13 ene 2018

Darkest Hour

Gary Oldman, el mejor Churchill
Hay momentos en la historia que son por demás significativos, tal es el caso de aquellos días en mayo de 1940, cuando Winston Churchill (Gary Oldman) se convierte en primer ministro británico en un momento realmente crucial de la Segunda Guerra Mundial. Hitler avanzaba, Bélgica y Francia caían mientras más de 300.000 soldados británicos se encontraban atrapados en una playa de la que difícilmente podrían salir.

El año pasado me tocó el repaso de este momento en repetidas ocasiones con Churchill (Brian Cox)  de Jonathan Teplitzky, también tuve la visión de tres planos del rescate de los soldados ingleses con Dunkerque de Christopher Nolan. En series para televisión no hubo excepción, ya que en The Crown, John Lithgow hace un magnifico papel de este inolvidable Primer Ministro. Incluso me tocó la versión de Churchill (Sergio Zurita) para teatro con Tres días en mayo y ahora llega Darkest Hour de Joe Wright (Atonement, Anna Karenina) para traer al mejor Churchill de todos.

Darkest Hour (Las horas más oscuras) nos lleva a conocer a un Winston Churchill tanto público como privado, que digo privado, íntimo. Joe Wrigth se encargó de orquestar todo alrededor de Gary Oldman, para que lograra una de sus mejores actuaciones, y lo consiguió. Fuerza interpretativa es lo que tiene esta cinta y aunque está muy bien acompañada del guion de Anthony McCarten y la música de Dario Marianelli, tal vez sea solo la fotografía de Bruno Delbonnel la que puede seguir el mérito de Oldman más de cerca.

El reparto en general es muy bueno, sobresalen entre los varones: Stephen Dillane, Ben Mendelsohn y Ronald Pickup. Veremos una bien plantada Lily James  y una dolorosamente envejecida Kristin Scott Thomas. A pesar de que  no tengo quejas de ninguno de ellos, la abrumadora presencia de Oldman los opaca. Al lado de ellos vive los puntos cumbre de su interpretación, ya sea iracundo, en estado vulnerable o en pleno discurso.

Me gustaron particularmente las tomas en movimiento que dan un recorrido al montaje y al diseño de vestuario. Wrigth se adhiere al perfil de Oldman en un primer plano, para poco después abrir en panorámico haciendo ver como el ojo del huracán o como un ser indefenso según sea el caso.

He llegado a tomarle tanto aprecio y admiración al Winston Churchill que a pesar de haber repetido tantas veces en tan poco tiempo la historia, logra mantenerme en vilo y emocionada, aunque puede que este efecto no  lo provoque en todo el mundo, porque no hay nada nuevo que decir, solo hay una manera diferente de enfocarlo,  ya que ni siquiera se puede decir de otra manera. Alterna con algunas escenas de guerra que ayudan a “sentir” la atmósfera de ese momento, pero no alcanzan para transmitir la tensión suficiente.


Gary Oldman tiene ya una lista de personajes memorables en los que se incluye un Drácula, un espía que sabía demasiado; fue también Beethoven, Comisionado Gordon y hasta un prisionero de Azkaban. No puedo quitarme de la memoria a Norman, el agente corrupto de la DEA en Léon: The Professional (1994), fue con él con quien caí en el embrujo de su carisma. Mientras veía su caracterización en Darkest Hour pensaba en ese Norman que habita bajo la gran cantidad de piel con que se ha vestido este camaleón para interpretar a tantos, ahora tengo la seguridad de que no habrá mejor Churchill que el que se hizo para sí mismo.





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