Michel Franco, escribe y dirige
Llegó a las salas comerciales la
película ganadora a Mejor Guion en el pasado Festival de Cannes. El mexicano
Michel Franco (Después de Lucía) escribe y dirige Chronic.
David (Tim Roth) es un enfermero que
trabaja con pacientes terminales. Profesional y dedicado en extremo, sin poder
evitar total empatía con sus pacientes, a los que hace sentir como su familia.
Sin embargo, fuera de su trabajo David es distante, reservado y solitario.
Mantiene poco contacto con su ex esposa Laura (Nailea Norvind) y con su hija
Nadia (Sarah Sutherland).
Me gustaría comenzar la crítica de
esta cinta con una disculpa, porque la que a ustedes escribe no puede de dejar
de tomar una película con esta temática a manera muy personal. La parcialidad
de la nota se debe a 17 años de trabajo con pacientes oncológicos.
Mientras seguía con atención el
pausado y silencioso ritmo de la película del niño de los bucles pensaba dos
cosas, la primera: ¡Qué buen actor es Tim Roth! Y la segunda: El síndrome de
Burn-out.
*Síndrome de burnout o síndrome de
Tomas, llamado así por el personaje de la novela "La insoportable levedad
del ser" (Kundera). También se refieren a él como el síndrome del quemado
o del cansancio emocional. Ya que es un estado de agotamiento físico, emocional
y mental, causado por el involucrarse en situaciones emocionalmente
demandantes, durante un tiempo prolongado. Este padecimiento es muy común entre
los trabajadores de la salud.
Yo no sé de dónde sacó Franco un
personaje así, pero me resultó algo muy familiar, en ocasiones me parece verlo
en el espejo. Digamos que David (Tim Roth) es la contracara del síndrome del
quemado. Que lejos de mostrar un hastío emocional por la profesión que realiza,
la utiliza para sentirse vivo. ¿Vivo sintiéndose útil o vivo huyendo de su
propia miseria? Eso lo tendrá que averiguar usted.
Muchos son los profesionales de la
salud que van más allá de hacer su trabajo. Cruzar la barrera de relacionarse
con los pacientes está contraindicado ¡por salud!, pero existe una rara especie
de ángeles que se cuelan entre ellos y transforman su trabajo en una muestra de
amor a la humanidad.
No todo el mundo está acostumbrado a
perderse en la belleza de la lentitud, confieso que yo misma pestañee más de
una vez. Franco retrata una realidad a la que ni siquiera se molestó en ponerle
música. Ver Chronic es como ver por la ventana de la casa ajena. A todos los
que han vivido la experiencia de tener un paciente así les va a cimbrar las
entrañas, y a los que no, los hará temer porque ese momento llegue.
Una película realista, con buena
fotografía y excelentes actuaciones, una cinta que dice mucho, sin decir nada. Difícil
de ver porque antes de que cambie de una escena a otra ya estás atorado en una
reflexión, ya vas por otra, y por una más. Entre lo mucho que pasaba por mi
cabeza, pensaba ¿qué le vio Cannes a esta película que yo no le estoy viendo? ¿Cómo
va a cerrar este hombre todas esas historias? Y de repente ¡zaz!, te avienta el final a la
cara y entones todo tiene sentido.
Chronic no es un melodrama manipulador
como muchos que andan por ahí derramando lágrima fácil. Tiene sentimientos que
laten al ritmo del correr de su protagonista. Nos lleva a una reflexión que nos
puede resultar dolorosa, pero sobre todo nos lleva a pensar en un despertar a
la frágil, impredecible, volátil,
dolorosa y bella vida.
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