Jobs independiza
a Pixar al convertirse en su mayor accionista, se mantuvo con ellos hasta que Walt Disney Company le hace una jugosa oferta. A partir de la llegada de “Toy Story 2”, cada película de Disney Pixar viene acompañada de un simpático corto animado.
Muchos años y avances tecnológicos han pasado desde “Luxo Jr.”;
hemos visto saltar conejos, desplumar pájaros, cantar volcanes y montón de
cosas más. Conforme pasan los años ese corto que Pixar nos regala antes de cada
película, comienza a darnos la sensación de
que el largometraje que lo acompaña no es digno de él.
Este año Pixar se supera
en todos los sentidos, al presentar “Piper”, un cortometraje previo a la proyección de “Finding
Dory”. “Piper” marca el debut en la dirección de Alan Barillaro, un artista de
la animación de origen canadiense, quien a sus 41 años de edad ya tiene una
larga lista de películas en las que ha participado (WALL.E, Monsters, inc.,
Brave, The Incredibles). Sin embargo, su nombre nunca ha estado en la primera plana de los créditos, y eso, está a punto de cambiar.
“Piper” nació de un
experimento de Barillaro. En uno de esos días sin mucho que hacer, le dio por
ponerse a trabajar sobre el pájaro que diseñó para “Brave”, buscando darle la
apariencia de un “sandpiper”; ave que por tierras mexicanas conocemos como “Frailecillo
de Wilson” o “Chichicuilote”.
Una cosa llevó a la otra
y en poco tiempo el canadiense ya estaba formando de cero la historia de una
pequeña ave bebé, a la que su madre incita a buscar alimento por sí misma. Para
esto tendrá que dejar la seguridad de su escondite en la playa, encarar a la
ola y buscar almejas entre la arena.
Se dice, que en una película de animación generada por computadora, puedes tener elementos como agua, plumas y arena, que son en
extremo difíciles de hacer, pero puedes tener una a la vez ¡NO LAS TRES JUNTAS!
A no ser que quieras que tu equipo de animadores se amotine.
Todos hemos estado en la
playa más de una vez, si se ha detenido a mirar, a tocar y a sacudirse la
arena, sabe muy bien que cada granito tiene un color y una textura
diferente. Pues cada uno de esos granitos de arena lo tendrá usted en alta definición
y en una amplia gama de colores. Ya no digamos el correr del agua, el oleaje y
las salpicaduras, de eso también tendrá bastante. ¿Quiere plumas? Plumas le
dan. Secas, mojadas, esponjadas y al correr del viento. Año y medio de trabajo fue necesario para dar forma a los millones y millones de grumos de
arena y plumas creadas de manera individual, por un equipo de cuarenta animadores que lo último que quieren volver a ver en su vida, es una playa.
Pixar es famoso por sus
ordenadores y sofisticados sistemas de software de animación, cada proyecto que emprende
significa una evolución para los mismos. Porque es cierto, ya tenían la
capacidad de simular el aspecto de las plumas, pero el director consideró que
no tenían la movilidad suficiente, ni tampoco la capacidad de modificar al
aspecto mojado. Fue por eso que los animadores tuvieron que volver a dar forma al cuerpo del ave para darle ese efecto esponjado insertando
millones de fibras individuales. Piper, literalmente, fue esculpida a mano.
Otro gran detalle del
obsesivo director, fue evitar la “antropomorfización” de sus aves. No quería
dar expresiones humanas a sus personajes, a los que también les negó el habla,
así que el reto era lograr la comunicación y empatía con el espectador siendo
eso, un ave. Además agregó lentes de imitación para dar la ilusión de estar
viendo un documental. No le extrañe preguntarse en los primeros segundos, si
esas imágenes son reales o no. Tal vez los seis minutos que dura esta maravilla
no le sean suficiente para tener la seguridad de si las imágenes que vio,
fueron tomadas con una cámara o creadas por un ordenador; pero ni se preocupe
por eso, no es su culpa, Barillaro intencionalmente la filmó como un documental
y tal como lo hacen los fotógrafos de National Geographic para no asustar a sus
plumíferos modelos, utilizó (o dio la impresión de utilizar) lentes de largo
alcance, dejando al objetivo nítido con un fondo borroso.
La música estuvo a cargo
del guitarrista Adrian Belew, quien no se limitó a componer la banda sonora,
sino que contribuyo con el sonido de las aves, y hasta con ese gruñido de panza de Piper que en
realidad le pertenece a Belew.
Sin tener acceso a los
cortometrajes que estarán nominados para la próxima entrega del Oscar, le firmo
desde este momento que “Piper” se los llevará de calle. El canadiense no
tuvo reparo en llevar a su personal y a sus ordenadores al límite. No le
importó el que los modelos de la física
del mundo real sean lo suficientemente potentes para simular en la computadora
los patrones acuáticos, volvió loca a su gente ajustando los tiempos del
movimiento hasta que la sincronía fuera perfecta y granos de arena y plumas creados
y colocados de manera individual dieran
como resultado, no sólo bellísimas imágenes que hacen palidecer a la realidad,
sino que además se dio el lujo de crear una historia sumamente emotiva con la
que todo el mundo quedará maravillado.
“You
have to stay subversive when you deal with computer animation. You never want
to be tricked into the tool doing the work for you.”
Alan Barillaro
(“Debes
permanecer subversivo cuando estás tratando con animación por computadora.
Uno nunca desea ser engañado para que la herramienta haga el trabajo por usted”)
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