La
aberración que significa
seguir con vida
El canal de televisión por cable AMC, casa original de Breaking Bad y The Walking Dead, estrenó
una nueva serie llamada The Terror, producida por Ridley
Scott, David W. Zucker y Guymon Casady (Game
of Thrones). Un total de diez capítulos son el resultado de la adaptación del guionista David Kajganich (True Story) a la novela homónima de Dan Simmons (2007); la cual está
basada en una historia real a la que el autor agrega un toque paranormal. Así
que aquí encontrará una tremenda lucha por la supervivencia, en donde la
tripulación de ambos barcos tendrá que hacerle frente a las bajas temperaturas,
el hambre, el escorbuto, al envenenamiento por plomo y, por si esto fuera poco,
tendrán que encarar a una terrorífica criatura que los acecha.
En la serie se narran
los extraños acontecimientos que llevaron a la desaparición de un equipo de
expedición de la Marina Real británica, enviado al Ártico en 1845 para encontrar
un paso navegable que facilitaría el comercio con oriente. El HMS Erebus y el HMS Terror eran los barcos
ingleses tecnológicamente más avanzados del momento. Capitaneados por Sir John
Franklin (Ciaran Hinds) y Francis Crozier (Jared Harris) respectivamente. Por
razones de alcurnia, Sir Franklin estaba al frente de la expedición, pese a que
el Capitán Crozier era el más experimentado en esa ruta. Al quedar atrapados en
el hielo son blanco fácil para Tuunbaq, una temible bestia que los ataca, por
lo que deciden abandonar las naves y caminar hacia el sur con la esperanza de
ser rescatados.
The Terror significa una gran producción, o al
menos así lo parece, porque si los sets de filmación no pasan de ser unas
magníficas maquetas, logran transmitir una tundra helada que parece no tener
fin. El director alemán Edward Berger y su equipo de guionistas dan forma a una
historia armada de muchos géneros, tan es una aventura histórica con todas las
limitaciones que la época representa, como es un thriller psicológico que puede mantener la tensión tan
solo al ubicarnos en ese lugar a esas temperaturas, despertando la
claustrofobia tanto dentro como fuera de los barcos en un terreno abierto. Es también
una historia de terror, en donde el monstruo parece ser el menor de sus
problemas, ya que la condición humana resulta mucho más terrorífica que la
bestia.
La fotografía es
espectacular, esa escena en las profundidades es maravillosa y escalofriante.
La ambientación y las escenografías nos ubican perfecto en la época y el lugar.
El elenco trabaja muy bien en conjunto, las actuaciones dan una clara imagen de
esa sensación de aislamiento prolongado y la angustia que esto les provoca. Es
difícil identificar a cada personaje entre tanta gente, pese que parece que
cada marinero tiene un momento especial.
Sobresalen con sus actuaciones Tobias Menzies como James Fitzjames; Adam Nagaitis como Cornelius
Hickey; Paul Ready como el Dr. Henry Goodsir; Ian Hart como Thomas Blankly y Nive
Nielsen como Mrs. Silence.
Como dato curioso que
vale la pena mencionar, en esta serie no figuran las mujeres, se puede decir
que la historia es totalmente masculina. Camaradería, jerarquías en pugna,
honor, heroísmo, disciplina y rebeldía. Dentro de todo esto hay un lugar para
la homosexualidad, penada en su momento, pero para las condiciones y las largas
temporadas en alta mar, se asume casi obligatoria. Tres mujeres aparecen en la
historia, la que tiene la participación más activa es Nive Nielsen quien
interpreta a una mujer inuit
(esquimal) que se corta la lengua, por lo que permanece muda la mayor parte del
tiempo. Greta Scacchi como Lady Jane Franklin, esposa de Sir Franklin y Sian Brooke como Sophia Cracroft, quien se
niega a casarse con el Capitán Crozier. Ambas tienen una participación breve
pero importante, Lady Jane Franklin será quien consiga una expedición para el
rescate de su marido y Sophia Cracroft es quien convence a su experimentado
pretendiente para que acepte la misión que se le encomienda para los próximos
cuatro años. Las dos representan un fuerte motor que impulsa a sus hombres,
pero su aparición a cuadro es efímera.
Durante
los diez capítulos el suspenso se mantiene y atrapa. Muchas veces me pregunté
si en verdad era necesaria la presencia del monstruo, porque la expedición por sí
misma es una pesadilla creada por hombres y para los hombres. La conquista del Ártico
bien puede dar para una tesis antropológica de esa época, hasta dónde es capaz
de llegar el hombre por sobrevivir un día más… unos minutos más. Pugnas morales
llevadas al límite, un nacionalismo kamikaze y una sed de trascender que
justifica los peores actos que la humanidad puede cometer.
Históricamente
lo que se conoce como “La expedición
perdida de Franklin”, sigue siendo una gran interrogante. La búsqueda de
los sobrevivientes se mantuvo durante décadas. Los barcos recientemente
encontrados siguen dando pistas de las enfermedades y posibles causas de la
muerte de casi 130 miembros de la tripulación. Las aberraciones no se han
descartado.
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