Una mirada morbosa
Con el temor de que la
hipersensibilidad de los millennials me tache de sexista, me arriesgaré a
recordar con mucho cariño y no poco morbo a Top Gun. Yo no sé si a
estas alturas estemos a punto de quedarnos sin estas preciadas imágenes en el
cine, así que antes de que intenten mancillar esta película en nombre de lo políticamente
correcto, sacaré a relucir mis bajas pasiones.
Corría el año de 1986 cuando Tom
Cruise se materializó en mis sueños. Yo era apenas una adolescente con la cara
llena de granos y el peor corte de pelo de la historia de la humanidad, pero ya
tenía mi corazoncito; mismo que latía a mil por hora con todos esos pilotos
guapísimos. Si bien el look de aviador ya tenía sus méritos, este chaparro nalgón lo puso de moda por los
siglos de los siglos. Cruise resultó muy rentable para promocionar chamarras de
piel, lentes de sol Ray-Ban y calzones
Rinbros. Hasta las filas de la Armada y la Fuerza Aérea de Estados Unidos se
fueron a la alza, gracias al efecto Top Gun.
Como bien recuerdan Maverick (Tom Cruise) junto con su amigo y
compañero Goose (Anthony Edwards), tienen
la oportunidad de entrenar en la famosa escuela de combate aéreo en Miramar,
también conocida como Top Gun. El reparto lo complementan: Val Kilmer, Rick Rossovich, John Stockwell, Tom Skerritt, Michael
Ironside y Tim Robbins, por mencionar a algunos de los caballeros; y Kelly
McGillis y Meg Ryan por el bando de las damas.
Tony Scott, hermano del también
director Ridley Scott, se volvió muy
popular por esa época, de él recordamos: The Last Boy Scout, Enemy of the State, Spy
Game, Man On Fire y muchas más, seguramente seguiría vigente al día de
hoy si no se hubiera quitado la vida en el 2012. No podría decir que Top
Gun fue su mejor película, pero fue sin duda la más taquillera de su
repertorio. Recaudó más de 356 millones de dólares, además fue la cinta que catapultó a Tom Cruise, quien ya venía de una
buena experiencia en Risky Business, a la fama que no ha
podido soltar, cosa que no pasó con todos
sus compañeros, mucho menos con su coprotagonista Kelly McGillis.
De esta película recordamos (las
mujeres con mayor detalle), los esculturales cuerpos de esos bellísimos jóvenes
pilotos, tanto en las duchas como en aquel memorable partido de vóleibol
playero, que debo reconocer que se convirtió en mi momento favorito de esta
película. La cinta también cuenta con muy buenas escenas de combate aéreo y una
banda sonora que resultó todo un clásico ochentero, Danger zone y Take
my breath away, son inolvidables.
Aproveche que Netflix la tiene en su
catálogo, antes de que un ejército de hombres indignados por ser vistos como un
objeto sexual se manifieste y pidan que se eliminen algunas secuencias. La secuela
de esta cinta tiene fecha de estreno para el verano del 2019, dirigida
probablemente por Joseph Kosinski (Tron
Legacy) y con título tentativo: Top Gun: Maverick; ya veremos cómo
les va con la corrección política, aunque les puedo asegurar desde este
momento, que no veremos muchas trusas blancas ni absurdos partidos de vóleibol que
incluyan torsos desnudos y jeans ajustados.
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