Les
garçons et Guillaume, à table!
Guillaume
Galliene
Guillaume Galliene convirtió
la gran pantalla en el diván del consultorio del psicoanalista, en donde tuvo a
bien exorcizar los demonios que lo atormentaron por mucho tiempo, él mismo
reconoce que gastó una fortuna en terapistas para que al final de cuentas con darle
una salida creativa a sus emociones logró proyectar sus sentimientos de una manera
más honesta.
Galliene se apoderó de los
créditos en su ópera prima ya que escribe, produce, dirige y da vida a más de un
personaje. Es su película, es su vida, es su familia y se dio el lujo de hacer
con ella lo que quiso. Afortunadamente el resultado fue brillante. ¡Chicos y
Guillermo, a comer! Es sincera de principio a fin, y con este título subraya el
peso de las etiquetas con que su creador fue marcado. Galliene no expone una
queja y no se tira al drama; es incisivo y cuestiona el actuar de su familia
pero a final de cuentas la película, y la obra de teatro antes que esta, son el
reflejo del amor que tiene por su familia, particularmente por su madre.
No quiero hablar mucho de la
trama de la película porque con poca información podría echarles a perder la
historia, sólo le diré que es una película autobiográfica LITERALMENTE, en ella
se toca el tema de los conflictos sociales y sobre todo familiares con las
cuestiones de identidad sexual, los diferentes roles que se juegan en una
familia y las etiquetas con las que somos marcados. No habla de que exista una
falta de amor, al contrario, pero si habla del gran peso que se deposita en los
hijos con las expectativas de los padres.
Es imposible no reírse por
la manera en que son planteados estos temas, la temática es fuerte y
seguramente en su momento significó un gran peso emocional para su realizador,
sin embargo nos permite acompañarlo en su proceso de autodescubrimiento con
muchas carcajadas.
No hay actuaciones
sobresalientes en la película a excepción de la él mismo, que interpreta a
Guillermo (joven y adulto) y a su alter ego, osea a su Madre, gran parte del éxito de esta película
es que lo hace extraordinariamente bien. Para darle más brillo a su actuación
lo acompañan André Marcon (Padre), François
Fabian (La abuela), Nanou García (Paqui) y hasta la bellísima Diane Kruger
(Ingeborg) tuvo una pequeña participación.
La música tendrá su parte
correspondiente en la genialidad de la película, pero el guion es el que se
lleva las palmas. Esté pendiente del mundo de frases que lloverán en su subconsciente, seguramente en algún momento les
encontrará el sentido.
Por favor, por favor no se
la pierda, pocas veces tendrá la oportunidad de toparse con un formato como
este, es cierto que Guillaume Galliene no es el primer cineasta en llevar su
vida a la pantalla, pero si es el único que ha conseguido transformar esa “autobiografía
no autorizada” en un homenaje a su madre y a todas las mujeres que
han sido parte de lo mejor de su vida.
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