Puente
de Espías
Steven Spielberg
En camisa de once varas me voy a meter
por pasarle tijera al Rey Midas. El Sr Steven Spielberg garantiza todos los
reflectores apuntando a su cabeza cuando una película incluye su nombre en los
créditos. Por bien o medianamente bien que le vaya con cada producción siempre
estamos esperando lo que le sigue, y en el 2015 lo que le sigue se llama: Bridge
of Spies (Puente de espías).
Por azares del destino James Donovan
(Tom Hanks) un abogado de seguros en la ciudad de Nueva York, se ve al frente
de un caso, en el que tiene que defender a un espía Ruso, Rudolf Abel (Mark
Rylance) en plena Guerra Fría. Después de la sentencia de Abel, surge un nuevo
problema, ya que un piloto norteamericano Francis Gary Powers (Austin Stowell) es
tomado como prisionero después de una fallida misión de espionaje aéreo. Lo
cual coloca a Donovan en un papel de negociador con la Unión Soviética.
Si algo me gusta del Sr. Spielberg es
esa gracia que tiene para convertir lo majestuoso en cotidiano, ¿o es al revés?
¡Como sea! Me da la impresión que para su experimentada batuta no le resulta
complicado nada. Tiene los detalles bien cuidados, la creación y
caracterización de los personajes es perfecta y los actores responden muy bien
a su mando. Hasta la luz parece que ya sabe cuál es lugar en cada toma.
Es fácil viajar en tiempo con sus
películas, en esta ocasión nos va a llevar a las telarañas de las redes de
espías y al levantamiento del Muro de Berlín a principios de los años sesenta
(esa fijación con los Alemanes no la puede soltar). Con mucho detalle muestra
las situaciones de crueldad que rayan en lo inhumano por las que pasan los
prisioneros norteamericanos en tierras comunistas; mientras que en el lado de
la civilización occidental todo es paz, armonía, prisioneros con
privilegios y niños felices corriendo.
De la cacería de brujas ni sus luces.
Con Puente de espías el Sr. Spielberg
se formó un hermoso discurso maniqueísta con la complicidad de los hermanitos
Coen y Matt Charman. Con la pena pero a
otro perro con ese hueso, esa cosa de yo soy muy bueno y tu muy malo no me
convence, es más, me molesta bastante. No veo la necesidad de opacar una
excelente ambientación de la época y la magnífica fotografía de Janusz Kaminski
con un guion tan maquillado. Bueno, si hasta ese toquecito de efectos
especiales le quedó muy bien. Los actores maravillosos como siempre, en
especial Mark Rylance, no le pierda la pista que seguro lo veremos más seguido.
La musiquita muy bien también.
Podrá usted tacharme de hereje por
señalar de mala manera a uno de los pilares de Hollywood y sus anexos
(Ethan y Joel Coen), pero si tienes una
buena historia basada en hechos reales, si tienes la genialidad y los medios no
traiciones la historia para convertirla en un cuento de hadas.
No le voy a decir “no la vea” al
contrario, creo que es una cinta que no
debe perderse porque estoy segura que le será fácil coincidir conmigo en su
belleza visual, pero la opinión sobre el tema es algo personal y debatible. Tan
debatible que se recomienda instalarse en una mesa 90x90 con tablero de damas
inglesas impreso y tarros escarchados rebosantes de cerveza oscura. Al final
del debate seguramente llegaremos a la conclusión de que nunca tenemos que
hablar de religión, de futbol, de política ni de Steven Spielberg si no
queremos arriesgarnos a perder las amistades.
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